Hoguera de Vanidades

Un Fisicoculturista transformado por el Cáncer

«… porque el ejercicio físico aprovecha poco, pero la piedad es provechosa para todo, pues tiene promesa para la vida presente y también para la futura».

(1Timoteo 4:8)

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El físicoculturismo es hoy un peligroso juego que ha bordeado los limites que separan el deporte y la obsesión, hasta pagar un alto precio. Un caso testigo de esto es el de Dean Wharmby, un inglés de 39 años de edad que vivía obsesionado con su físico y por ello no dudaba en consumir grandes cantidades de calorías y bebidas energizantes. Fue justamente esa dieta poco saludable lo que le terminó provocando un cáncer al hígado, según informa el sitio inglés Daily Mail.

Lamentablemente, los médicos le diagnosticaron un cáncer terminal de hígado en noviembre de 2014.

A través de su página de Facebook, Wharmby explicó que antes de recibir su diagnóstico en 2014, llevaba cuatro o cinco años siguiendo una dieta de 10 mil calorías diarias a base de comida rápida como hamburguesas y pizzas, además de consumir hasta 8 latas de bebidas energizantes por día para mantener su imponente físico.

Mientras estuvo con vida, el fisiculturista se encargó de compartir imágenes de él y su familia y del tratamiento médico que recibía. Asimismo, difundía videos y tips de cómo vivir de manera saludable y llevar una alimentación sana.

Lamentablemente, los médicos le diagnosticaron un cáncer terminal de hígado en noviembre de 2014. Por más tratamientos a los que fue sometido, Wharmby no pudo ganarle a la enfermedad y murió el pasado 19 de julio.

El fisicoculturista tuvo que enfrentarse a un tumor de 27 cm, manteniendo una actitud positiva mientras peleaba contra la enfermedad, de hecho en la red social subió varios vídeos con las formas que tenía de combatirlo y el cambio que estaba tenido a nivel físico.

Dean falleció tres semanas después de haber sido diagnosticado, dejando a su mujer y una hija huérfana. En sus últimos días continuaba con la esperanza de ser salvado mientras consultaba a un médico londinense que esperaba curarlo con más terapia natural.

Mientras estuvo con vida, el fisiculturista se encargó de compartir imágenes de él y su familia y del tratamiento médico que recibía. Asimismo, difundía vídeos y tips de cómo vivir de manera saludable y llevar una alimentación sana.

Ahora los invito a ver y reflexionar en este tema a través de la triste trasformación física que quedó retratado en esta  serie de fotografías compartidas en Facebook:

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En vista a las imágenes que Dean expuso, debemos preguntarnos cómo encajan estas frente a reflexiones de las Escrituras.

Estoy convencido que por lo menos nos aportan tres conclusiones:

La primera es que es muy común asociar lo externo, lo perfecto y delineado del cuerpo con un carácter hedonista y alejado de Dios. Por otro lado tiene la tendencia a exhibirnos a ponernos a nosotros en el centro de la atención de la mirada de los hombres. Nos puede llevar a sentirnos tan admirados, que genere en nosotros un ego increíble.

La segunda es que aunque yo desarrolle un excelente cuerpo aquí, debido a mi disciplina, la inversión de un cuerpo nítido y desarrollado sólo tiene recompensa en esta tierra, pero nada para la vida eterna.

Una tercera cosa es que es más difícil desarrollar “masa muscular” en la piedad que en nuestro cuerpo. Pienso que ha de ser muy difícil desarrollar piedad en un mundo donde se le rinde culto al cuerpo por sobre todas las cosas.

 

Se sumó un «GOMA» más: ¡Se operó 90 veces para parecerse a Ken!… ¿Será Obsesión?…

Es conocido que mucha gente está inconforme con su físico, que si hiciéramos una encuesta en cualquier grupo social preguntando qué aspecto no le gusta de sí mismos, por lo menos mencionarían una característica que no les agrada.
Hay una insistencia de querer tener un mejor cuerpo, y un mejor rostro. Aún cuando sabemos que cada individuo es único e irrepetible frecuentemente nos comparamos con los demás, de aspirar parecernos o ser igual a quienes consideramos mejores que nosotras. Esto sucede a cualquier edad, pero es más frecuente en la juventud.
Obsesión o vocación, en realidad no sabríamos a que atribuirlo,  y si pensabas que solo para las  mujeres la cirugía estética y las modificaciones se convierten en una opción estaban equivocados.  ¿Pensaron que después de ver a la barbie humana ya lo habían visto todo? Lamentablemente, se equivocan.
Tras el caso de Dakota Rose, conocida como “la Barbie humana”, apareció un trastornado más. Esta vez un varón. Se trata de un neoyorkino de 32 años que invirtió unos 100 mil dólares “a cambio de un cuerpo perfecto”, según sus propias palabras lo expresan.
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Primero fue Dakota Rose, más conocida como Kota Koti, ququien acumuló miles de seguidores en la web por su parecido con la Barbie. Luego apareció su competencia, la ucraniana Valeria Lukyanova, quien redobló la apuesta por las numerosas cirugías a las que se sometió y llamó la atención no sólo por la similitud con la muñeca, sino también por la delgadez extrema de su cintura. El último grito había sido de Anastasya Shpagina, quien arrasó en su cuenta de YouTube por su transformación en un personaje de animé.
Ahora, el estadounidense Justin Jedlica irrumpió en los medios. «Yo adoro transformarme y cuanto más extrema es la cirugía, mejor«, sentenció en una reciente entrevista en un programa sobre transformaciones extremas de la cadena ABC News. Antes de continuar con la bitácora, los invito a mirar cómo era antes y compararlo cómo es hoy:
La lista de operaciones a las que se sometió este neoyorkino de 32 años parece no terminar jamás. Estima que fueron unas 90 cirugías, aunque no tiene certezas. Entre ellas, se implantó silicona en su trasero y en sus pectorales, y se “retocó” el abdomen y sus brazos. Da la impresión de que se trata de un fisicoculturista, pero sus músculos no son reales. Él mismo se encarga de aclarar que el gimnasio “no es un lugar glamuroso”, por lo que no hace ejercicio.
Su obsesión por lo estético viene de pequeño. Le molestaba su nariz. Se operó una, dos… cinco veces. Cree que está cerca de lo que llama la “perfección”, pero aún dice que le faltan algunas intervenciones.
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Los 250 mil dólares que lleva “invertidos” no son el costo más preocupante de su adicción por las cirugías. Sus médicos le han advertido que la acumulación de silicona es peligrosa. Él se defiende aduciendo: “Es un precio bajo a pagar a cambio de un cuerpo perfecto”. Y lo peor aún, es que sus cirugías no son únicamente en su rostro, también se ha hecho implantes de bíceps, tríceps, pectorales, glúteos, músculos en las piernas y todo lo necesario para lucir como un verdadero muñeco de plástico.

Su más reciente cirugía, la hizo para ponerse alas, el médico que lo atendió manifiesta ante las cámaras del reality show «Botched Presents: Perfect«, del canal E!: “la razón por la que él me encontró es porque yo estaba dispuesto a tratar algo que no se ha realizado hasta ahora”.  El cirujano añadió que él conoce bien la anatomía de la espalda y sabe qué podría salir mal en la operación. Los implantes, diseñados por el joven, están «escondidos» debajo de la piel, para crear la ilusión de que son alas y están diseñadas con la anatomía del muñeco Ken en mente. En esta última intervención se retiró las venas pronunciadas de la frente.

Al preguntarle si algún día dejaría de visitar el quirófano, su respuesta fue contundente: «¡Cuando sea 100% de plástico!«, respondió con una plástica sonrisa.

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Al considerar este caso exagerado de baja-autoestima, te pido que tengas en cuenta que cuando un ser humano no está conforme con su aspecto físico, está reflejando su inseguridad nacida del compararse, o bien, que alguien más lo haya comparado, con otras personas que según ellos son mejores y más bonitas. Así qué hay que dejar de comparar, porque el físico no está relacionado con la aceptación social y mucho menos con el éxito. No asocies belleza con felicidad, no creas que por cambiar tu apariencia eso te haría mejor persona.
Hay personas que consideras guapas, atractivas por su físico y aún así sufren baja autoestima; por otro lado, hay personas consideradas no tan agraciadas en su apariencia, y sin embargo destacan por su seguridad, carisma y éxito en lo que hacen.
Entonces qué tu autoestima y felicidad no sea regida por la apariencia física, acéptate tal y cómo eres. El Eterno Dios escogió el momento exacto para que la semilla de papá y mamá se unieran con su historial genético para hacerte exactamente como eres.
Es más, en el diseño del Monte Santo de Dios, sabemos que antes de que fueras concebido por tus padres, y más allá, antes de la fundación del mundo, ya estabas en la mente del Etrno Dios. Si hubiera querido hacerte diferente lo hace y ya, pero no. Él te diseñó así con tu físico, tus talentos, habilidades, temperamento y todo lo que eres y posees. ¡Valora lo importante que eres para tu Creador y la identidad que tienes en Él!

Considera que la belleza física no es garantía de felicidad, si fuera así, todos los de rostro y cuerpo perfecto serían inmensamente felices y exitosos. La realidad es que no, eso, depende más del amor a ti mism@ y hacia los demás, de tu fe y confianza en Dios para hacer cumplir el propósito en tu vida.

Tú creaste mis entrañas; me formaste en el vientre de mi madre. ¡Te alabo porque soy una creación admirable!«

Salmo 139:14