Capricornio

¡Primero Fue la Oscuridad, luego la Luz!

En los países del norte y en Ertez Israel (Tierra de Israel), el mes de Tevet representa el punto máximo del invierno, en el cual toda la existencia parece estar detenida, estancada, adormecida. Sin embargo, sabemos que aunque la naturaleza está dormida en la superficie, la actividad esta oculta en el interior de la tierra. Los árboles frutales están alimentando sus raíces de los minerales de la tierra para, muy pronto, comenzar a dar nuevas hojas y frutos. ¡En el interim, la acción que precede al florecimiento tiene lugar lejos de nuestra mirada!

Esto se aplica también al alma humana. Cuando nos hallamos adormecidos, nadie espera de nosotros que hagamos algo nuevo. Nuestra existencia continua, el cuerpo crece y se desarrolla, pero la inteligencia y la percepción permanecen estancadas. Están como selladas en un sueño profundo, y algunas veces es muy difícil despertarlas.

Si comparamos la situación del mundo físico y nuestro propio mundo espiritual, encontraremos la replica del mes de Tevet. A diferencia de Kislev, el mes precedente en el cual revivimos el milagroso tiempo de Januká, Tevet no es un mes de revelación. No tiene días de conmemoración, es decir que carece de jornadas de milagros abiertos. Por ello, es muy importante tener en cuenta que durante este mes prevalece el adormecimiento del alma, un adormecimiento invernal que amenaza con oscurecer todo lo que es revelado y claro. Por ello, el tema de este mes es el oscurecimiento de lo claro y evidente, el adormecimiento de la búsqueda, la posibilidad de que disminuya la claridad espiritual.

Pregunta el Talmud (Tratado de Shabat 77): «¿Por qué las cabritas siempre van adelante guiando al resto de los animales? Porque así fue el proceso de la Creación.
Primero fue la oscuridad y luego la luz.«

En el siglo II a.E.C., los griegos quisieron oscurecer espiritualmente a Israel, y la luz de Januká, que se extendió del 25 de Kislev al 2 de Tevet pudo vencer la fuerza de la oscuridad que obraba en esa abominación desoladora impuesta por el Anti-Mashiaj Antíoco Epifanes.

A través de la vida y la emunáh de nuestros Patriarcas, Abraham, Isaac y Yaakov, la Torah también nos relata el problema del adormecimiento espiritual en el mundo material. Ellos nos enseñan cómo vivir en el mundo de la acción, en el mundo material, sin entumecerse, o paralizarse con todo lo que nos rodea.

Para expresarlo en forma muy resumida:

? Abraham renovó la revelación de la soberanía de Dios en el mundo,
? Isaac enseñó como la persona puede estar totalmente vinculada a Dios, ya que él lo dio todo, incluyendo potencialmente su vida.
? Debido a que alcanzar semejante nivel de es casi irreal para la nación como un todo, la Torah nos muestra como actuó Yaakov. De la forma de vida de Yaakov, aprendemos cómo el hombre puede cumplir la voluntad del Creador en las actividades de todos los días, sin disminuir el propósito Divino de la Creación.

Así hemos estudiado como la confrontación entre las vidas de Yaakov y Esav pone al descubierto el conflicto entre lo espiritual y lo material que diariamente enfrenta el alma redimida.

Esav representa lo que se ve aquí y ahora, la no existencia de otra realidad. Yaakov, en cambio, nos demuestra lo pretensioso y falso de esta afirmación.

Si la materia y/o lo material prevalece en nuestra vida, entonces la oscuridad del invierno nos invade con su consigna natural, la sentencia de Esav…no existe otra forma de entender la realidad; no hay ley, juicio, ni otro mundo.

En cambio, Yaakov/Israel, enseña al mundo que, tal como la cabra puede dirigirse exactamente en la dirección contraria, lo espiritual puede emerger de lo material e iluminarlo.

Yaakov, es quien enseñó al mundo a renacer en un nuevo nivel de conciencia, luego de romper con la confusión y la oscuridad que representa Esav, es decir, la representación del invierno adormecido en su máxima expresión.

La materia que puede potencialmente adormecer al hombre es sólo el envoltorio, la vestimenta que cubre al hombre y le da forma. Ambos mundos, espiritual y material funcionan juntos, y es nuestra tarea unirlos y elevarlos.

«… La voz es la voz de Yaakov, pero las manos son las manos de Esav.»

¿Cómo puede el hombre vivir en ambos mundos?

Disfrazándose con astucia como alguien que pertenece a este mundo. En el mundo material, el hombre se disfraza como Esav, y en el interior permanece Yaakov; la voz de Yaakov emerge del camuflage iluminando y guiando la vida en el mundo de la acción. De esta manera prevenimos que el mundo material se oscurezca por el adormecimiento de la espiritualidad.

«En el décimo mes, en el décimo día del mes, Nabucodonosor rey de Babilonia se levanto junto con su ejercito contra Jerusalem, y sitió la cuidad, y construyeron un sitio alrededor de ella.»
(Jeremías 52:4; Reyes II 25:1).

El 10 de Tevet, es conocido a veces por ser el ayuno más «fácil» de cumplir en comparación con el resto de los ayunos que conmemoran la destrucción del Beit HaMikdash – Templo Sagrado de Jerusalem.

En un plano estrictamente físico, es verdad: el ayuno dura únicamente entre el amanecer hasta el anochecer. Y como por lo general concuerda con el solsticio de invierno, el día se hace muy corto. (Lo opuesto es verdadero para aquellos que viven en el hemisferio sur). Y a pesar de esto, en un plano espiritual, el ayuno del 10 de Tevet llega a ser el más difícil de todos, incluso de aquel del 9 de Av, el más conocido y observado a nivel mundial de todos los ayunos concernientes al Templo.
¿Por que?

Recordemos que el 10 de Tevet marca un comienzo: el comienzo del sitio que llevo a la destrucción del primer Beit HaMikdash – Templo Sagrado de Jerusalem – en el 586 AEC por los Babilonios; se trata del comienzo de un final.

Todos los comienzos se dirigen a algún lado, tienen un objetivo, un final. Y mientras avanzamos por el camino de la vida, cometemos errores, y también los superamos. Para la mayoría de nosotros, cometer y superar nuestras deficiencias, es parte de nuestra lucha diaria que nos ayuda a elevarnos, a acercarnos a Dios y cumplir mejor Sus preceptos. Pero cada error, cada paso en falso que damos es en sí mismo un nuevo comienzo. Si no se lo toma en cuenta, si no nos hacemos cargo del mismo, el error de esta mañana necesariamente se convertirá en parte de esa red de errores y oportunidades que perdimos. Al final del día, mientras reflexionamos y nos damos cuenta de estos errores, viene el remordimiento de conciencia. Asimismo, al final de nuestra vida, seguramente vamos a reflexionar sobre cómo nos fue, lo que hicimos y lo que no, y ese momento estará lleno de remordimiento. Pero, ¿es el final del día el momento correcto para llorar? ¿Es el final de nuestros días el momento para arrepentirnos?

Nuestros sabios nos enseñan que incluso antes de la creación del mundo, Dios creó la capacidad de teshuváh (- regreso o arrepentimiento -). De acuerdo con el Talmud, Dios » creo la cura antes que la aflicción». Es decir que Dios, en Su infinita sabiduría, sabía de antemano que nosotros aprendemos de nuestras experiencias: el mundo no puede avanzar sin teshuváh. El propósito Divino de la creación no se puede realizar sin la capacidad y el esfuerzo por la teshuváh, es decir, mejorarnos como personas; dirigirnos y acercarnos cada vez más a la voluntad Divina: hacer de Su voluntad nuestra voluntad.

✍? ? Tomado de la enseñanza de los rabinos Glazerson & Gad Erlanger ?️ ✡️