Fue la senadora Barbara Mikulski, de Maryland, la que remató la votación, otorgando el 34º voto crucial a favor del acuerdo nuclear con Irán en el día de ayer (miércoles). Esto dio una gran victoria al presidente Barack Obama sobre una oposición feroz de los republicanos y el gobierno de Israel. Fracasaron así los esfuerzos hechos por el gobierno de Israel y por los grupos de presión judíos de Estados Unidos, que gastaron millones de dólares en una campaña contra el acuerdo y que habían buscado frustrarlo poniendo al Congreso en su contra.
En un comunicado, la veterana senadora explicó su proceso de análisis del texto acordado con Teherán, así como sus consultas con expertos y parte de la comunidad judía, para llegar a la conclusión de que el pacto es la mejor opción entre las posibles para evitar que Irán logre desarrollar un arma nuclear.
«Yo pregunté cuáles son las alternativas que pueden ser efectivas y alcanzables si rechazamos este acuerdo. Las he considerado seriamente. Pero al final [los republicanos] no presentan una opción más viable que este acuerdo. Las otras dos alternativas son más sanciones o la acción militar«, razonó la senadora.
Mikulski opinó en una declaración anterior a la votación los siguiente: “Ningún acuerdo es perfecto, sobre todo uno negociado con el régimen iraní. He llegado a la conclusión de que este Plan Conjunto de Acción General es la mejor opción disponible para bloquear a Irán de tener una bomba nuclear. Por estos motivos, votaré a favor de este acuerdo”.
Asimismo, Mikulski explicó que el aumento de sanciones de manera unilateral por parte de Estados Unidos pierde efectividad si los socios de la Unión Europea, China y Rusia las suavizan, y que la «acción militar» siempre es una opción posible para el gobierno estadounidense, pero debe ser la última.
El apoyo de Mikulski ofrece el margen necesario para ratificar un esperado veto por parte de Obama sobre un proyecto de resolución que rechaza el acuerdo y que los republicanos esperaban aprobar en las próximas semanas.
Y también señala un fracaso para los opositores del acuerdo internacional que buscaban derrotarlo mediante la oposición del Congreso. Al frente de este intento estaban Israel con sus aliados en Estados Unidos, quienes no lograron despegar después de invertir millones de dólares en el intento.
El acuerdo entre Irán y EE UU, la Unión Europea y las potencias del Consejo de Seguridad de la ONU se aprobó el 14 de julio en Viena. El documento, ratificado por unanimidad en el Consejo de Seguridad de la ONU, impide durante diez años como mínimo el acceso de los iraníes a la bomba. Para asegurarse de su cumplimiento, Irán se somete a un régimen estricto de inspecciones. A cambio, logra el levantamiento de las sanciones internacionales. Los líderes republicanos e israelís sostienen que esta concesión podría darle poder a Irán, que ha jurado destruir a Israel.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, quien este año viajó a Estados Unidos y desató el enojo de Obama por criticar el acuerdo en un discurso ante el Congreso en Washington, continuará “luchando” contra el acuerdo, dijo un vocero de su oficina en Jerusalén. Marshall Wittmann, vocero del lobby pro israelí Aipac, dijo que su grupo también mantendrá su campaña contra el pacto.
Asimismo, el senador republicano y precandidato presidencial Marco Rubio recordó que aunque Obama pueda ejercer su derecho al veto, los demócratas no tienen los votos suficientes para rechazar la resolución contraria al pacto, y la mayoría del Congreso votará en contra del mismo.
“Pero si soy presidente de Estados Unidos, en mi primer día en el cargo, revocaremos lo que el presidente está haciendo. Volveremos a imponer sanciones y, de hecho, pediré al Congreso que las aumente y ejerceremos de nuevo una creíble amenaza con nuestra fuerza militar”, aseguró Rubio.
Consciente de que se avecina una dura batalla dialéctica con los republicanos hasta el 17 de septiembre, cuando vence el plazo para que el Congreso evalúe y vote el acuerdo, el secretario de Estado estadounidense, John Kerry, ofreció ayer un discurso en defensa de la legitimidad y los efectos del tratado.
Entrevistado el miércoles en el programa “Morning Joe” del canal televisivo MSNBC, Kerry dijo que la ausencia de un acuerdo es lo que causaría una carrera de armas nucleares en la región. Kerry agregó que si Estados Unidos rechaza el acuerdo, confirmaría los temores de los líderes de Irán de que “no puedes confiar en el Oeste”.
John Kerry agregó: “Realmente pienso que la vía más rápida hacia una carrera armamentista en el Oriente Medio es no tener ese acuerdo”, dijo Kerry en una entrevista televisiva el miércoles. “Porque Irán ya ha dejado bien claro cuál será su dirección si no tenemos ese acuerdo”.
Con la falta de respaldo demócrata a la oposición al acuerdo, es posible que los partidarios consigan los 41 votos que permitirían bloquear la resolución directamente, sin necesidad de un veto presidencial. Eso requeriría que ocho de los 11 senadores no declarados decidan apoyar el acuerdo.
“Este acuerdo va a constreñir significativamente el programa nuclear de Irán y, comparado con todas las alternativas realistas, es la mejor opción disponible para nosotros en estos momentos”, dijo Casey en una declaración. En comentarios en la Universidad de Delaware, Coons dijo: “Voy a respaldar este acuerdo pese a sus fallas, porque es la mejor estrategia para que Estados Unidos guíe una comunidad global unida en la contención de la diseminación de armas nucleares”.
En el Senado y la Cámara de Representantes, los republicanos tienen una mayoría suficiente en contra del acuerdo. Pero el presidente Obama, haciendo uso de sus prerrogativas presidenciales, puede vetar la resolución de las Cámaras. Para anular un veto presidencial, se necesitan dos tercios de votos en cada una de las Cámaras. Con los 34 votos demócratas ya anunciados, la mayoría de dos tercios es inalcanzable.
En la recta final de su último mandato, percatado del peso que el acuerdo con Irán podría tener en su legado, Obama se involucró personalmente en una campaña para tratar de que el Congreso de su país avale el acuerdo “basándose en los hechos y no en la política”.
El mes pasado, en el que se considera su discurso más elaborado y extenso sobre el tema, Obama alertó al Congreso de que rechazar el acuerdo nuclear sería el peor error desde la invasión de Irak y llevaría a “otra guerra” o a una carrera armamentística en Medio Oriente.
Obama se ha jugado su crédito en la negociación con Irán, un país que hace unos años la Administración Bush incluyó en el llamado eje del mal. El pacto refleja la doctrina del presidente: diplomacia en vez de guerra, diálogo con los enemigos respaldados por la fuerza militar de la primera potencia. Además, resuelve un contencioso de más de una década entre Irán y la comunidad internacional por el programa nuclear, y permite el acercamiento entre dos países que rompieron sus relaciones tras la revolución de 1979.
Los detractores argumentan que se trata de una concesión temeraria a un régimen, el iraní, que patrocina a terroristas y amenaza a sus vecinos. Sostienen que el texto no evita que Irán se haga con la bomba y que levantar las sanciones reforzará al régimen. Y quieren que EE UU fuerce a Teherán a negociar de nuevo o exponerse a más sanciones. O a una guerra.
“Un mensaje sencillo para el ayatolá”, dijo en Fox News el senador Marco Rubio, aspirante a las presidenciales de 2016. “Si intentas construir un arma, destruiremos tu programa”.
Lo único que me queda por aportar a esta bitácora es lo que ya el Espíritu de la profecía inspirara en las Escrituras:
«… cuando estén diciendo: Paz y seguridad, entonces la destrucción vendrá sobre ellos repentinamente, como dolores de parto a una mujer que está encinta, y no escaparán» (1 Tesalonicenses 5:3).
Él mismo me condujo a la siguiente profecía y me aseguró que Uds. sabrán discernir los tiempos que se vienen para los Estados Unidos:
«Su pacto con la muerte será anulado, y su contrato con el reino de los muertos quedará sin valor. Vendrá la terrible calamidad y a ustedes los aplastará«.
(Isaías 28:18)