¿Es posible que la CIA haya estado torturando terroristas en territorio polaco? Durante varios años, la idea de que Polonia pudiera permitir que la CIA operase una prisión secreta en una remota región de su territorio fue tratada como una idea descabellada por los políticos del país, los medios y el público en general.
En una serie de revelaciones y declaraciones políticas, los líderes polacos han llegado más cerca que nunca de reconocer que los Estados Unidos mantuvieron un centro secreto de interrogatorios para sospechosos de terrorismo entre 2002 y 2003 en ese país de Europa del Este.
El primer ministro, Donald Tusk, dijo el jueves que Polonia se ha convertido en «víctima política» de la fuga de información por parte de funcionarios de Estados Unidos que sacaron a la luz aspectos del programa de indagaciones secretas.
«Polonia dejará de ser un país donde los políticos, incluso si están trabajando codo con codo con la mayor superpotencia, puedan hacer algún acuerdo por debajo de la mesa«, dijo Tusk, quien asumió el cargo cuatro años después de que el sitio fuera clausurado.
«Polonia es una democracia donde la legislación nacional e internacional debe ser respetada«, dijo Tusk.
Explicaciones tardías
Para algunos, estas declaraciones sonaron como un reconocimiento postergado de que Polonia permitió a los EE. UU. manejar el sitio secreto, donde sospechosos de terrorismo eran sometidos a duras tácticas de interrogatorio consideradas por los defensores de derechos humanos como torturas.
El pasado martes la historia dio un nuevo giro cuando un reconocido periódico polaco, Gazeta Wyborcza, informó de que los fiscales han acusado al ex espía jefe Zbigniew Siemiatkowski de haber permitido la existencia de este sitio. Siemiatkowski fue acusado de privar a los prisioneros de guerra de su libertad y permitir el castigo corporal.
Hasta el momento ni el ex presidente Bush ni la CIA han revelado oficialmente la ubicación de estos centros secretos en otros lugares del mundo, pero los funcionarios de Inteligencia, además de informes de aviación y grupos de derechos humanos, dicen que tales instalaciones también existieron en Afganistán y Tailandia, así como en Polonia, Lituania y Rumanía.
Grupos de derechos humanos creen que alrededor de ocho presuntos terroristas estuvieron retenidos en Polonia, incluyendo a Khalid Sheikh Mohammed, el autoproclamado cerebro de los atentados del 11 de septiembre; Abd al-Rahim al Nashiri, un ciudadano saudí acusado de orquestar el ataque en 2000 en el buque Cole en el que murieron 17 marineros, y Abu Zubaydah, un palestino sospechoso de terrorismo.
Ex dirigentes no sabían nada
El ex presidente Aleksander Kwasniewski y el ex primer ministro Leszek Miller, que gobernaron el país en ese entonces, han negado vehementemente la existencia de la prisión.
Sin embargo, han expresado su apoyo para el programa de interrogatorios con el argumento de que los EE. UU. y sus aliados estaban en guerra con los terroristas después de los ataques del 11-S y que se necesitaban medidas drásticas. «Siempre voy a estar del lado de las mujeres, los niños heridos y las víctimas de los ataques«, dijo Miller en una entrevista radial esta semana. Incluso el ex presidente Lech Walesa, luchador emblemático por la democracia, dijo que está «en contra de la tortura… pero esto es una guerra y la guerra tiene sus reglas particulares«.
Los defensores de derechos humanos dan la bienvenida a la nueva apertura de investigaciones de estos actos que van en contra de la Constitución polaca, y esperan que en el futuro las agencias de inteligencia puedan cooperar unas con otras, aunque siempre respetando las leyes y sabiendo que las cosas que hacen de manera encubierta, pueden revelarse tarde o temprano.
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