Aguas de Justicia

Herencia para los Hijos

El rabino Meir era un escriba distinguido; de hecho, un escriba fenomenal. Por medio de su duro trabajo, ganaba tres sela a la semana. Un sela lo gastaba en comida y bebida; otro sela lo gastaba en vestimenta, y el tercero lo utilizaba para proveer sustento a los discípulos de los sabios (estudiantes de la Torah).

Enterados de esto, sus discípulos le dijeron:

Nuestro maestro, ¿que acontecerá con tus hijos que no tendrán nada para heredar?»

El les contesto:

_ «Si son justos, les acontecerá lo escrito por David- ‘No he visto justo desamparado, ni su descendencia mendigando pan’ (Salmo 37:25). Pero si no [son justos], ¿por que habría de dejar lo mio a los enemigos de aquel que esta en todas partes?»

¡Australia de nuevo bajo el juicio de las aguas!

Autoridades australianas ordenaron este domingo el desalojo de tres mil ochocientas personas residentes en la ciudad de Saint George del estado de Queensland (noreste), debido a las inundaciones que afectan la región desde hace una semana y que hasta el momento han causado la muerte de una persona.

La jefa de gobierno de ese estado, Anna Bligh, precisó que la medida fue tomada para evitar que los habitantes quedaran aislados ante la imposibilidad de levantar a tiempo diques que contengan las aguas, debido a que estiman que el nivel del agua del río Balonne, que atraviesa la ciudad, podría alcanzar 14 metros por encima de lo normal. 

El nivel del agua está subiendo más rápido de lo calculado (…) Esta es una situación muy seria y pido a la población que coopere”, añadió Bligh. 

Entre tanto la alcaldesa de Saint George, Donna Stewart, aseguró ante la prensa que “no sabemos hasta cuándo tendremos la carretera abierta debido a la enorme cantidad de agua que baja por los ríos Maranoa y Balonne. Por eso, hemos pedido que la gente evacúe cuanto antes”. 

Equipos de rescate recuperaron el cuerpo de una mujer que desapareció el viernes al ser arrastrada por el agua después de que su automóvil quedara atrapado en medio de una riada. 
Las autoridades destacaron que un avión Hércules C130 de las Fuerzas Armadas fue enviado a Saint George, para trasladar a 41 pacientes ingresados en un centro de salud hacia un hospital de Brisbane, la capital de Queensland. El hogar de ancianos también fue evacuado. 
También se habilitaron autobuses para ayudar a los vecinos sin medio de transporte a salir hacia la localidad vecina de Dalby, donde se ha instalado un centro para evacuados.

Ocho helicópteros de defensa participan a las operaciones de búsqueda, rescate y aprovisionamiento en la zona inundada, llevando a los vecinos a lugares seguros y lanzando alimentos, cobijas, suministros médicos y artefactos fundamentales como generadores. 

En Charleville, también ciudad de Queensland, cerca de 600 personas fueron trasladadas a un refugio temporal mientras las autoridades reparan desperfectos en los diques que contienen las aguas desbordadas del río Warrego.

Las inundaciones iniciaron hace una semana en Australia, luego que las autoridades evacuaran a miles de personas en Nueva Gales del Sur, ante el reporte de fuertes tormentas. 

Saint George quedó devastada en 2010 por una riada después de que el río Balonne subiera hasta los 13,4 metros, y también padeció los efectos de las inundaciones que en el año 2011 causaron más de treinta muertos en Queensland.

La sequía en África

No menos de 10 millones de personas en el llamado Cuerno de África afrontan la peor época de verano en 60 años y cerca de medio millón de niños están en riesgo inminente de morir por desnutrición ante la escasez de alimentos. La inestabilidad política en el «Continente Negro» desestimula la ayuda internacional y agrava lo que ya es una catástrofe humanitaria.

Las consecuencias son devastadoras: medio millón de niños están en riesgo inminente de morir por desnutrición, la escasez de alimentos es progresiva y la inestabilidad política de la región ahuyenta la ayuda internacional.

La crítica situación climática ha provocado daños más devastadores que la histórica guerra tribal en la que ha permanecido el Continente Negro , porque los gobiernos de Somalia, Kenia, Etiopía y Yibuti, en vez de asistir humanitariamente a los millones de damnificados, han salido a vender las tierras más fértiles a los países árabes más ricos que, a su vez, buscan mitigar los efectos de las duras protestas contra los regímenes dictatoriales.

El éxodo en el llamado Cuerno de África alcanza cifras diarias de 1.300 personas, la mayoría hacia Kenia, donde los organismos internacionales de asistencia ya advierten de una catástrofe humanitaria si no se adoptan medidas extraordinarias que impidan la salida de quienes, precisamente, cultivan la tierra en África.

Los pequeños sistemas de producción agrícola han sido abandonados por los cultivadores africanos y eso ha contribuido a que la especulación con los precios de los alimentos, en manos de los países ricos y los intermediarios del mercado, agraven la situación de subsistencia. Los altos precios del petróleo, consecuencia de la inestabilidad política en el norte de África y buena parte de Oriente Medio, se confabulan para crear más incertidumbre.

A los lacónicos llamados del Programa Mundial de Alimentos, la FAO y Unicef, para evitar una hambruna peor, se sumaron ayer las peticiones del primer ministro británico, David Cameron, para crear un fondo, otro de tantos que ya existen, de ayuda para África, ante la caótica previsión de que lo peor está por venir.

La prioridad, según Cameron, es poder llevar alimentos y agua a no menos de dos millones de niños en estado de desnutrición severa. La ONU fijó en cerca de 500 millones de dólares la ayuda que se necesita para mitigar los efectos de la sequía en lo que resta del año, pero pocos han atendido el llamado.

La inestabilidad política y la endémica guerra que mantienen varios países del continente no alientan el deseo de cooperación internacional, pues muchos recursos donados para fines similares se han perdido entre la corrupción y el armamentismo, enfermedades propias de gobiernos autoritarios y déspotas, que sólo están preparados para responder en lo militar, pero no en lo social.

Para el próximo 25 de julio está prevista una reunión extraordinaria en Roma, donde los países industrializados revisarán los compromisos con África y la creciente ola de especulación con los precios de los alimentos.

Una cita propicia para recodarles lo que alguna vez dijo el exrelator de la ONU, Jean Ziegler: «cada niño que muere de hambre, es un niño asesinado». En África hay medio millón en riesgo.