La escalada bélica que sacude el mundo desde los atentados de París permitió acrecentar y promocionar el gran negocio de los señores de la guerra. Tal es así, que los diez mayores fabricantes de armas a escala global han ganado 12.925 millones de euros en Bolsa desde los trágicos sucesos de la noche del pasado viernes en la capital francesa.
El mayor repunte en las tres sesiones cotizadas que cuentan desde el atentado a París se lo apunta la italiana Finmeccanica, que siendo la novena de la lista de mayores vendedores de armamento a escala mundial ha visto engordar su gráfica de cotización un 8,2%. La más rezagada en contabilizar en Bolsa el negocio que puede avecinársele ha sido la estadounidense United Technologies, que tan solo ha logrado medrar un 0,92% en el mismo periodo.
Lockheed Martin, la reina mundial en materia de armas y responsable de los misiles Aegis, se ha apuntado unas ganancias del 3,78%, con lo que su capitalización bursátil en Wall Street ha engordado cerca de 2.486 millones de dólares, una cifra superior al PIB de países como Liberia y Lesoto. La segunda del ranking mundial en venta de armas es Boeing, pues la conocida fabricante de aviones comerciales también desarrolla parte de su negocio en defensa. En este caso, el repunte es del 3,55%, cifra que se traduce en más de 3.360 millones de dólares de ganancia.
No se ha quedado atrás en la remontada de posiciones la también estadounidense Raytheon. El fabricante de los conocidos misiles Tomahawk ha visto volar sus acciones desde los 117 dólares a rozar los 123 por unidad, lo que se traduce en una ganancia bursátil de 1.684 millones de dólares. Northrop Grumman, uno de los principales contratistas del Centro de Integración y Operaciones de Defensa en Misiles de EEUU ha ganado nada menos que 10 dólares por acción, lo que ha reportado a sus accionistas unas ganancias del 4,74% desde el cierre del pasado viernes en Wall Street.
General Dynamics, sexta de la lista por facturación global en armamento, se queda más rezagada al haber acumulado tan solo una remontada de tres dólares por título, lo que se traduce en un 1,6% arriba en términos comparativos. Fuera de la lista de las diez gigantes del sector, pero también relevante es Huntington Ingalls Industries. Al ritmo de los destructores que fabrica su filial Ingalls Shipbuilding, la norteamericana ha sumado 167,5 millones de dólares en Wall Street, una cifra superior a lo que hoy por hoy vale la renovable sevillana Abengoa en la Bolsa de Madrid.
El podio de diez gigantes se completa con tres europeas: el consorcio Airbus, la británica BAE Systems y la francesa Thales. La primera se encuentra en una situación similar a Boeing, la hace poco conocida como EADS -hasta que optó por poner el nombre de su división comercial a la cabecera del grupo- es fabricante de los helicópteros Eurocopter entre otros elementos de guerra, y ha remontado más de 1.700 millones de euros en las plazas bursátiles europeas en las que sus acciones están admitidas a negociación.
Por lo que se refiere a la británica BAE Systems, cuya fusión con Airbus llegó a estudiarse hace tres años, la subida en la Bolsa de Londres ha sido del 2,8% a pesar de ser la tercera vendedora mundial de armamentística. El porcentaje se traduce en el capital equivalente a dos veces el valor actual de mercado del grupo español Prisa. Thales, con sede en el área metropolitana del mismo París, ha visto sus acciones subir un 5,32% desde los sucesos que ocurrieron a unos pocos kilómetros de sus cuarteles centrales. Más de 730 millones de euros, más que el PIB de la antigua colonia gala de las Islas Comoras.
Esta brusca escalada de precios en Bolsa tiene una sencilla explicación. No es que los líderes del sector armamentístico a escala mundial hayan comenzado a hacer caja desde el viernes, sino a que los inversores -ciudadanos de a pie y grandes fondos de inversión- consideran que el ambiente bélico que se ha generado vaticina un incremento de ventas a medio plazo.
Los primeros bombardeos de Francia sobre las posiciones del autoproclamado Estado Islámico en Siria se suman a los que venían realizando EEUU y Rusia y han sido un argumento más para buscar acciones de las compañías fabricantes de armas, así la mayor demanda se ha traducido en un incremento de precios debido a que son pocos los viejos accionistas dispuestos a vender ahora que la revalorización podría haber marcado solo sus primeros compases.