Levítico

Sefer Vayikrá o el Libro de la Comunicación Eficaz

Por P.A. David Nesher

Al leer la Buena Noticia (en griego evangelio y en hebreo besorá) del SEÑOR notamos que cuando el Mesías Yeshúa cumplió cuarenta días de nacido fue presentado por sus padres en el Templo «según la Ley (Torah) de Moisés» (Lc. 2: 22)., y ofrendaron por él «un par de tórtolas según está escrito en la Ley (Torah)» . 

Más tarde al sanar a un leproso, Yeshúa lo manda a los sacerdotes para presentar «ofrenda prescrita por la Torah» (Mc. 1: 44 comp. Lv. 14: 10).

Yeshúa también utilizó lo expresado en el capítulo 19 de Levítico. verso 18, para dejar bien claro cuál es el Gran Mandamiento, anexándolo como la segunda parte del mismo, lo que da evidencia de la influencia que tenían las enseñanzas de este libro. Y así, podríamos multiplicar ejemplos semejantes en la vida y ministerio del Señor, demostrando que Yeshúa nació, creció y se movió en un pueblo que tenía una cultura organizada en todos los detalles que el Eterno había ordenado por medio de Moisés, especialmente en el libro conocido con el nombre de Levítico.

Vale la pena destacar que el nombre Levítico no es el original del libro, sino que se lo comenzó a llamar así después de la traducción Septuaginta. Levítico significa «de los levitas» y considerado así parecería entonces que no es un libro adecuado para todos aquellos que no pertenecemos a esta categoría tribal (Leví). Sin embargo, y por la evidencia que ofrece la misma lectura del libro, notamos que todas las instrucciones y lineamientos aquí revelados eran para todo el pueblo de Israel.

El nombre original era el de las primeras palabras con las que inicia el rollo: «Y Yahvéh llamó…», es decir Vayikrá… Y considerado desde esta expresión descubrimos que el libro se hace totalmente universal ya que responde a la inquietud de muchos seres humanos que, desde su lucha con la soledad, se preguntan: «¿Será que Dios está cerca de mí?«

Por ello, este rollo se escribió para consolar al alma redimida en la certeza de que el Eterno quiere tener comunión con sus hijos a través de una comunicación eficaz, que permite acabar con la soledad y la vaciedad que produce una vida apartada del propósito eterno de Dios.

Vayikrá se trata de un rollo codificado que contiene los secretos divinos para comunicarse con el Eterno con el fin de alcanzar la santidad. Por ello, entendemos que es un libro para toda la congregación de Israel, pues leemos:

«Habla a toda la congregación de los hijos de Israel, y diles: Santos seréis, porque santo soy yo Yahvéh vuestro Dios.»
(Levítico/ Vayikrá 19: 2)

La cosmovisión divina es que Israel entienda que la alianza que ha hecho con Yahvéh, es un pacto matrimonial que persigue compartirle la misma característica de la naturaleza que Él tiene: la SANTIDAD como clave para el éxito del peregrinar sobre la Tierra como sacerdotes (Ex. 19: 6; 1Pe. 2: 9). Por medio de todos los lineamientos codificados de este libro, el Eterno vincula la santidad con cada área de la vida cotidiana. Por ello, es que trasciende la cuestión de los ritos sacrificiales, abordando en ellos la pedagogía celeste de la praxis de la adoración en espíritu y en verdad.

Hoy, los especialistas en las distintas ciencias sociales coinciden en decir que un matrimonio logra permanecer si fortalece las siguientes áreas:

  1. Comunicación
  2. Sexualidad
  3. Dinero
  4. Familia

De igual modo, Yahvéh, al establecer una alianza matrimonial con Israel, quiere que Su Pueblo entienda que debe existir una comunicación eficaz tal entre ellos, que permita una intimidad plena que produzca sobreabundantes beneficios para desarrollar un gran pueblo sacerdotal al estilo de lo que el Eterno quiere.

Por todo esto, debemos entender que este libro revela cómo comunicarnos correctamente con el Eterno, aprendiendo a escuchar Su Voz y así discernir si lo que estamos haciendo en nuestra cotidianidad es correcto o no.

Entendido esta cosmovisión correcta de Vayikrá, sólo me queda decir que el énfasis final de este rollo será: ¡Celebrar la Vida! Las distintas secciones de este libro terminan revelando que la vida es para celebrar, como una fiesta permanente y personal, pero se tiene que saber cómo hacerlo bien. Para ello, está la santidad como un componente prioritario del carácter humano que facilita acciones convenientes en los distintos «rituales» diarios del buen vivir. Vayikrá hace entender que la Vida es un don del Eterno. Por eso el mismo Espíritu de la profecía dice:

Hacedlo todo para la gloria de Dios
(1 Corintios 10.31).

Al concluir, podemos decir entonces que, según la revelación de Vayikrá, los redimidos en el Mesías debemos celebrar la vida, y vivirla “en abundancia”, dejando los problemas en las manos del Eterno, mientras gozamos de todas las bendiciones ya otorgadas en los lugares celestiales (Ef. 1: 3), que en el aquí y ahora deben hacerse recompensa.

«¡Celebra la Vida!
¡Y deja en la Tierra tu mejor semilla!»
(Axel)

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