Por P.A. David Nesher
«…Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios. Porque la creación fue sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa del que la sujetó en esperanza; porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora;…»
Romanos 8: 19-23
Leí en ‘The Telegraph’ que el consejero científico del Gobierno británico, Sir Patrick Vallance, ha advertido que “es poco probable que una vacuna logre exterminar el COVID-19, y que probablemente la enfermedad se vuelva endémica en Reino Unido y el mundo», luego explicó que “los conocimientos que se tienen actualmente para eliminar el coronavirus no son los correctos”, y agregó que la gente tendría que “aprender a vivir con el virus«. Sir Patrick afirmó que en el caso de que una vacuna estuviera ya disponible para la primavera de 2021, la misma no eliminaría el virus por completo.
Ahora bien, considero que por desalentador que sea este cálculo, es probable aún así que Vallance subestime el impacto del virus. El Espíritu de la Profecía me ha revelado que lo más probable es que el virus se propague de los humanos al reino animal, a las plantas y, de allí, vuelva al hombre con mayor fuerza que la hasta aquí manifestada. Es imposible vencerlo usando métodos regulares. Nuestra única opción es cambiar nuestra forma de vida.
Investigando acerca de esto, me encontré con que, según un nuevo estudio de la Universidad de California en Davis, publicado en Proceedings, de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos, los gatos y los perros pueden ser infectados por el nuevo coronavirus y que los humanos son los que se lo transmiten a las mascotas. Aunque hasta ahora, no hay evidencia de que los animales infecten a la gente, la experiencia muestra que el coronavirus cambia todo el tiempo y no podemos estar seguros de que mañana no será trasmitido por las mascotas.
Aún más alarmante es el informe de la Comisión de Salud de China y Salud de Qingdao, quienes realizando un trabajo de investigación en el puerto de Qingdao, detectaron muestras positivas del coronavirus en mariscos, y aseguraron que dos trabajadores que descargaron la carga en cuestión. se habían infectado.
Considerando todo esto, y sin una vacuna para un virus que puede infectarnos incluso a través de nuestras mascotas y alimentos, debemos preguntarnos: ¿cómo nos protegeremos? Y la respuesta es simple: no podemos protegernos del virus, pero podemos eliminar la causa de su aparición y eso eliminará al virus.
Durante las últimas décadas, varios virus han migrado del reino animal a los humanos. El VIH SIDA, el Ébola y el SARS son sólo algunos ejemplos; los científicos advierten que muchos más están “en el tubo”, pues arruinamos el hábitat de los animales y eso los trajo a nosotros. Al mismo tiempo, debilitamos nuestro sistema inmunológico con nuestra forma de vida corrupta y nos hemos vuelto más vulnerables a patógenos desconocidos.
Si queremos un futuro saludable, tenemos que transformar nuestra forma de vida. No podemos seguir manteniendo una actitud de explotación, competencia despiadada, odio y alienación entre la gente, naciones, razas y religiones.
Poco a poco, nuestras acciones egoístas llenas de odio hacia la humanidad y el mundo en general nos están orillando a un acantilado donde pareciera ya no ver salida.
Este odio es la razón de que nos maltratemos a nosotros y a la Tierra. Estamos transfiriendo nuestras luchas al mundo en el que vivimos y destruimos nuestro planeta con nuestro deseo de dominar.
De repente, y ufanados con la vorágine del avance científico y tecnológico, nos volvimos demasiado poderosos y actuamos como si nuestras fechorías no tuvieran consecuencias. Sin embargo, y según la revelación divina, somos mutuamente responsables. Dependemos unos de otros, lo queramos o no. Todo lo que hacemos afecta a toda la humanidad. Todo esto puede evitarse si decidimos actuar hoy.
Por eso, si optamos por al fuerza de la consideración y el interés mutuo, se salvará el mundo entero, ya que lograremos repararlo y transformarlo promoviéndolo a un nivel de promoción mesiánico. Ahora bien, si nuestra opción es la de continuar odiándonos, obviamente nos extinguiremos a nosotros mismos y en consecuencia a todo lo existente.
Como podemos discernir, nos encontramos en una situación frente a la que tenemos que decidir entre nadar o hundirnos. Lo cierto es que todos estamos juntos, atados, por cuerdas que no queremos reconocer.
¡Si ahogamos a otros, estos hilos nos arrastrarán con ellos!
Fuentes:
«Animales, también amenazados por virus causante del Covid-19: estudio«: Jornada México
Aviso de los científicos británicos: “Es poco probable que una vacuna extermine el coronavirus”: La Razón de España