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¿Qué Clase de Paz practicaba Finees (Pinjás)?

Por P.A. David Nesher

Por tanto, di: «He aquí, yo le doy mi pacto de paz…”

(Bamidbar/Números 25:12) –

Los capítulos de la parashá Pinjás continúan el relato de la sección Balak en donde lo encontramos protagonizando un episodio en el que la autoridad de Moshé fue retada por Zimrí, hijo del jefe de la tribu de Shimón. Resulta que Zimrí se presentó con una midianita llamada Kozbí, desobedeciendo el mandato formal de separarse de estas mujeres. En ese momento, cuando el pueblo esperaba la respuesta a la osadía del varón de la tribu de Shimeón, con la posible consecuencia de la humillación de Moshé, Pinjás atravesó con una lanza tanto a Zimrí como a Kozbí. La Torah nos relata como este lascivo acto cortó la conexión de los israelitas a la sefiráh (esfera) celestial de Yesod, lo que provocó una fuga inmediata de energía mesiánica. Se creó así una abertura que permitió que la negatividad viniera en una plaga que se extendió entre los israelitas, matando a 24.000 de ellos.

Lo cierto de todo esto es que dicho evento tiene una serie de códigos lumínicos que lo convierten en blanco de muchas controversias. Por eso, haremos una serie de preguntas para lograr enfocarnos en la enseñanza de esto: ¿Procedió Pinjás conforme a la Voluntad de Yahvéh o actuó dominado por un ataque de celo? ¡Qué contradictorio! Pinjás mató a un israelita y la Torah lo califica como “persona que hace la paz”. ¿Cómo explicamos esto? Sea cual fuese la respuesta correcta, nada semejante a esta acción había sido vista en Israel hasta entonces.

La Torah nos relata que por este acto de celo por el Nombre de Dios, el mismo Eterno ofrece a Pinjás, su Pacto de Shalom. Ahora bien: ¿cómo se puede armonizar la conducta beligerante de Pinjás con su condición de Kohén, cuya característica fundamental es la paz que debe diferenciar a los descendientes de Aharón? ¿Por qué el Eterno le dio un premio tan grande como el Pacto de la Paz? ¿Qué paz trajo Pinjás al pueblo?

La explicación fluye sola de las mismas Escrituras: Pinjás trae la paz entre el pueblo y Yahvéh a través de su actitud del shomer (atalaya o guarda) que evita que la comunidad toda sufra cortocircuitos espirituales por causa del pecado de algunos.

Para explicarlo mejor, diré que Pinjás era básicamente un hombre de paz, al igual que su padre Elazar y su abuelo Aarón, el Sumo Sacerdote, sobre el cual fue dicho:

 Sé de los estudiantes de Arón HaKohén: amando la paz, persiguiendo la paz, amando a las personas y acercándolas a la Torá”.

(Avot 1:12)

Sin embargo, cuando Pinjás vio que se estaba profanando el Nombre del Eterno de manera pública, él actuó de manera totalmente ajena a su naturaleza (Números 25:6). Al hacer esto él demostró gran fortaleza de carácter, ya que se sobrepuso a su naturaleza pacífica para santificar el Nombre de Dios.

Con su acción decisiva, Pinjás puso punto final a las orgías con las mujeres midianitas, conducta que amenazaba con desviar al pueblo de su recientemente adquirido compromiso con la emunáh de Avraham, Izjak y Yaakov, para conquistar territorios llenos de idolatría.

Así, el Pacto que el Eterno ofreció a Pinjás incluye la palabra Shalom, que es uno de los Nombres divinos. Por ello, se trata de una relación permanente, porque Dios es eterno.

De esto nos resultará interesante señalar que en el texto hebreo, la palabra para “paz” (shalom), tiene un aparente “defecto”. La letra vav, que corresponde a la letra o, está partida. Si así fue escrito en el original. La pregunta es: ¿por qué el Eterno escribió la palabra para paz completa, shalom, con una letra no completa? Hay una opinión que dice que Pinjás sólo tuvo justicia en su mente cuando ejecutó a los pecadores, sin tener una actitud de misericordia. Por eso el pacto con él no fue perfecto.

Entonces, comprendemos que las Sagradas Escrituras enseñan que no hay paz en la sociedad si no hay justicia. Está escrito que el fruto de la justicia es shalom (cf. Hebreos 7:2), donde primeramente habla de justicia y luego de paz (cf. Salmo 72:1-4; 85:10; Isaías 32:17; 48:22; 57:21; 60:17). Sin embargo, la paz no es perfecta si sólo se emplea la justicia, sin tener misericordia. Además no es correcto sentir sólo venganza sino también debe haber un sentimiento de pena por los que son ejecutados. Algunos intérpretes sostienen que es posible que Pinjás no tenía una actitud de misericordia a la hora de ejecutar la justicia. De esta manera sólo reflejaba una parte del carácter de Yahvéh que es justo y misericordioso a la vez. Pinjás tenía un celo por la justicia, pero le faltaba la misericordia, y por eso el pacto de paz no fue completo.

Por otro lado, encontré un respuesta dada por el comentarista de la Torah Obadiah ben Jacob Sforno (1475-1550), que me ha parecido espléndida y nos podría guiar hacia el motivo del “premio divino” de Pinjás.

Sforno hace ver que gracias a este Pacto de Paz que el Eterno le dio a Pinjás, este tuvo una larga vida, viviendo incluso durante la época del Mishkán situado en Siloh, es decir, incluso después de la muerte de Yehoshúa.

Pinjás es la persona que más años vivió en su generación. La razón de esto es, según el Sforno, debido a que la pérdida solo se encuentra en la confrontación de los opuestos. Es decir, que Pinjás logró vivir una vida larga debido a que no tenía confrontación de intereses internos opuestos uno de otro. Pinjás logró vivir una vida larga gracias a su paz interior.

Allá por la década de los años 60, profesores de la Universidad de Harvard guiados por investigaciones científicas llegaron a la conclusión de que la salud física humana depende mucho de la salud mental de la persona. Si uno no está tranquilo mentalmente y emocionalmente, su cuerpo tampoco está tranquilo y esto lleva a que la persona se enferme y muera. La paz interior hace que la persona esté sana y tenga larga vida.

La paz interior es un producto, como ya mencionamos, del estado mental y emocional y de la confrontación de intereses opuestos dentro de la persona. Cuanto más sincera y verdadera sea la persona consigo misma, menos stress y conflictos esta va a poseer.

Pinjas tuvo el merito de recibir el pacto de la paz debido a que este no llevaba dentro suyo ninguna confrontación de intereses. El solamente buscaba tranquilizar el enojo de D-os y devolver el pueblo a su lugar correcto. Si Pinjas hubiese tenido un conflicto de intereses, seria imposible saber dónde hubiese terminado esta historia. Gracias a que Pinjas no dudó ni un minuto en cual era la acción que se debía tomar en tal momento, este fue garantizado con un pacto de paz para la eternidad. Gracias a que Pinjas actuó de forma “pura y simple, sin ningún conflicto de intereses que generen dudas”, este fue premiado con el pacto de la paz.

Pinjás no solo marcó un avance en términos de paz hasta esa época y hasta hoy en día, sino que su avance es el que refleja verdaderamente lo que es la paz. Muchos piensan que paz es un término teórico y no práctico. Muchos opinan que para llegar a un estado de paz hay que “levantar las manos” y dejarse llevar. Pinjás nos enseñó que justamente para poder llegar a la paz hay que accionar. Hay que trabajar por ella. Para poder llegar a estar en un estado de paz interior hace falta no quedarse inactivo.

Que siempre podamos estar en paz interiormente para así poder llegar a generar una paz exteriormente.

Shalom!

EL ESPÍRITU DE LA PAZ: Significado profético de SHALOM

Aquí les dejo una explicación muy interesante del poder que se esconde en la palabra hebrea SHALOM que traducimos a nuestro español como PAZ. Lamentablemente para nosotros, en nuestro idioma, esta palabra está tan manoseada en nuestra cultura occidental (Greco-Romana) que no alcanzamos a captar el espíritu de transformación que en ella se esconde.

SHALOM no es una simple ausencia de conflicto, entre naciones o entre personas, ni una simple tranquilidad en nuestros días calmos.

SHALOM

En su raíz semita שלום (sh-l-m) significa «estar lleno, sentirse completo, abarcado, en plenitud«, por lo que se entendía en una primera significación «el lugar dónde todo florece«. Desde aquí se usaba esta palabra como saludo. La palabra shalom transmite un deseo de salud, armonía, paz interior, calma y tranquilidad para aquel o aquellos a quien está dirigido el saludo. Al realizarlo pronunciando esta palabra, se comprendía que se decía las siguientes cosas:

SHALOM – es una vivencia plena de todos los dones de Dios; la alegría  la abundancia, la comunión, la fecundidad, la belleza, la compasión, la creatividad, la esperanza, la libertad…
SHALOM no es sólo un sentimiento o situación existencial, ¡es la experiencia de una vida recreada, llena de sentido!
SHALOM es vivir entero en la Vida, o sea, estar entero en sí mismo, poner todo en todo lo que se es y lo que se hace!
SHALOM significa habitar cada rincón del propio ser y de su propia historia.
SHALOM es la paz de los que dan lo mejor de sí mismo y no tienen vergüenza de no ser infalibles.
SHALOM es una experiencia de la totalidad humana, la sensación de que todas las dimensiones de nuestra personalidad caminan como una sola en el amor.
SHALOM es no sentirse disperso o caído como agua, con varios «yo» huyendo para cada lado.
SHALOM es «estar de bien» con la Vida, consigo propio, con Dios, con los Hombres y con el Universo.
SHALOM es la paz de los corazones sabios que ven todo con su real tamaño, ¡ven pequeño lo que es pequeño, y ven grande lo que es grande!, Por eso, no se asustan con facilidad y tienen una manera especial para maravillarse.
SHALOM es la paz de los corazones llenos de abundancia de la Vida.

El pueblo de Dios aprendió a través de los siglos a soltarla en el momento de saludarse dos individuos. Al hacerlo, ellos son conscientes que sueltan sobre su prójimo todas las virtudes que en esta palabra se esconden y a la vez se aseguran que el espíritu profético en ella contenida se active sobre el tiempo y alcance a todas sus generaciones futuras.

Sería muy bueno que lean el documento que comparto a continuación y lo mediten guardándolos en sus espíritus a fin de saberla usar en el momento oportuno.
¡Los bendigo!
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