«Casi toda el agua que consume el país, proviene de los mismos cuerpos de agua en los que son evacuados los residuos cloacales e industriales», nos dice nuestro periodista ciudadano en este artículo donde nos invita a reflexionar sobre el uso y la importancia del agua, un elemento indispensable para la vida. «Si no hay agua, no hay vida», así de sencillo.
Autor: Cristian Frers.
El autor de este artículo es Técnico Superior en Gestión Ambiental y Técnico Superior en Comunicación Social – E-mail:
cristianfrers@hotmail.com
El agua es el líquido sin color e insípido que cubre aproximadamente el 71% de la tierra. El noventa y siete por ciento del agua en la tierra es agua salada y el otro tres por ciento es agua dulce. Está compuesta de hidrógeno y oxígeno.
La mayor parte del agua dulce está congelada en el Polo Norte y Polo Sur. Cerca de la tercera parte del agua dulce está en ríos, en los acuíferos y en las vertientes que forman parte del agua potable.
El agua pura es un recurso renovable, sin embargo puede llegar a estar tan contaminada por las actividades humanas, que en ves de ser útil, se convierte en nociva.
El agua está considerada contaminada cuando sus características naturales están alteradas de tal modo que la hace parcial o totalmente inadecuada para el uso al que estaba destinada.
Este elemento no sólo es parte esencial de los seres humanos, también es imprescindible para los demás seres vivos tanto vegetales como animales. El agua contribuye al bienestar general en todas las actividades humanas. Se utiliza mayormente como elemento indispensable en la dieta de todo ser vivo y ésta es uno de los pocos elementos sin los cuales no podría mantenerse la vida. Por todo esto el agua ofrece grandes beneficios al hombre, pero a la vez puede transmitir enfermedades.
El cólera, el tifus y la hepatitis infecciosa son algunas de las principales enfermedades transmitidas por bacterias que viven en el agua. Otras enfermedades son transmitidas por otros organismos que se reproducen en el medio líquido, por lo general aguas sin movimiento, como las aguas estancadas, y que transportan estas bacterias. Algunos ejemplos de estas enfermedades son el paludismo o la malaria, la enfermedad del sueño y la fiebre amarilla.
Los principales contaminantes del agua son:
• Agentes patógenos: Bacterias, virus, protozoarios, parásitos que entran al agua provenientes de desechos orgánicos.
• Desechos que requieren oxígeno: Los desechos orgánicos pueden ser descompuestos por bacterias que usan oxígeno para biodegradarlos. Si hay
poblaciones grandes de estas bacterias, pueden agotar el oxígeno del agua, matando así las formas de vida acuáticas.
• Los nutrientes vegetales: Pueden ocasionar el crecimiento excesivo de plantas acuáticas que después mueren y se descomponen, agotando el oxígeno del agua y de este modo causan la muerte de las especies marinas conocida como zona muerta.
• Sedimentos o materia suspendida: Partículas insolubles de suelo que enturbian el agua, y que son la mayor fuente de contaminación.
• Sustancias químicas inorgánicas: Acidos, compuestos de metales tóxicos (Mercurio, Plomo), envenenan el agua.
• Sustancias químicas orgánicas: Petróleo, plásticos, plaguicidas, detergentes que amenazan la vida.
• Sustancias radiactivas: Que pueden causar defectos congénitos y cáncer.
• Calor: Ingresos de agua caliente que disminuyen el contenido de oxígeno y hace a los organismos acuáticos muy vulnerables.
Si tomamos el ejemplo de la Argentina, observaremos que casi toda el agua que consume, proviene de los mismos cuerpos de agua en los que son
evacuados los residuos cloacales e industriales. La concentración de diversos elementos de contaminación –materiales pesados, bacterias, nitratos e hidrocarburos- que se producen en diferentes lagos, lagunas y ríos de la Argentina, superan largamente las cifras consideradas peligrosas.
No es casual que los ríos Paraná, Salado del Norte, Salado del Sur, Carcarañá, de la Plata y Colorado se inscriban entre los más contaminados de la Tierra.
La Argentina no posee medidas de control adecuadas para el tratamiento y disposición de aguas servidas, residuos peligrosos sólidos y desechos industriales domiciliarios, que finalmente terminan contaminando cuerpos de agua superficiales y subterráneos. Se cuenta con información que determina que importantes y numerosos cuerpos de agua se encuentran afectados por aguas servidas, con intensos procesos de eutroficación debido a la falta de depuración.
El mayor problema son las áreas urbanas que reciben contaminantes al por mayor desde todas partes. Una de cada cuatro camas de un hospital está ocupada por pacientes que tienen enfermedades contraídas por el agua. La contaminación del agua actúa lentamente y genera enfermedades de todo tipo, no sólo trastornos infecciosos. El agua transporta metales y sustancias tóxicas que van acumulándose en los organismos hasta afectar de diferente manera los diversos tejidos corporales.
La contaminación de las aguas de superficie provenientes de las aguas residuales industriales y de aguas negras sin tratar es una de las causas principales de daños a la propiedad (en combinación con las inundaciones), pérdidas de espacios para recreación y daños ecológicos alrededor de las principales áreas urbanas de varios lagos interiores.
En varios lugares del interior del país –como Rosario y Córdoba- los cuerpos de agua se han contaminado hasta el punto de afectar los trabajos de las plantas para su tratamiento. Podemos tomar
el caso del Lago San Roque, abastecedor del agua de la Ciudad de Córdoba, un lago empachado por la materia orgánica, algas, virus y bacterias. Es decir, experimenta el problema de la eutrofización.
Hay proyectos para hacer plantas de tratamiento para las principales localidades, pero la descarga sigue creciendo. No hay ningún sistema de tratamiento funcionando.
La cuenca Riachuelo-Matanza en la Provincia de Buenos Aires, con sus 2.240 kilómetros cuadrados y sus tres millones de habitantes, de los cuales sólo el 45% posee cloacas y el 65% tiene agua potable (1.700.000 personas utilizan pozos negros o cámaras sépticas), es uno de los símbolos nacionales de la polución.
Tres mil empresas vuelcan a diario y desde hace años sus residuos tóxicos o no tóxicos, sólidos o líquidos, sin ningún tipo de tratamiento o con tratamiento insuficiente.
Las industrias farmacéuticas, químicas y petroquímicas aportan el 30% de la contaminación, la industria de las bebidas alcohólicas y curtiembres el 3%. A estos volcamientos se agregan los afluentes cloacales. En conjunto, recibe a diario 368.000 metros cúbicos de residuos industriales, nada menos que el doble del caudal mínimo promedio del río; es una peligrosa carga que destruye cada gota de agua transformándola en una explosiva gota de contaminación.
Los lodos del Riachuelo poseen grandes concentraciones de cromo, cobre, mercurio, cinc y plomo. Las mayores concentraciones de cromo y plomo se encontraron en los límites de los municipios de Avellaneda y Lanús en la Provincia de Buenos Aires.
Hidrocarburos como el benceno, naftaleno, antraceno y tolueno, entre otros, abundan en las aguas y aparecen esplendorosos en sedimentos de los ríos y arroyos cercanos a destilerías e industrias petroquímicas como las que se encuentran en los cursos de agua del área Beriso-Ensenada.
En las zonas urbanas y rurales del noroeste de la Provincia de Buenos Aires, el acuífero Puelche –reconocido como uno de los más grandes del mundo- presenta diferentes niveles de contaminación con nitratos y bacterias coliformes. La sección superior arde de basura tóxica. La descarga es meteórica y el agua puede transportar sustancias asociadas con los pozos ciegos, los
basurales y los nitratos residuales.
El partido del conurbano bonarense, densamente poblado, el agua del Puelche presenta concentraciones de nitratos hasta tres veces mayores a los límites permitidos. El canal oeste de los municipios Beriso y Ensenada, Provincia de Buenos Aires, languidece. En ningún caso las plantas depuradoras son suficientes, los tratamientos que debieran efectuar las empresas antes de volcarlos a los cauces son entre deficientes e inexistentes. El conjunto de basuras es letal: metales pesados, compuestos organicos e inorgánicos.
Por otro lado, la empresa “Aguas Argentinas” estimó que fluyen 2.300.000 de m3 de aguas negras sin tratar –por día- en el río de la Plata. A ellas, se suman 1.900.000 de m3 diarias de descargas industriales del Area Metropolitana de Buenos Aires.
En el caso de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, la repercusión principal recae en que las normas de calidad del agua ambiental se exceden constantemente de la franja de los 300 metros continuos a la costa del río de la Plata, impidiendo el uso recreativo (por insalubre) de las playas que antaño fueron tan importantes para sus habitantes .
La mayor parte del agua que consume la población proviene de los mismos cuerpos en los que son evacuados los efluentes cloacales e industriales. Dada la falta de tratamiento de los mismos, la población termina consumiendo agua potable de calidad dudosa o a un alto costo de purificación.
La contaminación de las aguas subterráneas debe considerarse como el problema de contaminación más importante de la Argentina, más que nada debido a la exposición a los riesgos de salud de una gran parte de los hogares.-incluyendo una gran proporción de los de bajo recursos- que dependen del agua subterránea para sus necesidades diarias.
No por estar escondidas bajo tierra las aguas subterráneas están liberadas de las descargas, el área más crítica es la Metropolitana de Buenos Aires, por la gran cantidad de gente afectada y por la baja cobertura de infraestructura en las municipalidades más apartadas. La principal fuente de contaminación son los tanques sépticos y, en menor medida, las aguas residuales industriales.
El recurso agua es cada vez más apreciado, tanto para uso doméstico industrial o agrícola. Su escasez, sobre todo en las zonas áridas y semiáridas, la sitúan como prioridad vital para el desarrollo de las poblaciones: Si no hay agua, no hay vida.
Muchos son los programas emprendidos para el uso racional del vital líquido; sin embargo gran parte de ellos adolecen de objetividad, ya sea por su difícil aplicación o por el elevado costo que representan; es más, se ataca el problema desde puntos de vista sofisticados, se piensa que el modelo más complicado es el mejor; pero existen oportunidades valiosas que están a nuestro alcance, que sólo requieren ser visualizadas, un tratamiento técnico simple y conciencia de todos.
Está claro que cuando se habla de la actual crisis y del futuro de este recurso, las aguas están divididas. Mientras tanto, el planeta se agrieta y millones de niños mueren cada año, producto de la escasez y la contaminación. El agua dulce de alta calidad es limitada, de ahí la necesidad de una gestión integral en la que estén representados todos los usuarios del agua. El manejo efectivo debe asegurar el mejor uso de los recursos disponibles, prevenir la contaminación y reducir los conflictos que usualmente genera el acceso al agua dulce. Todo ello requiere el establecimiento de políticas y estrategias claramente definidas, así como la elaboración de reglamentos y mecanismos para controlar la contaminación del agua.
Nota Profética:
Nada mejor que un proverbio (paradigma para gobernar sabiamente):
«El justo está atento a la causa de los pobres; el malvado no entiende que eso es sabiduría«
(Proverbios 29:7)