Una de las formas de aproximarnos a la fuerza de cada mes lunar que marca el calendario que el Eterno reveló a Moshé, es desarrollando la comprensión de que el nacimiento de la luna cada mes marca el inicio de un tiempo nuevo. Entonces, estamos llamados en cada rosh jodesh (luna nueva o cabeza de mes) a indagar en cada tiempo y su mensaje con el objetivo de transformarnos en autores de nuestra propia renovación en vez de ser pasajeros pasivos de una historia que nos sucede.
Kislev (כִּסְלֵו) es el nombre babilónico del mes que comienza hoy. Las Escrituras se refieren al mes de Kislev (en griego Sagitario) como «el noveno mes» (Hageo 2:10), pues es el orden que tiene el calendario lunar a partir de Nisán (Aviv).
Kislev significa, según el rabí Tzadok HaKohen, confianza y fortaleza interior, tal como lo señala el libro de Job: «Si hubiera puesto en el oro mi «kisli«/confianza, y le hubiera dicho al oro refinado: tu eres mi seguridad» (Job 31:24). Por eso, está regido por la fuerza de la abundancia divina. En sus días el Eterno se manifiesta como Abba (Padre) y su benevolencia se pone a favor de los hombres que lo buscan, ocasionándoles un cambio de suerte.
La expresión kisli viene del verbo kesel y está relacionada etimológicamente con «kisui» que significa proteger, cubrir. Según el sabio comentarista Ibn Ezra, «kesel» también significa apoyo, tal como aparece en los Proverbios: «Porque Dios será tu apoyo/»kislejah» (Proverbios 3:6). Y de acuerdo a la opinión de Rashí sobre el versículo citado de Job, «kesel» significa esperanza, también vinculada con la palabra «kala«/anhelo grandes esperanzas.
Podemos deducir entonces, que el mes de Kislev nos brinda una oportunidad especial de reforzar la confianza y la fe en el Eterno, así como también fortalecer la anhelada esperanza de la completa redención.
El gran salmista, el rey David, influenciado por los conocimientos astronómicos mesiánicos que Avraham avinu legó a los sus hijos, dijo:
“Por la palabra de Dios fueron hechos los cielos y todas las cosas”.
(Salmo 33:6)
En otras palabras, el rey estaba revelando en su canción que las letras del ÁlefBet crearon los planetas y las constelaciones del universo, y que además son los portales a través de los cuales fluye la energía Divina hacia este mundo, por medio del ser humano que actuaría como portal de esa mentalidad de la Luz. Desde esta enseñanza, los hebreos siempre sostuvieron que cada mes del calendario hebreo es regido por dos letras: una es la letra de la constelación que rige al mes y la otra es la letra del planeta regente de ese mes. La letra desde la que el Eterno creó a la constelación de Sagitario es Sámej, y con la letra Guímel creó al planeta Júpiter (en hebreo este planeta se llama Tzedek = Justicia).
He aquí la sámej, la letra hebrea que identifica a este mes:
Si observamos bien a la letra sámej, notaremos que su forma es un círculo completo, el cual simboliza unidad, totalidad y circuito; este mes podemos buscar obtener todas esas características.
La letra sámej representa el poder infinito de la Luz del Creador, el cual no tiene principio ni fin. Al alinearnos a nosotros y nuestra conciencia con este circuito, por medio de la resistencia ante la tentación egoísta del Deseo de Recibir para Sí Mismo, podemos acceder a los milagros que están disponibles en este mes.
Por eso, la forma circular de la sámej simboliza la fe fundamental (emunah) reflejada en todos los niveles de la Torah y la realidad: «Su final está incertado en el comienzo, y el comienzo en su final«, explican los sabios intérpretes del hebreo. Esta comprensión y percepción de la unidad inherente entre comienzo y final, que al ser comprendida en profundidad implica ecuanimidad en todas las etapas del «ciclo infinito», es de hecho la manifestación de la Luz Trascendente de Yahvéh (sovev kol almin), que abarca por igual cada punto de la realidad. Por eso, la letra sámej significa corazón con conocimiento.
La letra sámej es una letra muy hermosa, es un atributo que salva y eleva a la persona del imperio de las cáscaras (klipot) del ego (Mitzraim), y le otorga poder, apoyo y confianza, un hogar. Es una letra redonda, como el vientre que le proporciona refugio a un embrión pero no puede desarrollarlo. Por esto último, esta letra simboliza el apoyo, el estímulo, el sustento y la ayuda celestial que Yahvéh dispone desde las esferas celestes a los hombres.
El sentido de «dormir» ligado a Kislev refleja la fe (emunah) obediente pasiva de que la Providencia de Dios siempre proteje a Israel. La base del sendero de la habilidad innata de toda persona humana de alcanzar la comunión con Dios a través de la oración y otras actividades rituales es la la fe obediente en la omnipresencia de Dios y la omnipotencia de Su Providencia.
Es un mes donde encontramos seguridad, bienestar y esperanza, si no nos permitimos incurrir en la auotcomplacencia y la santurronería. En general, Yahvéh lo entrega como un mes altamente positivo.
Durante este mes, el Eterno nos invita a trabajar en la corrección del descanso, y el sueño, que es resultado directo de nuestra dedicación a corregir las acciones durante las horas activas. Por ello, nos enfocaremos a conocer los secretos celestiales para corregir la relajación de la mente y el cuerpo usando el descanso como medio para una acción adecuada. Esto nos ayudará a canalizar nuestros esfuerzos y dirigir la flecha llamada tefilah (plegaria de pacto) en la dirección correcta, para obtener del todo lo que le pidamos en Yeshúa.