Esdras

Ezrá haSofer y el Ayuno del 10 de Tevet

Autor: Rab Yosef Bitton

Mañana, martes 7 de Enero, conmemoramos el diez de Tebet, un día de ayuno que nos recuerda tres trágicos acontecimientos en la historia del pueblo de Israel. Uno de los eventos que recordamos en este día es la muerte de Ezrá haSofer.

Setenta años después de la destrucción del Bet haMiqdash, aproximadamente en el año 516 antes de la era común, el emperador persa Ciro permitió a los judíos regresar a Erets Israel.  Un total de 42.360 Yehudim volvieron a Israel, guiados por Zerubabel (ver libro de Ezrá 2:64).

Años más tarde, más judíos hicieron Aliá inspirados por Ezrá y Nejemiá. Nejemiá fue el líder político que persuadió al emperador persa, Artajshasta, a que permitiera reconstruir las murallas de Jerusalem con el fin de proteger a la población judía de la ciudad y garantizar la seguridad del Bet haMiqdash (ver Nejemiá, capítulo 1-2). Y Ezrá cargaba con la enorme responsabilidad de reeducar a los judíos que habían llegado a Israel luego de haber vivido durante tres o más generaciones en el exilio en Babilonia, sin escuelas, sin sinagogas, y en medio de la población pagana local. Muchos judíos habían olvidado la Torá, sus leyes e incluso su lenguaje, y habían adoptado los valores de la cultura local.

Una vez en Yerushalayim, Ezrá estableció el Anshé Keneset haGuedolá, el primer Parlamento judío, compuesto por 120 miembros, sabios y profetas. Con ellos, Ezrá fijó un extenso número de resoluciones para revivir el estudio y el cumplimiento de la Torá, y reeducar al pueblo judío. Entre otras cosas, Ezrá incrementó los días de lectura pública de la Torá; compuso el texto de la Amidá (oración principal) porque la gente se había olvidado cómo orar correctamente; adaptó los nombres de los meses hebreos al araméo; modificó el tipo de letra (los «fonts») del texto bíblico (ketab ashurí) para facilitar el estudio de Torá, etc. 

Ezrá también tuvo que tomar decisiones muy dramáticas, como la exclusión de los samaritanos, una población mixta semi-pagana que vivía en Israel desde los tiempos del destierro de las 10 tribus (722 b.c.e.) y que pretendía ser aceptada como parte del pueblo judío.

Ezrá también tuvo que hacer frente a la cuestión de los matrimonios mixtos de muchos de los Yehudim que llegaron de Babilonia con sus esposas no judías. Este último dramático evento es narrado en los capítulos 9 y 10 del libro de Ezrá.

Gracias a la sabiduría de Ezrá, a su coraje y a sus principios no negociables, el pueblo judío fue capaz de sobrevivir y restablecerse nuevamente en Israel como la nación de HaShem.

Ezrá fue considerado por nuestros rabinos como el vínculo histórico entre la Torá escrita y la Torá oral. La Torá oral, los rabinos explicaron, fue olvidada en el largo cautiverio de Babilonia, y fue recuperada gracias a los esfuerzos de Ezrá haSofer.  Junto con Nejemiá, completaron la construcción del segundo Bet haMiqdash, construyeron los muros de protección alrededor de la ciudad y ayudaron a que los judíos se restablecieran en la tierra de Israel.Ezrá murió en un día como hoy, un 9 de Tebet. Fue considerado por nuestros sabios como un segundo Moshé.