11-S

Los dueños del WTC (torres gemelas) demandaron a aerolíneas por daños en el 11-S

Once años después de los atentados terroristas del 11 de septiembre en Estados Unidos, las aerolíneas afectadas se enfrentan a una demanda millonaria de los dueños de las destruidas Torres Gemelas del World Trade Center.
Un juez de Nueva York admitió la demanda y rechazó los recursos de American Airlines y United Continental, actualmente fusionadas, informó hoy.
Los demandantes exigen 2.800 millones de dólares.
La demanda fue introducida hace cuatro años. Originalmente los administradores pedían 8.400 millones de dólares, pero el juez redujo la suma a una tercera parte, que se corresponde con la de un acuerdo de arrendamiento firmado entre las administraciones portuarias de Nueva York y Nueva Jersey y la firma inmobiliaria semanas antes del atentado.
ACUSADOS DE NEGLIGENCIA
World Trade Center Properties LLC acusa a las aerolíneas de haber permitido con su negligencia, “los atentados”que dejaron casi 3.000 muertos y grandes daños económicos y las acusan de carencias en los controles de seguridad y de permitir a los 19 islamistas subir a bordo.
El juez Alvin Hellerstein rechazó la argumentación de las aerolíneas de que los dueños del edificio ya fueron indemnizadas por las aseguradoras por lo que no podían aspirar a otras compensaciones. Los gestores del complejo de edifico ya recibieron indemnizaciones por casi 4.100 millones de dólares.
El 11 de septiembre de 2001 islamistas secuestraron cuatro aviones: estrellaron dos contra la Torres Gemelas, uno contra el Pentágono y el cuarto se estrelló en Pennsylvania, tras una lucha entre los pasajeros y los secuestradores.

11-S y sus Fraudes: Tania Head ¡la española que nunca estuvo allí!

El 11 de septiembre del año 2001, más conocido como 11-S, el mundo cambió. Una nueva amenaza se instaló en la rutina diaria y millones de personas vieron cómo el orden mundial se transformaba ante sus ojos luego que dos aviones impactaran las Torres Gemelas. Pero, antes de que todo cambiara, en Nueva York y en muchas partes del planeta más de dos mil historias terminaron abruptamente.
Esas historias únicas de las víctimas se sumaron a las de los supervivientes que contaron como pudieron salir del infierno en el que se transformó la tragedia. Uno de los testimonios más conmovedores fue el de Tania Head, una mujer que perdió a su prometido y vio cómo su secretaria moría decapitada con el impacto del avión.
Tania Head estaba en el World Trade Center el 11 de septiembre de 2001, cuando un avión se estrelló contra el edificio. A pesar de sufrir quemaduras y tener un brazo roto, bajó 78 pisos por las escaleras y logró sobrevivir. Sin embargo, su marido no tuvo tanta suerte y falleció aquél día en la Zona Cero. Para superar la tragedia, Tania cofundó una asociación de ayuda a los familiares de las víctimas junto con otros supervivientes de los atentados.
La realidad de esta historia no podía ser más distinta. Tania Head se llama en realidad Alicia Esteve. Su marido no murió en las Torres gemelas porque no estaba casada y utilizó la identidad de una de las víctimas reales de los atentados para hacerse pasar por su esposa.
El 11-S ni siquiera estaba en Estados Unidos, sino en Barcelona, la ciudad de origen de su padre, un hombre de negocios encarcelado por estafa. Nadie sospechaba nada. Nadie puso en duda el testimonio de Tania. Nadie, hasta que el New York Times publicó la verdad sobre esta mujer en 2007.
Muchos vieron en ella a una sobreviviente digna de imitar. El problema: todo lo que había contado era falso.
Como parte de la programación que conmemorará once años de los atentados, National Geographic lanzó el documental «La mujer que nunca estuvo allí«, en el que relata la historia de
Alicia Esteve, una española que suplanto la identidad de una víctima del 11-S durante seis años.
«¿Qué lleva a una persona a elevar una mentira a nivel internacional y hacerlo sin ánimo de lucro? ¿Cuales son las claves de esta mentira? ¿Qué lleva a una persona a ultrajar de esta forma la memoria de las victimas? «, son parte de las interrogantes que responde la investigación que hace pública una cruel mentira.
Según revela la pieza visual, Alicia Esteve afirmó haber estudiado en Harvard y Stanford antes de entrar a trabajar en la compañía Merril Lynch, ubicada en el piso 78 de la Torre Sur, lugar donde impactó el avión. En el momento del choque, dijo haber quedado «inconsciente, y su brazo, empezó a arder. Habría perecido de no ser por la ayuda de un voluntario que, con la cara tapada con un pañuelo rojo, le apagó las llamas y la ayudó a salir«, detalló la investigación. Además de sufrir ese calvario, la mujer dijo haber perdido a su prometido en la Torre Norte.
La historia de Alicia llegó a ser tan convincente que incluso presidió la asociación de víctimas del World Trade Center
hasta que periodistas del New York Post comenzaron a hacerle preguntas sobre su pasado que la incomodaron. Luego de eso iniciaron una investigación que culminó con revelar que Alicia no era Tania y que todo lo que había contado era una cruel mentira.
 
El gran misterio de esta historia, radica en las motivaciones que llevaron a Esteve a protagonizar una mentira que no le trajo beneficio monetario alguno.

11-S: Entonces, ¿Cómo Fue?

Por Juan Gelman 
Página12

 

Son notorias las mentiras que la Casa Blanca fabricó para justificar la invasión y ocupación de Irak. Los periodistas/investigadores Charles Lewis y Mark Reading Smith descubrieron que W. Bush y siete otros jerarcas de la Casa Blanca propalaron al menos 935 mentiras en los dos años que siguieron al 11/9 y precedieron a la invasión de Irak. Cabe reconocer que el más prolífico en la cuestión fue el presidente W. Bush: 232 declaraciones falsas sobre el presunto arsenal de armas de destrucción masiva en poder de Saddam Hussein y 28 acerca de la supuesta relación del autócrata con Al Qaida y con los atentados. Le siguió el entonces secretario de Estado Colin Powell: 244 y 10, respectivamente. El vice Dick Cheney, Condoleezza Rice, Donald Rumfeld, Paul Wolfowitz, Ari Fleisher y Scott McClellan también aportaron a este arsenal masivo de falacias (www.publicintegrity.org, 23-1-2008). Al parecer, no otra cosa sucedió con la versión oficial de los atentados mismos.

 

El Comité de Justicia del Senado estadounidense ha concluido un nuevo informe en torno de las fallas que impidieron frenarlos: echa la culpa al FBI, señala que había amplias evidencias de que se preparaba un ataque en suelo de EE.UU. y que jefes del organismo de espionaje las bloquearon (The New York Times, 28-8-08). Pero hete aquí que casi 800 personalidades  catedráticos, arquitectos, ingenieros, altos funcionarios, políticos, ex espías, pilotos y sobrevivientes de las Torres Gemelas– echan por tierra las dos cosas: la versión oficial y el informe del Senado (www.reopen911.info). Véanse algunos testimonios.
Los sobrevivientes, en primer lugar. Personal de las Torres que se encontraba en el subsuelo B1, ubicado a 330 metros debajo de los pisos 93 a 98 donde impactó uno de los aviones, sintieron que “vibraba el suelo, las paredes comenzaron a resquebrajarse y todo temblaba”, declaró William Rodríguez, empleado de mantenimiento: era una explosión que venía de subsuelos inferiores. Segundos después, Rodríguez escuchó el estallido de arriba y supo luego que se trataba de la embestida del Boeing 757 contra el edificio, en tanto Felipe David, compañero de tareas, irrumpía con quemaduras graves en el rostro y los brazos gritando “socorro”. Anthony Saltalamacchia, supervisor del servicio, escuchó al menos diez explosiones procedentes de abajo antes de salir de la trampa. Los testimonios coinciden, pero ninguno fue tomado en cuenta en el informe del Senado.
Los pilotos consideraron imposible que un avión se haya estrellado contra el Pentágono. Señalaron que el agujero en el muro es más grande que el que podría causar un 757 y estimaron inverosímil que éste se deslizara luego durante 10 segundos en el césped del interior, como muestra una filmación oficial. El comandante (R) de la Marina Ralph Koistad, piloto de combate con más de 23.000 horas de vuelo, reflexionó: “¿Dónde están los daños provocados por las alas del avión en el muro del Pentágono? ¿Dónde las 100 toneladas del Boeing, los grandes fragmentos del aparato que siempre se proyectan lejos del lugar del accidente? ¿Dónde están las partes de acero de los motores, dónde el tren de aterrizaje, que es de acero?” (www.vigli.org/PDF911). En efecto, no estaban, ni un solo desecho se encontró dentro o fuera del Pentágono.
Los pilotos subrayaron otro aspecto: las maniobras de los aparatos que chocaron contra las Torres eran impracticables. Del capitán (R) Wittenber, con 35 años de experiencia en la fuerza aérea de EE.UU. y en varias líneas comerciales: “No creo posible que un presunto terrorista entrenado en un Cessna 172 entre en la cabina de un Boeing 757 o 767, pueda hacerlo volar vertical y horizontalmente y lograr virajes de 270 grados a gran velocidad, el avión sería incontrolable. Es ridículo pensar que un aficionado pueda ejecutar esas maniobras manualmente. Yo no podría hacerlo y soy absolutamente formal: ellos tampoco”. Los testimonios de unos 500 ingenieros civiles y arquitectos confirmaron desde sus especialidades que la versión oficial de los atentados “es un cuento de hadas” (John Lear, piloto comercial, 19.000 horas de vuelo).
El arquitecto Frank De Martini y otros afirmaron que la solidez de las Torres tornaba inimaginable que se derribaran sólo por el choque de un avión. “Fue claramente el resultado de una demolición controlada y programada para que se produjera en medio de la confusión imperante”, manifestó el ingeniero Jack Heller. Esa clase de demolición no se improvisa. Sus autores, ¿sabían previamente con exactitud el día y la hora de los atentados?
Pareciera que sí.
Diferentes organismos de profesionales exigen que se investigue a fondo la tragedia que costó la vida de casi 3000 trabajadores. Para el piloto Glen Stanish, se trató de “una operación interna, concebida, organizada, cometida y controlada por un grupo muy vasto de criminales en el seno de nuestro gobierno federal de EE.UU. Utilizada como una razón falsa, un pretexto, una mentira, para invadir dos países extranjeros ricos en recursos naturales, para extender un imperio, para modificar las fronteras de los países del Medio Oriente y como elemento de la ‘guerra antiterrorista’ o, mejor dicho, de la guerra contra la libertad”.
Hay más de cien periodistas y artistas que piensan lo mismo. “Nunca creí la historia de la destrucción de las Torres Gemelas el 11/9”, selló Sharon Stone (pdf.lahamag.com, 2-08). Que algo sabe en materia de historias.

El polvo tóxico del 11-S podría ser reconocido como cancerígeno

Se espera que el Gobierno de EE.UU. reconozca que las enfermedades cancerígenas de los residentes de la Zona Cero, así como las de rescatistas y personas que trabajaron en los escombros tras el 11-S, fueron causadas por el polvo tóxico de los edificios destruidos.
Según el rotativo New York Post, el Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo (National Institute for Occupational Safety and Health, NIOSH) realizará próximamente el anuncio.

Ese reconocimiento les permitirá a los enfermos de cáncer recibir una indemnización estatal
Michael Barasch y Noah Kushlefsky, dos abogados que representan a miles enfermos y residentes de la zona, afirmaron que existen “pruebas científicas de que el polvo podría haber originado no solo enfermedades respiratorias sino también cáncer
Barasch indicó asimismo que hasta la fecha se han registrado cerca de 400 muertes que supuestamente son consecuencias directas de los atentados del 11 de septiembre del 2001. La compensación a aquellos cuya salud haya sido damnificada a consecuencia del mayor acto terrorista en la historia humana se brinda en el marco de llamada Ley Zadroga. 
James Zadroga fue un policía neoyorquino que murió en 2006 a la edad de 34 años de una enfermedad respiratoria adquirida tras haber trabajado en las ruinas de las Torres Gemelas. Se estima que unas 400 personas han fallecido de cáncer desde los atentados del 11-S. La fundación de ayuda a víctimas de los ataques dispone de 2.700 millones de dólares. 

«La Historia de las Cosas» _ (vídeo explicativo acerca del funcionamiento del sistema)

Desde su extracción hasta su venta, uso y disposición, todas las cosas
que hay en nuestras vidas afectan a las comunidades, y sin embargo la
mayoría de todo esto se oculta. 



«La Historia de las Cosas» es un documental
entretenido, dinámico y cargado de datos, que describe en 20 minutos el
lado oculto de nuestros patrones de producción y consumo

«La Historia de las Cosas» destapa verdades ocultas sobre el proceso de extracción de materiales, manufacturación, vida útil y desechado de objetos que utilizamos de manera cotidiana.

Este vídeo, resultado del libro con el mismo nombre cuya autora es Annie Leonard, fue su primer trabajo activista con repercusión mediática en la red, y gracias a él fueron sentadas algunas de las bases del activismo que defiende la autora, cimentado principalmente en la sostenibilidad y el consumo responsable.

Annie Leonard ha pasado casi dos décadas investigando sobre la salud ambiental. Ha viajado por más de 40 países, visitando cientos de fábricas en las que se confeccionan “nuestras cosas”, así como en sus cementerios, los vertederos. Testigo de primera mano de los efectos terribles de la irresponsable espiral consumista de la sociedad occidental moderna, Annie se dedica con entusiasmo a la recuperación y la transformación de nuestros sistemas industriales y económicos que, lejos de servir a la sostenibilidad y la equidad, generan las desigualdades causantes del sufrimiento de miles de olvidados.

«La Historia de
las Cosas
» expone las conexiones entre una gran cantidad de problemas
ambientales y sociales, y hace un llamado a que nos unamos para crear un
mundo más sustentable y justo. Les enseñará mucho, les divertirá y
puede que cambie para siempre la visión que tienen sobre las cosas.

La gracia del documental es que se llenan muchos espacios del supuesto ‘modelo ilimitado de recursos renovables‘ que las personas dan por verdadero, pero que implican otros factores tales como la contaminación tanto de las personas que son parte del proceso de elaboración y de los consumidores, como del entorno, sin el supuesto ‘reciclaje’ de los materiales al botarlos. De acuerdo a Leonard, el documental no consiste en ‘idealismo’ ecológico, sino más bien de un realismo frente a los tiempos que vivimos, o mejor dicho ‘nos van quedando’.

«Si todos consumiéramos al ritmo de Estados Unidos necesitaríamos de 3 a 5 planetas, pero sólo tenemos 1.» 

La «Teoría del Shock»: un Movimiento que Energiza a la Serpiente Antigua

Creada por el monetarista Milton Friedman, padre de los Chicago boys que introdujeron a sangre y fuego el neoliberalismo en el cono sur en los años 70, dicha doctrina es la historia no oficial del libre mercado. Un programa de ingeniería social y económica que la periodista canadiense Naomi Klein identifica como el capitalismo del desastre

Esta teoría se basa en la aplicación de eventos violentos o traumáticos para infundir miedo, temor y pánico a los individuos, con el fin de debilitarlos y doblegarlos, y,
en el contexto de la crisis, introducir impopulares medidas de choque económico, que pueden llegar acompañadas de represión en un estado de excepción.

 

Naomi Klein, convencida de esta dinámica masónica-illuminati, se puso en ruta visitando o viviendo por breves períodos en Argentina, Brasil, Sudáfrica, Chile, Bolivia, Irak, Sri Lanka, Tailandia, Líbano, Rusia y, huelga decirlo, EEUU. Desde esos países ha enviado reportajes y en esos países ha entrevistado a economistas y a activistas para periódicos como The Guardian, The Nation o el  New York Times. Al propio tiempo, acumuló información sobre los cambios operados en el neoliberalismo tras el ataque al World Trade Center neoyorquino del 11 de septiembre de 2001. Con el paso del tiempo fue madurando en ella la convicción de que el capitalismo del siglo XX presentaba robustos elementos de continuidad, pero también de discontinuidad, respecto a los elementos que la ensayística contemporánea llama los gloriosos treinta años, es decir, el período de desarrollo económico y social que siguió a la II Guerra Mundial, que vio surgir en muchos países la presencia reguladora del estado en la economía y en la vida social.

 

La continuidad venía del Estado de Bienestar, en sus diversas traducciones nacionales, y de una relación de dominación de algunos países fuertes respecto de otros países «débiles», usados precisamente como laboratorios de experimentación de políticas económicas desprejuiciadas que en el potente Norte habrían hallado no pocas resistencias por parte de las fuerzas sindicales y políticas  del movimiento obrero y de otros movimientos sociales. Lo difícil, en cambio, era perfilar las  discontinuidades. Y son precisamente las discontinuidades las que centran la atención de Naomi Klein.
El resultado de todo esto es un libro que puede leerse como una contrahistoria del neoliberalismocontemporáneo. Su título, Skock doctrine [La doctrina del shock], introduce inmediatamente en la tesis del volumen: las crisis –económicas, sociales o políticas—  y las catástrofes ambientales son usadas para introducir unas reformas neoliberales que han llevado a la demolición del Estado de Bienestar.
 
El libro “The Shock Doctrine”  Naomi Klein relata la desgarradora historia de cómo las políticas de “libre mercadode los Estados Unidos han llegado a dominar al mundo a través de la explotación de las personas y los países afectados por los desastres.
La teoría del shock es una técnica usada por la CIA y otras agencias para hacer que prisioneros y multitudes de gente obedezcan sin condicionamiento alguno, despertando miedos y fobias para luego llegar a ser el gobierno protector que para evitar desastres quita libertades con una falsa idea de seguridad.
La teoría del shock tienes su base en la manipulación que parte de la crisis, Ésta es una excusa perfecta para que la sociedad acepte de buena gana cambios que en otros momentos no aceptaríamos. De hecho este es el principal móvil que pudiera tener una clase dirigente oculta para forzar una crisis y cargarse todas las prebendas del estado del bienestar.
Vean más detalles en este video

 El libro parte su explicación desde el corazón de la Guerra Fría. En aquellos años, el futuro premio Nóbel de economía Milton Friedmanempieza a urdir su tejido para construir una red intelectual de investigadores favorables al libre mercado.
Es un economista brillante, pero sus propuestas a favor de la demolición de la intervención estatal en la sociedad y en la economía resultan demasiado «extremistas» en relación a lo que
hacen las empresas y el gobierno de Washington
. Con todo y con eso, su centro de investigación recibe financiación de fundaciones privadas y del gobierno. Milton Friedmansostiene ya entonces que las crisis pueden usarse para una «terapia de shock» a favor del libre mercado.

Milton Friedman justifica aquella terapia dando base al valor de la crisis para el neoliberalismo al escribir en su conocido Capitalismo y Libertad”:

 «Sólo una crisis produce un auténtico cambio. En el momento en que sucede la crisis, las acciones que se emprenden dependen de las ideas que existen por ahí«. 


Milton Friedman se convierte así en el agit-prop del neoliberalismo, mientras que sus discípulos son enviados por el mundo entero en misión de proselitismo. Sus recetas acabarán convirtiéndose en programas de política económica en Chile, Paraguay, Argentina, Brasil, Guatemala, Venezuela. Hay un pequeño problema. Son programas aplicados con carros blindados en las calles y tortura sistemática en las prisiones, mientras el número de desaparecidos llega a ser tan alto, que ni siquiera los medios de comunicación estadounidenses pueden ignorarlo.

El libro cuenta la historia de los golpes de Estado y del uso sistemático de la violencia contra los opositores políticos, y puede parecer un dejà vu de historias sabidas desde hace tiempo. Pero Naomi Klein lo presenta como la primera crisis del neoliberalismo.

Chile, Argentina y Paraguay son laboratorios en los que se enriquecen muchas transnacionales estadounidenses, a las que se les permite apropiarse de muchas materias primas y abrir nuevos mercados para sus productos. Una especie de renovada acumulación primitiva deslocalizada fuera de las fronteras nacionales. Por eso vale la pena financiar, de consumo con Washington, el terrorismo de estado chileno, argentino, brasileño y paraguayo. Y es precisamente en ese período que la red intelectual tejida por Friedman se consolida y se extiende al mismo tiempo.


Naomi Klein reconstruye las carreras políticas, los vínculos de amistad, las relaciones de negocios de hombres –de Dick Cheney a Donald Rumsfeld, de John Ashcroft a Domingo Cavallo, de Michel Camdessus a Paul Bremen, a Paul Wolfowitz y a la familia Bush— que pasan de un consejo de administración de alguna transnacional a la dirección de un think thank neoliberal, de puestos de responsabilidad en algún gobierno a los despachos del Banco Mundial o del FMI.

Naomi Klein es consciente de que todo esto, en los EEUU, es historia sabida o desvelada sólo para una minoría de activistas o intelectuales radicales. De aquí su obra de sistematización de las informaciones antes de entrar a contar la segunda ola neoliberal, que tiene, como la primera, un apóstol.

Este “enviado” en misión reptiliana luciferina es otro economista, se llama Jefrey Sachs y quiere demostrar que el libre mercado, a diferencia de lo que pareció ser el caso en América Latina, no es incompatible con la democracia. Es un auténtico «evangelista del capitalismo democrático«, y ve en el desplome de la Unión Soviética y del socialismo real la mejor oportunidad para conciliar la democracia con las «leyes naturales» del mundo de los negocios. Aconseja –y es escuchado— a la Polonia de Lech Walesa y a la Rusia de Boris Yeltsin una desrregulación radical de sus economías.
 

Su receta será un fracaso, pero en ese mismo momento su «terapia de shock» halla un valioso aliado en un FMI ya definitivamente depurado de economistas vinculados todavía a las teorías de Lord Maynard Keynes. La deuda será el arma vencedora empleada por los neoliberales, que concederán préstamos sólo a condición de que se desrregularice completamente la economía. Es el llamado consenso de Washington, son su corolario de «programas de ajuste estructural«.

Como en el pasado, las transnacionales se harán de oros, pero Sachs, lo mismo que los demás «evangelistas del libre mercado», sostiene que lo que ahora corresponde es que todas las actividades productivas y los servicios sociales gestionados por el estado sean puestos en almoneda, aun a costa de sacrificar centenares de miles  de puestos de trabajo sobre el altar de la competitividad internacional. La pobreza, no dejan de repetir, es un efecto colateral que sin embargo acabará siendo despejado por la mano invisible del mercado.

La «terapia de shock» se nutre ya de estrategias de marketing, propaganda y falsificación de datos, tratando de demostrar que el mercado libre es la única vía para escapar de la decadencia económica y de la pobreza masiva. Pero el consenso tiene que ser conquistado electoralmente, aun si eso puede llegar a ralentizar el ritmo de «reformas».
Para remover ese obstáculo hay una estrategia bien probada durante la «guerra de la deuda» en América Latina: crear el pánico, para luego presionar a fin de que se adopten «terapias» económicas neoliberales.
El Banco Mundial y el FMI se convierten entonces en instituciones supranacionales adaptadas al objetivo de limitar la soberanía popular y privar a los gobiernos nacionales de cualquier autonomía decisional.
Los programas económicos son, pues, confeccionados en Washington, pero su aplicación in situ viene garantizada por personal político «fiel a la línea«.
Nami Kleinmuestra documentalmente cómo incluso las crisis asiáticas de los años noventa tuvieron como protagonistas al Banco Mundial y al FMI, que orquestaron a sabiendas la crisis financiera a fin de demoler toda presencia estatal en la economía. Y cuando Tailandia, Filipinas, Malasia, Indochina y Corea del Sur capitularon frente al FMI, un «Chicago boy» escribió una
columna en el Financial Times parangonando la revolución del libre mercado en Asia con una «segunda caída del Muro de Berlín».

En América Latina la situación es distinta. Las dictaduras se desplomaron una tras otra y subieron al poder muchas coaliciones de centroizquierda. Naomi Klein, afirma que es la era de la política woodoo, caracterizada por programas electorales keynesianos y sucesivas políticas económicas rígidamente neoliberales.
Naomi Klein irá pacientemente deshilvanando las artimañas de un trust de empresas cuyo negocio consiste en el vaciamiento del estado de toda función, incluida la de la guerra. Es el nacimiento del «estado corporativista«, según lo define la autora, en donde una restringida elite pasa de una empresa a cargos públicos sin el menor respeto a las normas liberales contra el conflicto de intereses.
El «capitalismo de los desastres» no puede sino seguir renovando la inseguridad social. El 11 de septiembrees, desde este punto de vista, un maná para los neoliberales. La «guerra al terror» se convierte así en la retórica tras la que ocultar la venta de la defensa nacional a las empresas privadas y el pleno control del petróleo.
Con la invasión de Afganistán y del Irak, el warfare, es decir, el uso de la guerra para relanzar la economía, se ha elevado a sistema, porque la guerra al terror es una guerra total que no sólo implica al sector militar, sino a la sociedad entera.
 
La economía de la catástrofe.


Cuando Naomi Klein comienza a analizar los efectos devastantes del huracán Katrina y del Tsunami descubre que las catástrofes son utilizadas por el FMI como misión creep, es decir, expansión indebida de una misión, en este caso de la máquina pública. Los últimos baluartes del estado como garante de la convivencia social son sometidos a ataque. Nueva Orleáns se ha convertido en el laboratorio de esa ulterior privatización del estado. Análogamente, el Tsunami es utilizado para transformar algunas regiones o aun naciones (Sri Lanka, Tailandia y las Maldivas) en clubes de vacación para las elites globales.

El libro “Shock doctrinepretende ofrecer un mapa del «capitalismo de los desastres«. Es ciertamente un fresco de la reorganización del capitalismo tras el 11 de septiembre y empieza a identificar sus puntos de fuerza, las empresas líderes que están emergiendo, su vocación global. Pero también identifica sus puntos débiles. Es, pues, un mapa útil de leer, también para prepararse a resistir la próxima ola de terapia de shock que se alimentará con la próxima catástrofe ambiental y con la próxima etapa de la guerra preventiva.

Nosotros, los hijos del Altísimo y Verdadero Dios debemos estar muy atento a esta teoría y cotejarla con las promesas inspiradas por el Espíritu Santo en las Escrituras. Desde ellas entender que las grandes crisis pueden ser extraordinariamente útiles. Constituyen una oportunidad irrepetible para imponer medidas extremas.

1.500 Arquitectos e Ingenieros lo dicen: «WTC 7 colapsó por una Demolición Controlada el 11-S»

Más de 1,500 arquitectos e ingenieros estadounidenses han montado un contundente caso que parece probar que el WTC 7 fue derribado por una demolición controlada el 11 de septiembre del 2001, lo cual contradice la versión oficial.
Muchas personas no saben que el 11 de septiembre del 2001, además de las dos Torres Gemelas del World Trade Center, también cayó un tercer edificio parte de este complejo, el WTC 7, horas después supuestamente debido al impacto de residuos de los otros edificios que habrían ocasionado un incendio, que de manera increíble hizo que se colapsara. Esta es la versión oficial.
Más de 1,500 arquitectos e ingenieros y arquitectos certificados, así como numerosas familias de la víctimas, se han unido por la verdad de los acontecimientos del 11 de septiembre, montando un sólido caso que corrobora la hipótesis de que este edificio se desplomó por una demolición controlada. Numerosos expertos han analizado la forma en la que sucumbió este edificio, argumentando de una manera contundente que el WTC 7 tuvo que haber sido demolido de manera controlada, lo que significa que esto fue planeado con anticipación.
Pese a que la evidencia de la Zona Cero fue destruida con premura, se han encontrado ahí restos de nanotermita, un poderoso explosivo, y de acero derretido, algo que solamente ocurre con una explosión y no con un mero incendio.
Las imágenes de la cobertura de ese día reiteradamente recuperan testimonios de periodistas y testigos que expresan la sensación de escuchar y ver una explosión, una demolición controlada.
El edificio WTC 7 albergaba solamente oficinas de agencias gubernamentales (entre ellas la CIA) e instituciones financieras. El dueño del edificio, Larry Silverstein, recibió 7 mil millones de dólares en compensaciones de seguros, una cifra suficientemente jugosa para mantenerlo contento por haber volado su edificio.

Diez Consecuencias de Impacto del 11 de Septiembre de 2001

Los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 son sin duda los más recordados actualmente por la humanidad. Fueron 4 los aviones secuestrados ese día con el fin de utilizarlos como misil en contra de blancos civiles y militares.

Además del Pentágono, El World Trade Center de Nueva York, fue uno de los principales objetivos, así se menciona en cnn.com.
La construcción compuesta por dos torres gemelas de 110 pisos, tenía una edad de poco más de 30 años y era uno de los símbolos de modernidad de Estados Unidos, con una capacidad de ocupación total de 25 mil personas.
Sólo fueron tres las aeronaves que lograron llegar a su objetivo, la otra logró ser derribada. Además de las pérdidas humanas de cada una de las aeronaves, donde la tripulación, pasajeros y terroristas perdieron la vida, donde hubo más muertes fue en Nueva York, pues las torres se derribaron por completo y muchos miembros de los distintos equipos de rescate también perecieron mientras realizaban su heroico trabajo.
El entonces presidente estadounidense, George W. Bush, no tardó en declarar que buscaría al culpable para hacer justicia a todas las víctimas. Al poco tiempo surgieron nombres de quienes ejecutaron el ataque y de quien sería considerado el autor intelectual, Osama Bin Laden.
A partir de entonces el mundo ya no fue el mismo y tras la búsqueda de Bin Laden, la declarada guerra al terrorismo y las alianzas, sucedieron otros eventos y cambios en todo el mundo relacionadas con los atentados. De10.mx hace un recuento de lo sucedido y te presenta 10 consecuencias a raíz de aquel 11 de septiembre.
Inicia la ofensiva contra el «Eje del Mal».
Como lo indica el sitio elpais.com, Bush lanzó el primer ataque en contra de Afganistán. Junto con el primer ministro británico, Tony Blair, ordenaron a sus fuerzas que lanzaran el primer bombardeo masivo, el cual destruyó objetivos en varias ciudades afganas, con el propósito, según el presidente estadounidense, de impedir que el país siguiera siendo «utilizado como base de terroristas». Ese 8 de octubre de 2001, a un par de semanas del atentado a las torres gemelas de Nueva York, inició el largo movimiento bélico conocido como «la guerra contra el terrorismo».
El ataque a Irak.
El 20 de marzo de 2003, el movimiento bélico que tenía anteriormente como objetivo Afganistán, se mudó a Irak. Una segunda guerra a dicho país por parte de Estados Unidos dio inicio tras expirarse el ultimátum que George W. Bush diera para que Sadam Husein abandonara Irak.
El motivo original de esta petición, fue el desarme nuclear, con el fin de no dejar lugar a amenazas que pudieran utilizar este tipo de armas en contra de Estados Unidos y sus aliados.
Los ataques a Irak, se dieron a pesar de que Naciones Unidas no expreso su respaldo a dichas acciones. Sin embargo Bush y sus aliados, principalmente Tony Blair y José María Aznar, presidente de España, lo justificaron por la resolución 1441 del Consejo de Seguridad.
Países como Francia, Alemania y Rusia, expresaron también su desacuerdo, pues consideraban que no estaban agotadas las vías para lograr el desarme de Irak por medios pacíficos.
Hussein es derrocado.
El 9 de abril de 2003, a sólo 20 días del inicio de los ataques contra Irak, en un acto simbólico, un tanque estadounidense derribó una estatua de Saddam Hussein en la Plaza Al Fardus, ubicada en el centro de la capital iraquí. De acuerdo a información de bbc.co.uk, este acto marcó el inicio del derrocamiento del régimen de Hussein, el cual se dio un mes después y sin haber encontrado alguna prueba que justificaran los ataques estadounidenses, es decir, no se encontró ningún arma de destrucción masiva.
Atentado al metro de Madrid.
Como se menciona en elmundo.es, el 11 de marzo de 2004, un total de 10 bombas detonaron en la estación de Atocha del metro, en Madrid, España, destrozando instalaciones y trenes del sistema de transporte.
El caos y el desconcierto invadieron los andenes y las escaleras mecánicas de la terminal. Un total de 191 muertos y más de 1500 heridos, fueron el resultado del acto terrorista más grande que había vivido España.
En un principio la autoría del atentado se le adjudicó a ETA, pero el grupo lo desmintió, por lo que la conclusión fue que había sido una represalia por ser parte de los aliados a Estados Unidos en la guerra contra el terrorismo, específicamente el grupo islamita, Al Qaeda.
Ataque terrorista en Londres.
Al menos 50 muertos y 700 heridos, fue el saldo de un atentado suscitado en la capital británica. Una serie de cuatro explosiones dañaron directamente a tres vagones del metro y un autobús de dos pisos en Londres. El ataque adjudicado a Al Qaeda, sucedió 7 de julio de 2005, poco más de un año después del atentado en Madrid, el cual en ese momento aún se percibía ser muy reciente.
El ataque se dio en un momento muy importante para el Reino Unido, pues recientemente habían logrado arrebatar los Juegos Olímpicos a París y se disponía a cerrar los acuerdos en el G-8, en torno al perdón de la deuda de un grupo de 18 países.
Saddam Hussein es ejecutado.
Después de haber sido capturado, el hombre que por casi un cuarto de siglo se había hecho cargo del destino de Irak, hasta haber sido derrocado por la coalición liderada por Estados Unidos, fue ejecutado acusado por crímenes contra la humanidad, el 30 de diciembre de 2006.
Como se menciona en bbc.co.uk, después de enfrentarse a un juicio, Hussein había sido sentenciado a muerte el 5 de noviembre del mismo año. Su ejecución sucedió en vísperas del inicio de la fiesta religiosa de Eid al-Adha, una de las más importantes del calendario musulmán y para evitar sospechas de que en realidad había muerto, la ejecución fue filmada.
La muerte Osama Bin Laden.
El primero de mayo de 2011, es anunciada la muerte del terrorista al que se adjudicó la autoría de los atentados del 11 de septiembre de 2001 y por lo mismo se convirtió en el más buscado por Estados Unidos, así lo indica EL UNIVERSAL
La ubicación de Bin Laden, había sido desde que se escapó en las montañas de Tora Bora, Afganistán, en diciembre de 2001, un misterio. Su cacería y la de sus
colaboradores más cercanos se convirtió desde los atentados en una de las prioridades de los servicios de inteligencia de Estados Unidos.
La última vez que se vio a Bin Laden, según testigos, fue en la localidad de Jalalabad, Afganistán, donde al parecer se encontraba muy enfermo. La operación que culminó en la muerte del líder de Al Qaeda, quien se asegura, su cuerpo fue lanzado al mar, fue comandada de manera secreta por Estados Unidos.
Las víctimas sin nombre.

A 10 años del atentado, los análisis de ADN no han sido suficientes para identificar a más de un millar de víctimas mortales. De las 2 mil 752 personas que perecieron a causa de los ataques a las torres gemelas, sólo mil 630 han logrado ser identificadas.

La información del resto de los muertos, tendrá que esperar para ser obtenida hasta que haya técnicas y métodos de ADN más avanzados.
Los sistemas de seguridad.
Considerando que fueron aviones las armas utilizadas para realizar los atentados del 11 de septiembre, los sistemas de seguridad de los aeropuertos tuvieron que reforzarse principalmente en Estados Unidos, pero también en el resto del mundo.
Ahora cada vez que decidimos viajar por avión, tenemos que enfrentarnos a métodos más estrictos de revisión antes de abordar.
En la unión americana uno de sus sistemas causó gran polémica, pues los pasajeros deben pasar por una cabina que digitaliza su imagen con un sistema de rayos X, el cual hace parecer que las personas estén prácticamente desnudas, lo que molestó a muchos por considerar que el método de seguridad viola su privacidad. Sin embargo el dispositivo es muy útil en la búsqueda de armas ocultas.
En el informador.com.mx se mencionan otros sistemas como el análisis de comportamiento de las personas, el cual será también utilizado en los
aeropuertos, para así detectar actitudes sospechosas y poder actuar a tiempo.
El nuevo World Trade Center.
A partir de que la zona de desastre en Nueva York, conocida como «zona cero» iniciara sus trabajos de limpieza, varios proyectos fueron presentados con el interés de rehabilitar la zona y ocupar el espacio que dejaron las torres gemelas.

El proyecto ganador, consiste en la construcción de un complejo donde justo en el lugar que se encontraban las dos torres derribadas, se ubicarán dos fuentes, y a su lado se construyen varios edificios que componen una terminal de trasporte, un centro de artes, una torre corporativa y una torre emblemática de 549 metros,

la cual llevará el nombre de «Torre de la Libertad», así lo indica elmanana.com.mx