El Gobierno alemán ha subrayado este lunes que tanto la canciller, Angela Merkel, como el resto de su equipo condenan «en términos rotundos» la violencia contra refugiados en la ciudad de Heidenau, que ha considerado «repugnante», según informa Europa Press.
«Es repugnante que activistas de extrema derecha y neonazis intenten extender su mensaje de odio junto a un refugio para solicitantes de asilo», ha afirmado en rueda de prensa el portavoz gubernamental, Steffen Seibert.
Al menos 31 policías resultaron heridos por choques con unos 600 manifestantes a primera hora del sábado. Durante la protesta, convocada por la llegada masiva de extranjeros, parte de los asistentes lanzaron botellas y piedras contra las fuerzas de seguridad.
Son imágenes que se han convertido en habituales en los informativos y diarios de Alemania durante este verano: grupos de neonazis y militantes de extrema derecha, mezclados con ciudadanos que apoyan y justifican la presencia de los xenófobos, se reúnen ante los centros de refugiados para amedrentar a los peticionarios de asilo. En algunas ocasiones, los manifestantes incluso atacan con piedras y cócteles molotov los centros pese a la presencia de policías antidisturbios. Otras veces, los ataques se producen por la noche y sin previo aviso.
Alemania está viviendo un verano caliente. Algunos incluso lo comparan con el vivido en 1992, cuando la oleada de refugiados llegados a Alemania huyendo de la guerra de los Balcanes acabó desembocando en una serie de pogromos contra extranjeros y refugiados en el este del país. Imágenes de vergüenza en la historia moderna de Alemania, tal y como apuntan la prensa y los políticos del país; y unas imágenes que despiertan los fantasmas del racismo latente en buena parte de la sociedad germana, especialmente de algunas regiones del Este del país, donde los movimientos y partidos de extrema derecha tienen históricamente un fuerte enraízamiento.
Heidenau.
La actual ola de violencia xenófoba ha alcanzado este fin de semana una nueva cota: cientos de neonazis se enfrentaron a la policía durante dos noches consecutivas frente a una centro de acogida de refugiados situado en la ciudad de Heidenau, cerca de Dresde, la capital del Estado oriental de Sajonia. Decenas de agentes de policía resultaron heridos. Las imágenes de cócteles molotov y piedras, regadas con eslóganes racistas, recuerdan mucho a las de Rostock-Lichtenhagen, un barrio de la ciudad norteña en el que una turba de ultraderechistas, neonazis y ciudadanos desencantados con la dura situación económica que se vivía en la región tras la reunificación del país atacaron un centro de acogida a finales de agosto de 1992.
En esta ocasión, uno de los detonantes de los enfrentamientos fue la convocatoria de una marcha por el partido neonazi NPD (Partido Nacionaldemócrata de Alemania), una de las formaciones políticas que intenta obtener capital político con la enorme llegada de refugiados durante este año. Una llegada que se mantendrá durante 2015: el Ministerio de Interior alemán informó esta misma semana que prevé que el año cierre con la cifra récord de 800.000 solicitudes de asilo. El vicecanciller alemán, el socialdemócrata Sigmar Gabriel, no dudó este domingo en calificar la ola de inmigrantes como el mayor reto que afronta el país desde su reunificación en 1990.
Violencia xenófoba
Aunque la presencia de la extrema derecha en los territorios orientales correspondientes a la desaparecida República Democrática Alemana es históricamente muy fuerte, el resto del país tampoco se salva de la nueva ola de violencia xenófoba. Un ejemplo: el incendio probablemente provocado este agosto en una pensión de la localidad bávara de Reichertshofen en la que estaba previsto alojar a refugiados. Aunque todavía no se ha esclarecido lo ocurrido, la Fiscalía alemana sospecha que el partido de extrema derecha Der III. Weg («La tercera vía», en alemán) está detrás del incendio. La Fiscalía ve al partido como un elemento peligroso que contribuye a crear un ambiente de violencia contra refugiados y extranjeros.
Un vistazo al programa político de Der III. Weg no deja lugar a dudas: la formación persigue la creación de «socialismo alemán» (una eufemística referencia al nacionalsocialismo del Tercer Reich erigido por Adolf Hitler); el «mantenimiento de la identidad nacional del pueblo alemán», en presunto peligro por «el abuso del derecho de asilo»; el «desarrollo de la sustancia biológica del pueblo» y la «recuperación de las fronteras soberanas» previas al fin de la Segunda Guerra Mundial porque, como dice el partido neonazi, «Alemania es más grande que la República Federal Alemana».
Como apuntan algunos observadores de este nuevo partido ultraderechista, Der III. Weg tiene presencia tanto en Alemania occidental como en territorios orientales. Un dato que apunta que la ola xenófoba contra los refugiados es territorialmente transversal y un fenómeno violento que amenaza a todo el país por igual.
Fuente: ABC Internacional