“Pondré prodigios en el cielo y la tierra: sangre, fuego y columnas de humo; el sol se convertirá en tinieblas y la luna en sangre, antes que venga el día grande de Dios.»
Sin embargo, los anteriores eclipses de sangre se han desarrollado en la víspera de las grandes fiestas bíblicas, como Tabernáculos (Sukkot) y Pascua (Pesaj). Pero ahora, no será así. El 27 de julio es 15 de Av de 5778 y ninguna fiesta está vinculada con ella. No obstante, esta fecha es una de las más misteriosas del calendario hebreo, ocurrieron tantos eventos y confesiones según el Talmud. Da inicio las noches más largas y por lo tanto mayor estudio de la Torah.
Es importante aportar que las lunas de sangre siempre han marcado el calendario de Israel, y también el de las naciones.
Existió una luna de sangre en la víspera de la declaración de independencia de Israel en 1948, tras una sangrienta guerra que tuvo lugar pocos años después del Holocausto, cuando seis millones de judíos fueron asesinados.
Una luna de sangre coincidió con la Guerra de los Seis Días en 1967, cuando Israel liberó a Jerusalem; a partir de aquí judíos dispersados fueron capaces de volver a Jerusalem después de 2.000 años de exilio. Tristemente, la sangre judía se derramó durante esta guerra.
Así pues, y de acuerdo a las palabras finales de Joel, las lunas de sangre son una señal del Eterno de que estamos un paso más cerca de la venida del Mesías.
«Delante de él temblará la tierra, se estremecerán los cielos; el sol y la luna se oscurecerán, y las estrellas retraerán su resplandor.»
(Joel: 2:10)