Eslovaquia

Eslovaquia se opone al supuesto derechos de los estados de redefinir el diseño matrimonial

Eslovaquia, pequeño país en el corazón de Europa central, ha expresado lo que logra una nación cuando sus debates los reflexiona desde la verdadera sabiduría.

Y es que este país  ha modificado su Constitución para definir el matrimonio como la unión entre hombre y mujer, cerrando de esta manera y de forma definitiva la puerta al matrimonio entre personas del mismo sexo.

Según informó la agencia Reuters, durante dos días de intenso debate, los defensores del verdadero matrimonio advirtieron que dar a las uniones del mismo sexo un estatus jurídico equivalente al matrimonio heterosexual era un riesgo para la sociedad por ir contra los valores tradicionales

La enmienda fue respaldada por 102 legisladores, mientras que 18 votaron en contra. La enmienda requiere una mayoría de dos tercios en el parlamento de 150 miembros.
El miembro más reciente en entrar en la UE es Croacia, que también prohibió el matrimonio entre personas del mismo sexo en un referéndum el año pasado, lo que provocó una enmienda constitucional similar, pero rápidamente pasó una ley de unión civil para parejas del mismo sexo.

De este modo Eslovaquia se une a otros países como Polonia, Hungría, Croacia, Serbia, Montenegro, Bulgaria, Letonia, Lituania, Bielorrusia, Ucrania y Moldavia, cuyas constituciones ya protegen a la familia natural.

Ninguna forma de unión de personas del mismo sexo es legal en Eslovaquia, donde más del 70 por ciento de la población de 5,4 millones es cristiana, según un censo de 2011.

Con esta resolución se pone fin a los reiterados intentos de lo años: 1997, 2000 y 2012, de introducir el “matrimonio homosexual” en el país.
La reforma se apoyó en motivaciones como que “no es posible que los derechos y obligaciones derivados del matrimonio le sean conferidos a algo que no sea la unión legalmente reconocida entre un hombre y una mujer”, que no sólo cierra el paso a las uniones civiles sino que también protege a los niños.

Es necesario insistir en la certeza que tenemos de que el Eterno Dios no crea una persona con deseos homosexuales. Dice la Biblia, que una persona se vuelve un homosexual a causa del pecado (Romanos 1:24-27), y definitivamente a causa de su propia elección. Una persona puede haber nacido con una gran susceptibilidad hacia la homosexualidad, al igual que hay gente que ha nacido con una tendencia a la violencia y otros pecados. Eso no la disculpa de escoger pecar al ceder a sus deseos pecaminosos. ¿Si una persona nació con una gran susceptibilidad hacia el enojo/cólera, le da derecho a sucumbir a aquellos deseos? La misma Biblia dice que no. Cualquier sociedad de nuestros días grita: ¡Por supuesto que no! Pues bien, la misma respuesta se aplica con la homosexualidad.

La Biblia, consistentemente nos dice que la actividad homosexual es pecado (Génesis 19:1-13; Levítico 18:22; Romanos 1:26-27; 1ª Corintios 6:9). La homosexualidad es el resultado de negar y desobedecer a Dios (Romanos 1:26-27). La Biblia dice que cuando una persona continúa en pecado e incredulidad, Dios “lo entrega” aún al pecado más malvado y depravado, a fin de mostrarle lo inútil y desesperado de la vida, al hallarse separado de Dios. El pasaje de 1ª Corintios 6:9 proclama que los “transgresores” homosexuales no heredarán el Reino de Dios.