Mayordomía

¿Qué Significa ser Dador Alegre? (Terumah)

El verdadero dador no piensa que su dinero y sus recursos le pertenecen. Considera todo lo que tiene como perteneciente al Eterno.


Un verdadero dador no está motivado para dar simplemente porque anticipa cosechar un retorno próspero de su inversión. Una persona generosa da para la obra del Reino de Dios porque su corazón desea dar. Él ama a YHVH y quiere hacer todo lo posible para promover la obra de Elohim en la Tierra.

Leemos en el libro de Shemot (Éxodo), que el Eterno le pidió a Moisés que recolectara donaciones sólo de aquellos donantes que deseaban dar:

«De todo hombre cuyo corazón lo mueva, levantarás Mi ofrenda»
(Éxodo 25:2).

La colecta debía ser una contribución voluntaria, no un impuesto o incluso un diezmo. Los diezmos son importantes, pero se supone que la terumá se da simplemente desde el corazón.

Esto se puede comparar con un esposo y una esposa que amaban a su hijo y querían verlo triunfar en la vida. Aunque agotaron sus ahorros para enviar a su hijo a la universidad, no se arrepintieron en absoluto de la pérdida. En cambio, deseaban ayudar a su hijo a tener un buen comienzo en la vida y se regocijaban de poder hacerlo. De la misma manera, una persona que ama a Yahvéh debe estar deseosa y anhelanta

e por hacer todo lo que pueda para que la obra de Elohim tenga éxito pleno. Cuando invierte en el Reino, no se arrepiente de la pérdida. Lo ve como una oportunidad para cumplir sus esperanzas.

Un verdadero dador quiere honrar a Su Padre devolviéndole los recursos que se le otorgan. El verdadero dador no piensa que su dinero y sus recursos le pertenecen. Considera todo lo que tiene como perteneciente al SEÑOR. Por eso, cuando da para la obra del Reino de Elohim, no se arrepiente.

Esto se puede comparar con un hombre rico que se iba de viaje. Antes de irse, le confió a su vecino un saco de dinero para que lo guardara. Al regresar del viaje, pidió que le devolvieran el saco de dinero. El vecino no sintió rencor por devolver el dinero porque solo fue su custodio por un corto tiempo. De la misma manera, debemos considerar todo lo que tenemos como perteneciente a Yahvéh.

Una persona que da para la obra del Reino debe hacerlo de buena gana y con gusto. El apóstol Pablo dice:

«Cada uno haga tal como se propuso en su corazón, no de mala gana ni por obligación, porque Dios ama al dador alegre»
(2 Corintios 9:7).


ADAPTADO DE: Torah Commentary Set

¿Cómo Prosperar con el Poder de la Imaginación?

Por P.A. David Nesher

El poder de la imaginación debe ser usado sólo desde una mente ascendida en los caminos de la Luz Infinita. Si no es así, la impaciencia se apodera de ese poder y lo conduce a la destrucción total del destino de propósito que Yahvéh ha otorgado al ser humano.

#ParasháKiTisé#BecerroDeOro

«¿Cómo te atreves a dar el Diezmo?»

Por P.A. David Nesher

«Indefectiblemente diezmarás todo el producto del grano que rindiere tu campo cada año. Y comerás delante de Yahvéh tu Dios en el lugar que Él escogiere para poner allí su nombre, el diezmo de tu grano, de tu vino y de tu aceite, y las primicias de tus manadas y de tus ganados, para que aprendas a temer a Yahvéh tu Dios todos los días. 
Y si el camino fuere tan largo que no puedas llevarlo, por estar lejos de ti el lugar que Yahvéh tu Dios hubiere escogido para poner en él su nombre, cuando Yahvéh tu Dios te bendijere, entonces lo venderás y guardarás el dinero en tu mano, y vendrás al lugar que Yahvéh tu Dios escogiere; y darás el dinero por todo lo que deseas, por vacas, por ovejas, por vino, por sidra, o por cualquier cosa que tú deseares; y comerás allí delante de Yahvéh tu Dios, y te alegrarás tú y tu familia. Y no desampararás al levita que habitare en tus poblaciones; porque no tiene parte ni heredad contigo. 
Al fin de cada tercer año, sacarás todo el diezmo de tus productos de aquel año y lo depositarás en tus ciudades. Y vendrá el levita, que no tiene parte ni herencia contigo, y el forastero, el huérfano y la viuda que habitan en tus ciudades, y comerán y se saciarán, para que el SEÑOR tu Dios te bendiga en toda obra que tu mano haga.»

(Devarim/Deuteronomio 14:22-29)

En la porción de esta semana, nos toca investigar y meditar en la ordenanza del maáser (el diezmo) que debía separar el campesino en en la tierra de Israel, durante el tiempo del Bet HaMikdash (Templo). El tema, en los espacios del cristianismo, es en verdad muy controversial y hostilizado como todo lo que tiene que ver con dinero, y a decir verdad, es muy difícil permanecer indiferente sin volcarse apasionadamente a uno de los bandos. En esta bitácora no pretendo sumar algo a dicha controversia, ya que considero que de acuerdo a la mal entendida «teología de la gracia» que la mayoría de las denominaciones cristianas profesan, el diezmo no debería ser practicado ya que pertenece al ámbito de lo que los dogmas llaman Antiguo Testamento.

En verdad, lo que quiero hacer en este estudio, es compartir con los que creemos que la Torah (y por consiguiente los Profetas y Escritos) sigue estando vigente como manual que conduce a los secretos de la Sabiduría de lo Alto, los beneficios que otorga la conciencia de Maaser (Diezmo).

Según la Torah divina cada terrateniente debía separar sus frutos y cereales en los siguientes tipos de ofrenda:

  • Terumah,
  • Maaser Rishón,
  • Maaser Shení y
  • Maaser Aní,
  • además de los primeros frutos que se llevaban al Bet HaMikdash (bikurim, las primicias).


La Torah, en realidad, en su hebreo original dice en el versículo 22: “aser te`aser” (que puede traducirse: «diezmar diezmarás«); es decir: «irremisiblemente» o «indefectiblemente» diezmarás…. Y medio de un juego de palabras (los Sabios) las interpretan como: “aser bishbíl shetitasher”, que se traduce: «Da el diezmo para que te enriquezcas«, o «te hagas millonario» según otros traductores (Talmud SHABAT 119ª. TAANIT 9ª).

Para captar mejor lo arriba dicho, regresemos a la expresión ”עַשֵּׂר תְּעַשֵּׂר“ [“aser te`aser” («diezmar, diezmarás)], si observamos el original notamos que la raíz de ambas  la componen las letras Áyin, Shin y Resh. Lo interesante de este dato es que la palabra riqueza posee la misma raíz;  con solo cambiar la vocal ‘a’ por la ‘o’, se forma la palabra «osher» que significa riqueza.  Así que con toda propiedad, los Sabios aseguran que se puede afirmar que el versículo dice: “Diezma  y te enriquecerás”

Por ende, cuando leemos la palabra indefectiblemente notamos que en la cosmovisión de los Cielos cumplir con este mandamiento es muy importante; ya que el diezmo describe dar el diez por ciento, el Eterno mandaba a que realmente fuera el diez por ciento. Se podría pensar que los israelitas podrían descubrir maneras de dar menos del diez por ciento a Dios, pero con esta palabra la pauta quedaba bien clara, el Eterno no puede ser burlado.

¿Por qué y para qué el Eterno mandó dar el diezmo? 

Porque por medio de este instrumento cósmico Él lograba grabar en las mentes de los primogénitos que el es el Dueño absoluto de todo, y que nosotros solo somos administradores o mayordomos de todo lo creado (Deuteronomio 8:18; Salmo 50:10; Hageo 2:8). Así, al dar el diezmo, el pueblo de Israel reconoce que Yahvéh es el gobernante absoluto de todo los bienes que tenemos. El propósito de diezmar era edificar el honor y la reverencia al Nombre Bendito del Eterno. En la paráfrasis de la Living Bible se lo presenta de una manera simple:

«El propósito de diezmar es para enseñarte a siempre poner a Dios primero en tu vida» 

(Deuteronomio 14:23b, Living Bible).

En la Torah se describe el diseño divino de dos tipos de diezmo, el primero y el segundo, los cuales suman el 20% de los ingresos totales de la producción anual.

El primer diezmo (en hebreo: Maaser Rishón) se entregaba enteramente a los levitas que lo pueden comer en cualquier lugar (cf. Números 18:26).

En cambio, el segundo (hebreo: Maaser Shení) se podía comer en Yerushalayim durante los años primero, segundo, cuarto y quinto del ciclo semanal de años. Cada hebreo debía separar en dichos años una décima parte de la producción anual del suelo, que incluía granos, vino y aceite.

Durante el tercero y el sexto año se entregaba el segundo diezmo a los necesitados en cada ciudad, ese diezmo es llamado el diezmo de los pobres. El séptimo año es el año sabático cuando no se podía dar el diezmo de los productos agrícolas porque durante ese año todo lo que crecía en el campo era de todos.

Ya que el diezmo se tenía que transportar a un solo lugar para toda la nación, unos se encontraban mas lejos que otros. Si alguien estaba muy lejos, se les dificultaba transportar el diezmo requerido de grano y ganado. Entonces, quien vivía demasiado lejos del Santuario para llevar a cabo el Maaser Shení, podía llevar a cabo su equivalente en dinero y disfrutar de una comida festiva con su familia y los leviím (levitas). Al final del tercero y sexto años de cada ciclo de siete, ese era el deber ser entregado a los pobres (Maaser Aní) en casa antes de ser llevado al Santuario.

El levita recibe el primer diezmo, y los pobres reciben el segundo diezmo, en los años tercero y sexto del ciclo shemitah. El comentario “Torá con Rashí”,dice al respecto:

“El diezmo (maaser) es la porción del producto agrícola que debe separarse cada año y entregarse a sus respectivos destinatarios. Los diezmos se dividen en tres partes: primer diezmo (maaser rishón), segundo diezmo (maaser shení) y diezmo del pobre (maaser aní). Su orden de separación es el siguiente: primero se separa la trumá (“porción separada”) y es entregada directamente al kohen. Luego se separa el maaser rishón, el cual es entregado al leví; de aquí el leví separa la parte llamada trumat maaser y se la entrega al kohén (ver Núm 18:26). Tercero, se separa el maaser shení y es llevado a Yerushalayim para ser ingerido allí; esto es realizado el primero, segundo y cuarto y quinto años del ciclo agrícola de siete años (ver. Deuteronomio 14:22-26). En el tercero y sexto años, en lugar del maaser shení se separa el maaser aní, el cual es entregado a los pobres (Deuteronomio 14:28-29). En el séptimo año no se separan los diezmos.”

Dar el Diezmo Garantiza Protección en los Malos Tiempos Económicos.

Cuenta la historia hebrea que existió un hombre que era muy escrupuloso al ver sus maaserot (diezmos). Poseía un campo, del cual usaba la mitad para las plantas y en la otra mitad había un estanque con agua. Cierto año hubo una sequía terrible; todo el país sufría de hambre. La comida era escasa y el agua aún más. El trigo se vendió por una moneda, que era un precio altísimo. Y se vendió la misma cantidad de agua por tres selaim. Todo el año el buen hombre se vendió a la gente del agua de su cisterna. «¡Vengan a comprar un saá de agua!», Proclamaba. «¡Rieguen los campos con esa agua y produzcan tres veces de trigo!» Este hombre fue bendecido con suficiente agua para sus propios años en un año de sequía, y también lo sobró para vender los demás, por ser muy cuidadoso con el maaser.

En en el Talmud se encuentra esta cita:

«Da el diezmo (maaser ) para que enriquezcas (titasher )». Mientras más, más va a proporcionar el Dueño de las riquezas ..

La Torah da una promesa especial a los que entregan el diezmo fielmente. La misma consiste en que el Eterno va a bendecirlos en toda la obra de sus manos. Yahvéh bendecirá a un corazón que da alegremente. Nuestro Abba, sabe que nuestros ingresos no siempre llegan a los gastos y que es fácil preocuparse y dudar de cómo el dinero podrá llegar. Por eso Él ha dado una bendición especial al que es fiel en la entrega del diezmo. Esa bendición hace que obtengamos sabiduría de lo alto a la hora de administrar el resto para que no la malgastemos en cosas innecesarias y caras sino que encontremos artículos y comida más baratos. La bendición también hace que el dinero no se pierda ni que se rompan y se gasten las cosas innecesariamente para que los gastos sean grandemente reducidos. La bendición que está sobre la obra del que es fiel en el diezmo tiene mil maneras de manifestarse.

Según entiendo, el primer diezmo es obligatorio para los escogidos de entre las naciones, y el segundo diezmo es optativo, pero conlleva una gran bendición para toda la obra de las manos del que lo entrega.

Alguien me preguntará:

«¿Cómo te atreves a dar el diezmo? ¿Qué pasa si no puedes financiar tu economía?«

Yo le contesto:

«¿Cómo te atreves a no dar el diezmo? ¿Qué pasa si pierdes la bendición del Eterno sobre tu economía?»

Si nuestra pregunta es: ¿Qué tan poco puedo dar y aun complacer a Dios?, entonces nuestro corazón no esta en el lugar correcto, para nada.

Por todo esto, me atrevo a decir que si tienes problemas con tu economía es porque probablemente has sido negligente con el diezmo.

«Las Peores Personas…» según Jack Ma

Jack Ma, fundador de Alibaba dijo en una entrevista lo siguiente:

«Las peores personas a las que les puedes servir son las personas con mentalidad de pobre».

«Dales algo gratis, y piensan que es una trampa. Diles que es una pequeña inversión, van a decir que no ganan mucho. Invítalas a entrar en grande, dirán que no tienen dinero. Invítalos a probar cosas nuevas, te dirán que no saben cómo hacerlo. Invítalos a un negocio tradicional, dirán que es difícil de hacer. Diles que es un nuevo modelo de negocio, van a decir que es una pirámide o estafa. Diles que administren una tienda, dirán que no hay libertad. Diles que corran un nuevo negocio, van a decir que no tienen experiencia.


Ellos tienen algunas cosas en común:
Ellos aman preguntar, “investigar» y escuchar a los amigos que están tan desesperados como ellos, piensan más que un filósofo y se mueven menos que un ciego guiando a otro ciego.


Sólo hay que preguntarles, ¿qué quieren hacer? Y nunca serán capaces de responder.«

¿Cómo vencer con dignidad la manipulación materialista?

Por P.A. David Nesher

“Entonces el rey de Sodoma dijo a Abram:
–Dame las personas y toma para ti los bienes.
Respondió Abram al rey de Sodoma:
–He jurado a YHVH, Dios altísimo, creador de los cielos y de la tierra, que ni un hilo ni una correa de calzado tomaré de todo lo que es tuyo, para que no digas: “Yo enriquecí a Abram”; excepto solamente lo que comieron los jóvenes. Pero los hombres que fueron conmigo, Aner, Escol y Mamre, sí tomarán su parte.»

(Bereshit/Génesis 14:21-24)

Tal y como hemos visto, Abram, con los 318 (trescientos dieciocho) soldados de su ejército personal, había vencido sobre los reyes más poderosos de aquella época. Nuestro padre en la fe, con la ayuda sobrenatural del Eterno había podido recuperar tanto los prisioneros de guerra (entre ellos su sobrino Lot), como los bienes materiales de las cinco ciudades de la llanura que habían sido atacados.

Como pareciera lógico y apropiado, vemos que el rey de Sodoma quizo recompensar a Abram por los esfuerzos que él hizo para recuperar todo lo que la alianza de los cinco reyes del oriente le habían quitado. Por eso, le ofreció a Abram una gran cantidad de aquel botín. Aparentemente este rey simplemente tenía la “buena intención” de cubrir los gastos de guerra, y entregar una recompensa a sus aliados por haberle devuelta sus bienes y su gente. Sin embargo, Abram no lo tomará.

Entonces, meditando en la negativa de Abram ante la propuesta del rey de Sodoma surge una cuestión: ¿por qué era tan importante para Abraham avinu (nuestro padre) no recibir nada del rey de Sodoma? ¿No era esta una oportunidad magnífica para aumentar sus riquezas?

Para otros (quizás para nosotros) esta oferta quizás hubiera sido una buena cosa y muchos la hubieran considerado como una gran bendición del Eterno. Pero Abram no pensaba así. Para nuestro padre en la fe era más importante el buen nombre que las buenas ganancias. Para él era más importante no ser manipulado por los hombres que obtener sus beneficios.

Abram rehusó ser recompensado, porque él no permitiría que ningún hombre dijera que una mano humana enriqueció a Abram. Él, como buen adorador, demandó que todo el crédito fuera hacia el Eterno y solamente a Él.

Con esta actitud Abram avinu mostró su fidelidad a Yahvéh dando a entender en esta respuesta que él no quería depender de ganancias que lo comprometieran con su vocación. Así, Abram afirmaba delante de los hombres (y aún los ángeles) que aceptaba incondicionalmente las condiciones divinas para lograr el cumplimiento de las promesas de Yahvéh. Abram rechaza de este modo, y pleno de dignidad, toda sospecha de que quisiese enriquecerse con bienes ajenos. ¡Abram demandó que todo el crédito fuera hacia Dios y solamente a Dios!

Sin embargo, al mismo tiempo, Abram dejará claro su sentido de justicia, al no imponer sus escrúpulos sobre sus aliados los amorreos Aner, Escol y Mamre (Génesis 14:13). Ellos tenían derecho al botín como les fuera apropiado.

Estas cosas, que parecen no tener mucha importancia, son en verdad primordiales para todos los que desean ser aprobados por el Eterno.

Nuestro padre Abram no amaba el dinero. El amor al dinero es la raíz de todos los males (1Timoteo 6:10). La verdad es que Abram amaba al que es el Poseedor del cielo y la tierra y por eso Él le podía confiar a Abraham tanta riqueza porque sabía que él no iba a convertir las riquezas en un dios falso.

Siempre debemos tener en cuenta que el dinero es un buen siervo, pero un mal señor. Si hacemos cosas sólo por el dinero somos esclavos e idólatras, porque la avaricia es una forma de idolatría (Colosenses 3:5). Avraham había limpiado su corazón de toda avaricia y toda idolatría.

Pero en este caso hay un punto mucho más importante que el tema de la avaricia. El punto era lo que el rey de Sodoma podía decir en cuanto a nuestro padre.

Abram conocía la maldad que había en el corazón del rey de Sodoma y de sus conciudadanos. Sabía que su lengua podía hacer mucho daño. Sabía que sus motivos no eran puros y por eso podía manipular la verdad de manera que su nombre corriese el riesgo de ser manchado. Por eso, él rehusó obtener todo provecho personal para que este rey (representante del Otro Lado) no fuera a presumir de que él era quien enriqueció a Abram en vez de Dios.

El sabio rey de Israel expresó:

Más vale el buen nombre que las muchas riquezas, y el favor que la plata y el oro.”
(Proverbios 22:1)

Abram discernía que el rey de Sodoma diría que era él quien lo había enriquecido, y así se jactaría a costa de un hombre justo. Seguramente su orgullo lo conduciría a decir: “Si no fuera por mí, Abram no sería tan importante. Yo soy el que le he hecho rico.” Esto sería muy dañino para el nombre de nuestro padre. Por sobre todo, profanaría el nombre del Eterno, lo cual es mucho peor. El Eterno era verdaderamente quien hizo prosperar a nuestro padre, no los hombres. La alabanza y gratitud de su riqueza tenía que llegar solamente al Poseedor del cielo y la tierra, no a un rey perverso.

Cuando estamos dispuestos a buscar lo que los hombres tienen por éxito en la carne, y por ende, usamos métodos del mundo, es imposible decir que fue Yahvéh quien concedió el éxito. Siempre lo mejor será dejar que sea el Eterno quien te eleve, para que Él reciba la gloria y que tú también sepas que fue Su trabajo.

Por eso, mi querido lector (o lectora) no digas sí a todas las ofertas que aparentan ser bendiciones. Piensa una y dos veces antes de recibir dinero de alguien. Ten siempre presente, que posiblemente, detrás de esas ofertas se esconden manipulaciones e intereses personales, especialmente si vienen de personas mundanas como el rey de Sodoma. Cuida tu nombre y el Nombre del Eterno que representas. Mejor es quedarte sin una buena paga que perder tu buena fama. El generoso siempre prospera.


Remedios Divinos para Evitar la Avaricia.

” Él te condujo a través del inmenso y terrible desierto, con sus serpientes abrasadoras y escorpiones, tierra sedienta donde no había agua; El sacó para ti agua de la roca de pedernal. En el desierto te alimentó con el maná que tus padres no habían conocido, para humillarte y probarte, y para finalmente hacerte bien. No sea que digas en tu corazón: «Mi poder y la fuerza de mi mano me han producido esta riqueza.» Mas acuérdate de Yahvéh tu Dios, porque Él es el que te da poder para hacer riquezas, a fin de confirmar su pacto, el cual juró a tus padres como en este día.”

(Devarim/Deut. 8:15-18)

 

Estudiando los códigos de la Torah, especialmente Devarim (Deuteronomio), nos hemos alegrado ante la revelación de que nuestro Abba santo está muy interesado en capacitar nuestra mente para que domine la materia, desarrollando así en plenitud el propósito mesiánico para nuestras vidas. Está escrituralmente establecido que Yahvéh, nuestro Dios, desea bendecir a sus hijos primogénitos con muchas riquezas materiales. Pero, también aceptábamos que, por causa de la tendencia pecaminosa del hombre, es muy fácil olvidarse del Eterno y Su Instrucción (Torah) cuando las riquezas aparecen y comienzan a multiplicarse.

Hoy nos toca ver cómo Moshé advierte sobre este peligro diciendo a los israelitas de la nueva generación que tengan mucho cuidado de no olvidar al Eterno en el momento de obtener muchas riquezas materiales.

He aquí el primero de los remedios contra esta desviación pecaminosa (avaricia): acordarse en todo tiempo del Eterno, haciendo caso a lo que la Torah dice al respecto. El que pone esta palabra de la Torah en su corazón toma todos los recaudos para no olvidar a Yahvéh a la hora de obtener riquezas, reconociendo todo el tiempo que es el Eterno, y sólo Él, quien nos da la capacidad para hacer riquezas y alabándolo entonces por ello, en todo lugar y tiempo.

El segundo remedio que ayuda al ser humano redimido a ser guardado de la avaricia, y así olvidarse del Eterno, es su fidelidad con la entrega de los diezmos. Las Sagradas Escrituras revelan que la generosidad practicada en esta disciplina guarda el corazón de la avaricia.

El tercer remedio que el Eterno tiene para guardar a sus redimidos del orgullo y la idolatría de las riquezas es hacerlos pasar por el desierto. La experiencia del desierto el método divino que otorga la mejor preparación para poder aguantar las bendiciones materiales sin volverse autosuficiente, orgulloso y conformista.

El propósito de Yahvéh de introducirnos y mantenernos en el desierto es humillarnos para finalmente hacernos bien como recompensa a la humildad adquirida. Al estudiar este método celestial debemos aceptar que a veces hay hijos primogénitos tan egocéntricos que deben pasar mucho tiempo en el desierto. Otros son tan orgullosos ante la voluntad de nuestro Abba, que deben soportar el proceso pasando por muchos desiertos, a lo largo de su peregrinar en la vida mesiánica. ¡Yahvéh sabe bien lo que cada uno necesita!

Por lo tanto, si hoy estás en un terrible desierto con serpientes, escorpiones, sequía y sed, te pido que no te alejes del Eterno. Por el contrario, te aconsejo que lo busques en tu angustia y confía en que Él es capaz de sacar agua de la roca para saciar tu sed y alimentarte de manera sobrenatural. A lo mejor no vas a tener en abundancia, pero te aseguro que no vas a perecer en el desierto. Tendrás suficiente para sobrevivir y para aprender a depender del Eterno, hasta que al fin puedas pisar la Tierra de Su Promisión destinada en Yeshúa sólo para ti.

Recuerda y acepta humildemente que tu Padre celestial es muy sabio. Él conoce tu corazón. Él sabe que, según las muchas bendiciones que te quiere dar, tendrás que permanecer en el desierto. Esto no lo hará para quitar tus derechos, sino para formar tu carácter y para entrenarte para el tiempo de la promoción material sobreabundante.

Así que, aprende a alabarlo porque te está dando lo suficiente para no morir en una situación humanamente imposible. Levanta tu corazón, tus ojos y tus manos al Cielo. Aprende a darle las gracias siempre por lo que recibes, sea poco o mucho. Ten en cuenta que una vez que hayas aprendido la lección, te espera mucha abundancia. Y luego de recibir esa abundancia en esta vida, ten también por certeza que el Eterno es bueno para continuar promocionándote en la vida venidera.

 

Kol tuv! (¡Toda Bendición!)

Cinco Consejos para que Papá Maneje Mejor sus Finanzas Personales

 

La educación financiera se aprende en nuestros círculos más cercanos cuando somos pequeños.

En nuestro país, la mayoría de las personas no cuenta con una educación formal de finanzas personales, por lo que toma sus conocimientos de lo que ve de forma cotidiana.

Contar con una educación financiera es indispensable para manejar más eficientemente las finanzas personales”, advierte Alejandro Saracho, experto en finanzas personales.

Si estás en esta situación generacional, lo mejor es tomar acción. No importa en qué etapa te encuentres, lo importante es empezar a aprender a manejar tu dinero inteligentemente para darte tranquilidad y comenzar a vivir tus sueños.

Estos son cinco consejos para que papá maneje mejor sus finanzas personales.

1. Realiza un presupuesto mensual para tu familia, esto es de suma importancia porque tienes un mayor control en tus gastos, estás consciente de ellos y puedes distribuir los ingresos de la familia con base en sus necesidades, también de esta forma podrás ver dónde gastas más y dónde puedes recortar, por lo que viene el punto dos.

2. Simplifica gastos, es decir, reduce todos los gastos que no son necesarios para el día a día. Como por ejemplo darles dinero a tus hijos en vez de preparar un lunch en la casa, o tú mismo no llevarte un refrigerio para el trabajo y gastar en la tiendita.

3. Asegurar a tu familia es importante ya que un seguro te puede evitar gastar mucho dinero en caso de algún accidente o enfermedad y de esta forma tú y tu familia estarán tranquilos.

4. Ahorra e invierte. Sin una no existe la otra, el ahorro es simplemente la acumulación del dinero y cuando inviertes el dinero se multiplica, mantiene su valor en el tiempo y genera un patrimonio. Puedes hacerlo de forma individual o familiar y hasta enseñarle a los más pequeños de la casa cómo hacerlo, una buena idea es empezar con 100 pesos en cetesdirecto.com y cetes directo para niños, así generarás el hábito del ahorro y la inversión, además que cetes directo es la forma más confiable de hacerlo y más si eres primerizo. Puedes dividir tus inversiones en diferentes herramientas y plazos y para diferentes objetivos, por ejemplo: la universidad de tus hijos, tu retiro, un bien inmueble o un viaje.

5. Capacitarse y seguir aprendiendo es uno de los pasos más importantes ya que no tenemos una educación formal de finanzas personales es necesario buscar continuamente herramientas que nos ayuden a entender cómo manejar mejor nuestro dinero y con poco hacer mucho de forma inteligente. Para empezar, puedes leer Reconfiguración Financiera o asistir a la conferencia donde en cinco pasos podrás empezar a reconfigurar tu mente para hacer dinero.

 

Fuente: Forbes

Las Costumbres que Siembran Pobreza Mental

Por P.A. David Nesher

 

 

«Serán malditos tu cesta y el lugar donde amasas la harina.
Serán malditos tus hijos y tus cosechas y las crías de tus vacas, de tus ovejas y de todos los animales «.

(Deuteronomio 28: 17)

 

Las Sagradas Escrituras, revelan en este versículo lo que se conoce como MALDICIÓN DE LA POBREZAINSUFICIENCIA FINANCIERA COMPLETA.

 

La experiencia ministerial me ha conducido a notar que las costumbres cotidianas de muchos seres humanos influyen en su estado físico y emocional, programando así pensamientos que terminan marcando un comportamiento. Al final, esto es lo que acaba por definir un estilo de vida. Por estas costumbres, debo decir que lamentablemente la gran mayoría de esos varones y mujeres generan una forma de vida acorde a lo que la Torah enseñan en el versículo arriba citado.

 

Desde ese pasaje, y analizando una serie de costumbres negativas en muchos de las personas a quienes he aconsejado, he encontrado hábitos de los que sería mejor olvidarse y evitar a como dé lugar. Son hábitos que manifiestan costumbres que alimentan una mentalidad llena de pobreza.

 

Los invito a continuación a reflexionar conmigo en aquellos hábitos que considero causan pobreza en nuestras vidas y que por lo tanto urge erradicarlos:

 

1. La costumbre de autocompadecerse

El ex Secretario de Salud, Educación y Asistencia Social en USA,  John  Gardner, fue consultado acerca de la auto-compasión, después de pensar por un instante la respuesta, se refirió a ella así: “La lástima por uno mismo es uno de los narcóticos no farmacéuticos mas destructivos. Es adictiva, da placer en el corto plazo, pero separa a la victima de la realidad”.

autocompasion_positiva

Siempre enseño a mis discípulos que cuando nos autocompadecemos, no nos damos cuenta de que esta actitud es lo que precisamente más nos impide mejorar y buscar soluciones. Se trata de una actitud negativa que aprendimos en la infancia o adolescenciac cuando estábamos realmente indefensos, o cuando imitábamos algún adulto que nos sirvió de modelo en esto de la auto-compasión.

Las raíces de la pobreza tienen su oportunidad de aparición y crecimiento justamente cuando la auto-compasión se expresa y brotan, por y desde ella, las quejas acerca de lo «miserable» de tu vida. No tienes la figura que deseas, no tienes los ingresos que querrías, la educación que recibiste no es la que necesitabas, tu casa no es como la de la revista, el clima de hoy no te agrada, el vendedor en la tienda no te escuchó como debía, y todo, absolutamente todo a tu alrededor puede ser ese «motivo perfecto» para sentir lástima de ti mismo y quejarte de tu mala suerte. De esta manera, la autocompasión nos mantiene atrapados, sin que nos demos cuenta de ello y nos impide avanzar por la vida y disfrutar de la prosperidad que la misma tiene.

He notado que las personas que tienen la costumbre de autocompadecerse van perdiendo la simpatía de quienes los rodean. Y es que claro nadie quiere compadecerse eternamente de alguien así, con una vida llena de malas noticias. Nadie espera nada de un hipocondríaco crónico, se sabe que lo único que puede hacer es gimotear y por eso tampoco es común que se lo invite a nada ni se le tenga en cuenta. Para alguien así es muy difícil entablar relaciones personales que a su vez son muy importantes para forjar una carrera y conseguir un trabajo interesante. Autocompadecerse es la mejor manera de ganarse un sueldo miserable y tener una vida gris.

 

2. Costumbre de ahorrar en todo (tacañería)

Imaginemos a una persona en apariencia normal con empleo e ingresos recurrentes que jamás se va de vacaciones, si no es a casa de amigos y familiares; que apenas enciende la calefacción, incluso en los más crudos meses de invierno; que utiliza su teléfono celular sólo para provocar llamadas perdidas y esperar a que sea el otro quien le llame; que no sale a cenar ni al cine, si no es invitado; que en una hoja de cálculo (a la cual dedica casi una hora diaria) registra hasta los gastos más nimios y compara, mes a mes, si está logrando reducir suTacaño gasto mensual. ¿Estamos ante un tacaño o ante un ahorrador? ¿Cómo saber si la compulsión a no gastar es fruto de una sana decisión o se está rayando en lo maniático?

 

Ahora piensa en ti; si en la tienda siempre vas en busca de la sección de rebajas, si piensas que les pagan más a tus compañeros de trabajo aunque trabajen menos; si nunca le prestas nada a nadie, no dejas ni la más mínima propina a los camareros eso significa que la costumbre de la pobreza ya ha hecho nido en ti. Estos “ahorros” parecieran hacerte la vida feliz, pero en realidad no es así.

Los analistas dicen que intentar economizar en todo está lejos de ser signo de ahorro razonable y por el contrario es un síntoma de que la persona es incapaz de balancear sus gastos y sus ingresos. De hecho estudios realizados sobre este tema apuntan a que este desorden tiene un costo muy gravoso en lo emocional. Se ha comprobado que aquellas personas que escatiman el dinero son más propensas a sufrir estrés y ansiedad que quienes son más generosos. Pero lamentablemente los tacaños no sufren solos, sino que terminan por hacer la vida miserable a quienes los rodean, por ello los que viven cerca de un tacaño suelen llegar a sentir rechazo ya que lidiar día a día con este tipo de actitudes no es para nada fácil, aunque otros podrían aprenderla.

La tacañería como patología tiene su origen en el pasado, tanto psicológico como económico. Se sabe que el pasado económico explica la afición al dinero. Cuando una persona ha sufrido una niñez de privaciones materiales se instalará en su ánimo una tendencia mucho mayor al ahorro y la previsión exagerada que en otra que vivió en un entorno de abundancia.

Nosotros a esta actitud la debemos evitar teniendo en cuenta que la sabiduría de lo alto señala lo peligroso que es convivir con ella:

«Nunca comas con gente tacaña, ni dejes que sus platillos te despierten el apetito.»

(Proverbios 23: 6)

 «El que ama el dinero, no se saciará de dinero; y el que ama el mucho tener, no sacará fruto. También esto es vanidad.»

(Eclesiastés 5:10)

3. Costumbre de medir todo en dinero.

Cuando te pasas por lo menos ocho horas al día en el trabajo, tratando de ganar un ingreso decente para mantener a tu familia, proveer para sus necesidades, y lograr que quede algo para cumplir con algunos deseos, es fácil quedar atrapado en la trampa de creer que el dinero es de lo que se trata la vida.

He notado que sólo las personas en cuyas mentes crece la pobreza piensan que la única manera de ser feliz es tener un salario con gran cantidad de ceros y que no hay lugar para la alegría si no se tiene ropa cara, casa propia y un automóvil de alta gama.

Los sociólogos aseguran que al responder a la pregunta ¿qué necesitas para ser feliz? sólo aquellos con una mentalidad de pobreza empiezan enumerando los bienes materiales, mientras que aquellos con un punto de vista mejor enfocado mencionan el amor y la amistad en primer lugar. Lo interesante es que este último tipo de personas rara vez hablan de cuentas bancarias porque piensan que la riqueza se mide en la capacidad de generar ingresos y tener visión. Una persona verdaderamente exitosa no depende del tamaño de su saco de oro.

Con esta costumbre negativa se concibe el dinero como un arma de poder. Produce codicia. Se intenta comprar el amor y el reconocimiento de los demás con dinero.No se percibe el valor espiritual de la vida ni de las personas. Crea la necesidad de ganar más y más dinero para poder continuar gastándolo y derrochándolo. El estrés se hace inevitable y el vacío

Debes aceptar, y mentalizarte, que el dinero es una gran herramienta que necesitas para proporcionar una buena vida a tu familia.  Pero el dinero no es el principio y el final de la vida. El dinero es simplemente una herramienta que te ayudará a vivir un estilo de vida, pero no a crear la vida.

El dinero no puede comprar la familia, salud, felicidad, fe, paz, propósito, alegría, crecimiento personal, o el amor.

Por eso, la próxima vez que quedes atrapado en la trampa de medir todo en dinero, tómate unos minutos para recordar lo que en la vida es realmente importante. Tus seres queridos se alegrarán de que lo hayas hecho, y tú también. Entonces la pobreza te habrá abandonado.

Terminaré este punto ayudándote con estas dos frases:

“No midas tu riqueza por el dinero que tienes, mídela por aquellas cosas que no cambiarías por dinero”. 

(Paulo Coelho)

«Quienes creen que el dinero lo hace todo terminan haciendo todo por dinero». 

(Voltaire)

4. Costumbre de entrar en pánico cuando el dinero se acaba.

¿Estás pensando en cambiar de trabajo o incluso en empezar tu propio negocio pero te da miedo no encontrar nada, que no funcione bien y quedarte en una especie de “limbo económico

Este es un hábito originado por el hambre y la miseria que pudieron vivir nuestros antepasados (aunque obviamente no es un caso generalizado). Se trata de una paranoia que dice así: «el dinero se acabará y me quedaré sin nada«. Este pensamiento crea la necesidad de ser tacaños; produce miedo a dar y a gastar. No nos permite disfrutar haciéndonos regalos a nosotros mismos.Cada vez que se pagan las facturas se sufren ataques de angustia. Se cree que uno hace daño a la gente cuando le pagan dinero. Se vive con el pensamiento de que no es justo recibir todo el dinero que uno merece.

Me he encontrado con personas que tan sólo con pensar que se puede ser parte de la próxima oleada de despidos, su pulso se acelera y su tensión sube. Eso es justamente un síntoma de una mente programada para la pobreza.

¿Dejarías que el miedo te impidiera tener una nueva y mejor vida a partir de ahora?

¿Y si todo consistiera en dejar de pensar que puedes perder tu dinero de un momento a otro?

Cada vez que te encuentres pensando algo similar, replantéate la situación y piensa con cabeza fría. Nadie te lo va a quitar. Él no se va a ir por su propia cuenta. La verdad que debes aceptar es que el dinero es un fluido que va y viene.

En realidad, todo va a depender del manejo y la administración que le des en determinados instantes. De las decisiones que tomes.

La cuestión entonces se reduce al campo de aprender y refinar la habilidad de tomar decisiones correctas en el ámbito monetario y financiero, más que aumentar las preocupaciones por cuestiones realmente inexistentes.

Plantéate el reto de mejorar cada vez más y de adquirir los conocimientos necesarios para desvanecer ese miedo. Verás cómo cada vez más, podrás aprovechar el potencial ilimitado que te ofrece la vida para vivir en abundancia.

 

5. Costumbre de gastar más de lo que se gana.

 

El que gasta más de lo que gana, el que gasta antes de ganar, ese vive endeudado…ese es pobre. Para el pobre todo es gasto, todo es deudas.

ecodinero

Si trabajas en dos lugares pero aún así no te alcanza el dinero es hora de cambiar algo en tu vida. Si una persona no logra entender en qué se diferencia un crédito de otro lo más probable es que nunca llegue a conocer la estabilidad económica.

Muchas personas gastan más de lo que ganan, en ocasiones por no llevar un registro de gastos, en otras porque simplemente no saben controlarse o porque realmente necesitan lo que gastan. Aunque sea duro, hay que hacer todo lo posible por gastar menos de lo que se gana.

 

 

6. Costumbre de hacer lo que no te gusta.

 

Me encontrado con muchas personas que se aferran a esta expresión de vida: «¿Si no lo hago yo entonces quién lo hará?«, asegurando así, que el trabajo que realizan, si bien no les gusta, están obligados a hacerlo. Muchas personas en esta situación reconocen que hay que tomar una decisión complicada, pero por inercia, costumbre o ese sentido de la responsabilidad mal entendida, se sienten bloqueadas y esto nos impide llevarla a cabo, viviendo en un mar de sin sabores, que los hace infelices y llevadas al límite, llegan a enfermar.

Los psicólogos afirman que las personas cuyos empleos no les satisfacen están potencialmente programados para la pobreza y lo que podríamos llamar “mala suerte“. La razón está en los sentimientos que se despiertan en la persona al tener que ocuparse de asuntos que no le gustan.

Existen varios motivos por los cuales puedes estar en un trabajo que no te da la realización y satisfacción que tu quisieras. Entre esos muchos yo destaco:

  • Has olvidado lo que soñaste ser en algún punto de tu vida.
  • Te hace falta conocer realmente quien eres y para que eres bueno.
  • No has descubierto qué es lo que te apasiona.
  • No tienes una meta y claridad sobre qué hacer.
  • Hay un miedo muy fuerte al cambio y al fracaso.
  • No estás aprendiendo nada en tu trabajo.
  • Falta de relaciones positivas con tus compañeros o jefe.
  • Has puesto otros valores antes que tu felicidad (como el dinero, el estatus, la seguridad, la estabilidad, etc.).

Para desterrar esa costumbre negativa de hacer lo que no te gusta, es necesario que hagas no lo que alguien más necesita, sino lo que más te produzca satisfacción. Sólo en ese caso es posible ver resultados ”milagrosos“. Ya dicen por ahí, si vas a ser zapatero, debes ser el mejor; y con razón, si te gusta lo más probable es que acabes teniendo una zapatería.

Por lo tanto, aprende a enfrentar los problemas y tomar el toro por los cuernos. Al principio no será fácil. Muchas veces el miedo te paralizó y te acostumbraste a convivir con situaciones que te llevan a extremos, pero es mucho peor vivir así cuando la solución está en tus mano: simplemente se trata de decirte a ti mismo “no estoy dispuesto a continuar así”.

Por tanto sé valiente, y piensa que hay vida más allá; que tras una decisión complicada tu día a día se habrá librado de un peso que puede convertirse en una losa y a partir de ahí solo tendrás que mirar hacia delante.

Recuérdate día a día que la vida es demasiado corta y tiene cosas maravillosas que muchas veces has perdido por no saber tomar una decisión a tiempo.

 

7. Costumbre de no tener una buena relación con las personas de tu familia.

 

A lo largo de mis años ministeriales he notado que muchas veces la responsabilidad económica recae en un solo miembro de la familia, puede ser la madre, el padre, el hijo mayor que trabaja, etc. Y empieza una demanda irracional contra esta persona, sin considerar sus propias necesidades personales y sin pensar en el esfuerzo diario que hace por los demás. Los otros se colocan en una posición demandante sin aportar en nada a la economía familiar.

Aunque podría parecer que tener malas relaciones con los miembros de tu familia no es algo tan grave en realidad eso genera una especie de “tabú” mental y un malestar que podría llegar a convertirse en odio. El odio se convierte en amargura y la amargura en pobreza mental, que a su vez no permite ningún tipo de cambio ni perdón.

Es necesario poder observar la existencia de situaciones donde el uso del dinero sirve como un medio para agredir al grupo familiar o cómo este grupo descalifica a uno de sus miembros:

  • – Hombres y mujeres criticados por sus sueldos bajos.
  • – Situaciones imprevistas que hacen que la familia ataque al que no puede proveer.
  • – Mala organización de la economía familiar.
  • – Despidos inesperados por los cuales el familiar además de sentirse mal en lo personal carga con la culpa y la demanda de los demás.
  • – Problemas personales de uno de los miembros (ludopatía, adicciones, personalidad irresponsable, etc.).

Una de las cosas más importantes que una familia debe saber es en qué posición de afecto se encuentra cada uno, y cómo desde esa necesidad de cariño, de posesión, de frustración, de rabia o de comportamiento solidario va a relacionarse con la economía en casa. Si los miembros de la familia se quedan en la posición de que es “el otro el que tiene que resolver el problema” entonces la crisis se hará inminente y la parte económica terminará siendo el mejor vehículo para destrozar la familia colocándola debajo de la línea de pobreza.

 

 

 

Bitácora Relacionada y Recomendada:

DIFERENCIAS que marcan la DIFERENCIA

Entrenando a los hijos con consciencia financiera

Si quieres que tus hijos crezcan convirtiéndose en adultos responsables con sus recursos económicos, es esencial que, desde la más temprana edad, los ayudes a construir habilidades sólidas con respecto al manejo del dinero.
Es de vital importancia que los niños empiecen lo más temprano a aprender sobre educación financiera. Esto, porque la capacidad que esos hábitos se adquieran para siempre, es mayor a que si se aprenden a una edad más tardía.
¿Pero qué significa temprano? Para algunos autores lo ideal es partir de los 3 años con los conceptos más sencillos. Otros piensan que esperar a los 5 años podría ser una buena idea, dejando a los niños ser niños.

Para los padres debe ser clave el momento en que los niños empiecen a sentir curiosidad sobre temas relativos al dinero. Cuando comiencen a pedir que les compren ciertos juguetes o dulces, ese debe ser el llamado para empezar a hablar sobre estos temas. No esperen que aprenda en el camino, pues diversos estudios dicen que un niño aprende mejor sobre hábitos financieros cuando son impartidos por sus padres.

El error común de la mayoría de los padres es pensar que es demasiado pronto, pero los niños pueden empezar a aprender conceptos básicos desde muy párvulos. Lo importante de esto será adaptar las estrategias de enseñanza apropiadas para cada edad.

Lo primero: háblales de dinero.
En muchos hogares, el dinero es un tema apenas ocasional y casi nunca un tema de conversación familiar.
Pues no es necesario que les detalles tus finanzas a tus hijos, pero si intentarás transmitir les mensajes que los conduzca a la valoración de la mayordomía. Dichos diálogos procurarán temas como la importancia de ahorrar, de pensar en el futuro, de discutir los méritos necesarios antes de comprar algo, de pensar en el valor de lo que uno compra, de donar si es posible, de invertir, etc. La idea fundamental será transmitir a los hijos principios referidos al  dinero exponiéndolos así a la toma de buenas decisiones financieras.
Niños pequeños y en escuela primaria.

Anima a tus hijos a ahorrar para ciertas cosas utilizando técnicas como un sobre o un frasco donde puedan empezar a ahorrar. Puedes incluso poner una foto de su objetivo (como el juguete que quieren) para que puedan visualizar para qué están haciendo eso y que les sirva de motivación.
Asegúrate de que sea un proceso asequible en algunas semanas. Para los más pequeños, no tiene sentido tenerlos ahorrando por meses para un juguete.
Niños un poquito más grandes pueden tener metas más grandes y que requieran más tiempo porque ya merecen una mesada un poco mayor.
La idea es que ellos sientan desde un principio el entusiasmo de ganar dinero y de ver los beneficios del ahorro.
Pre-adolescentes.
Ellos están en edad de aprender lo básico sobre inversión y el poder del interés compuesto, y sobre los aspectos negativos de las deudas. 
Si tu hijo/a quiere algo y no tiene el dinero para comprarlo, si es posible, podrías prestarle dinero pero con intereses mínimos. De pronto puede funcionar como un adelanto de, por ejemplo, tres semanas de su mesada, la cual deberá devolver y que seguramente le tomará un par de semanas más hasta cancelar su deuda, porque deberá ahorrar sus próximas mesadas para  hacerlo.
Además pueden acordar una cláusula que diga que no debe comprar nada más hasta que haya cancelado enteramente su deuda. Puede ser una lección dura, pero seguramente no le quedarán muchas ganas de volver a pedir prestado.
Puedes también hablarle sobre las prioridades y cómo elegir en qué gastar de acuerdo a lo que es más importante. Anímalos a no gastar en cosas que no consideran importantes y recuérdales que si lo hacen, les tomará más tiempo ahorrar lo suficiente para comprar lo que realmente quieren.
Adolescentes
Puedes profundizar las lecciones sobre inversiones y sobre la importancia de planificar al largo plazo. Si quiere tener un trabajito de medio tiempo, puedes ir juntos a abrir una cuenta donde el pueda empezar a guardar sus ahorros, además de ayudarlo a elaborar su presupuesto y hacer un seguimiento de sus gastos.
Recuerda que los hijos observan y absorben mucho más de los padres de lo que crees. Si tus hábitos con el dinero son buenos, es decir, si procuras ahorrar, si evitas endeudarte, si llevas un control sobre tus finanzas, etc., lo más probable es que ellos imitarán esos hábitos.
Y tú, ¿cómo les inculcas buenas valores financieros a tus hijos?

LA OFRENDA DE SHABAT: Una Expresión Física del Corazón Humano.

Por P.A. David Nesher

 

“El día del sábado ofrecerás dos corderos de un año, sin defecto, y una ofrenda vegetal de dos décimas de un efa de harina fina amasada con aceite, con su libación. 
Este es el holocausto de cada sábado, además del holocausto continuo y de su libación.» 
(Números 28: 9-10)

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Reiteradamente, por medio de mis enseñanzas, he explicado que el corazón, en las Sagradas Escrituras, representa el centro del alma, de donde emana todo lo que el hombre piensa, habla y hace. Son justamente los pensamientos del ser humano, la manera en que este intelectualiza lo que de su corazón emana, su deseo o intención (kavaná). Las palabras son la manera en que el hombre expresa sus pensamientos, los cuales como dijimos anteriormente son el resultado del discernimiento intelectual de un deseo que emana del corazón del hombre. Los actos son la labor que hombre emprende en pos de satisfacer ese deseo que emana de su corazón, su discernimiento intelectual del deseo de su corazón le dirigió sobre la manera de satisfacerlo, y por eso el hombre entiende o sabe qué acto es el que necesita hacer para satisfacer el deseo que emana de su corazón.
En resumen de lo que vengo diciendo, el acto físico solo es el resultado de un proceso de discernimiento espiritual dentro del alma del hombre, siendo entonces el acto físico la manifestación de lo que está emanando desde el corazón del hombre, el acto es el medio en que lo espiritual que emana del corazón del hombre se manifiesta en el mundo material.
Toda persona justa en el Mesías debe estar consciente que el valor de su ofrenda física se lo da el corazón con que se está presentado, de allí la importancia en que no solo nuestra educación en la Torá sino el ambiente de nuestras comunidades, deben de ser propicias para cultivar los corazones de los ofrendantes y que estos sean adecuados, y entonces sus ofrendas y oraciones sean gratas delante del Trono Celestial.
Y por otro lado debemos aprender sobre el momento adecuado para cada ofrenda, no antes y no después de lo que la Torá ha instruido, por ejemplo, la ofrenda del Shabat (séptimo día de la semana) es clave para un hijo primogénito de Dios, siendo el Shabat la puerta que une a este mundo con la perfección que viene del Creador de los cielos y la tierra. Por ello, teniendo en cuenta que en ese día nos disponemos a cerrar nuestras manos para no laborar y así buscar esa perfección, nuestra ofrenda de Shabat es de suma importancia, y por eso debe ser dada antes de iniciar mi búsqueda de esa perfección disponible en ese día santo.
Para lograr entender el espíritu profético-mesiánico de este acto ofertorio, deberemos entender el sentido de la acción de sacrificar. “Sacrificar le parecía al hombre tan ‘natural’ como orar; lo primero indica lo que el hombre siente acerca de sí mismo, lo otro lo que siente con respecto a Dios”, escribe el historiador bíblico Alfred Edersheim. Desde que el pecado entró en el mundo, ha traído consigo el dolor de la culpa, el desamparo y el alejamiento de Dios. El hombre es consciente que necesita liberarse de estos males. Es fácil de entender que cuando la gente se encuentra en esa situación desesperada piense que debe recurrir a Dios por ayuda (Romanos 5:12).
Por ello, el mismo Dios Eterno, garantizó el cumplimiento de los tiempos con el advenimiento de la «simiente de la mujer» que acabaría con la serpiente antigua y su simiente, el pecado en el corazón humano (Gén. 3:15). De ese modo reveló que en tiempo oportuno Él mismo manifestaría al Cordero que fue inmolado antes de la fundación del mundo (Ap. 13:8). Entonces la humanidad toda tendría abierto el portal de regreso al Reposo (Shabat) del Eterno e Infinito Dios.
Por ello, cuando se estableció el ritual del tabernáculo en el monte Sinaí, el Eterno ordenó que cada mañana y cada tarde se ofreciera un cordero de un año (hebcordero-altar. kebes) como holocausto por todo Israel (Ex. 29:38-42; cf Nm. 28:4), y dos el sábado de mañana y dos el sábado de tarde (Nm. 28:9, 10). Por causa de su inocencia, paciencia e inofensividad, un cordero resultó ser el mejor animal para representar a quien prometió llevar los pecados del mundo, el Cordero de Dios. Por ello, el cordero desempeñó una parte importante en el antiguo sistema de sacrificios, el cual prefiguraba el ministerio y sacrificio de nuestro Salvador. Este animal, ofrecido en holocausto, representaba el ministerio continuo de Jesucristo en favor de los pecadores. Por cuanto ésta era una «ofrenda encendida«, «ofrenda quemada«, o un «holocausto continuo [diario]» (v. 3), se la llegó a conocer como tamîd: literalmente, «continuo» o «diario«. Este término hebreo para “ofrenda quemada” significa “ofrenda de ascensión” u “ofrenda que asciende”, lo cual es pertinente porque en esta el animal degollado se quemaba sobre el altar y ascendía hacia el cielo a Dios un olor dulce, conducente a descanso (Shabat). La ofrenda quemada se distinguía de las demás en que el animal se ofrecía entero al Eterno después de haber salpicado su sangre alrededor del altar. Los sacerdotes tenían que “hacer humear todo ello sobre el altar como ofrenda quemada, ofrenda hecha por fuego, de olor conducente a descanso (Shabat) a YHVH” (Levítico 1:3, 4, 9; Génesis 8:21).
Ahora comprendemos que ley (hajalá) mosaica, con todos sus sacrificios y ofrendas, se dio a los israelitas de antaño para que pudieran acercarse al Eterno y así conseguir y conservar su favor y bendición hasta la llegada de la Simiente de la mujer prometida. El apóstol Pablo, que era judío, lo explica de este modo: “De manera que la ley ha sido nuestro ayo, para llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la fe” (Gálatas 3:24). Lamentablemente, la nación de Israel no respondió a esa tutela, sino que abusó de su privilegio. En consecuencia, sus muchos sacrificios se hicieron repugnantes a YHVH, quien dijo por medio de su profeta: “Suficiente he tenido ya de holocaustos de carneros y de la grasa de animales bien alimentados; y en la sangre de toros jóvenes y corderos y machos cabríos no me he deleitado” (Isaías 1:11).
Teniendo en cuenta estas imágenes proclamadas en la Antigua Alianza, vemos que las primeras comunidades estaban llenas en sus conciencias de estas significaciones. Cristo, nuestro Cordero pascual, ha sido inmolado, decía Pablo a la comunidad de Corinto (1 Cor 5: 7). Y Pedro, en su primera epístola, invitaba a los fieles a recordar que habían sido rescatados de su vano vivir no con oro o plata, que son bienes corruptibles, sino con la sangre preciosa de Yeshúa, Cordero sin defecto ni mancha (1Pe 1: 18-19). Para la Nueva Humanidad conformada en el Mesías, Él era el Cordero del Eterno prefigurado en todos y cada uno de los corderos ofrendados en el altar del Antiguo Pacto.
Los primeros discípulos sabían que la ofrenda es tan importante delante de YHVH que entendían por qué el mismo Yeshúa se convirtió en una para salvar a los hombres del caos. Las primeras comunidades sabían que Él es el Cordero de Dios que quita nuestro pecado (Jn. 1:29) y también, quien sana la tierra. En la cruz del Gólgota, Él era el Cordero a ser sacrificado. Este recordatorio se activaba en cada cierre del ciclo semanal, durante la celebración del Shabat. Los discípulos de los dos primeros siglos, separaban de sus bienes durante las dos comidas del sábado a fin de traer a la comunidad, al iniciarse el primer día, la evidencia de su amor al Eterno y Su Torah como ofertorio. Dichas ofrendas eran usadas muchas veces como instrumentos de la tzedaká (justicia social) que la idea de Shabat les revelaba:

«Cada primer día de la semana, cada uno de ustedes ponga algo aparte, según lo que haya ganado, y guárdelo, para que no se tengan que recoger las ofrendas cuando yo esté allá.»

(1 Corintios 16:2 – RVC)
Hoy, nosotros, los hijos primogénitos que habitamos Su Monte Santo, creemos en el poder de traer nuestras ofrendas de Shabat. Entendiendo que las mismas son actos de adoración a nuestro Abba, el Eterno Dios, por medio de las que ocurren grandes cosas. Al cumplir con estos principios, se revela en todos los cielos lo que hay en nuestros corazones, y nos ponemos en posición para recibir las recompensas correspondientes a nuestra obediencia en el guardar el Shabat.
Así que debemos dimensionar la gran importancia que tiene el acto de honrar al Eterno Dios con la ofrenda encendida de Shabat, ya que el hecho más importante que nos ha sucedido, implicó el sacrificio de dar lo más valioso. Por lo tanto, al hablar de salvación inevitablemente hablamos de ofrenda de Shabat manifestándola materialmente. Nos encanta recibir el beneficio de la cruz, pero debemos entender que fue una ofrenda, un sacrificio con el cual Yeshúa otorgó Reposo (Shabat).
Al ofrendar en Shabat, manifestamos que creemos en que todo el universo opera basado en ciclos. Las mujeres tienen su ciclo mensual, la lluvia pasa por un ciclo; el Eterno creó el mundo basado en ciclos para asegurar su continuidad. Cuando uno de esos ciclos se desequilibra, se crean grandes conflictos. Al celebrar Shabat manifestamos nuestra convicción en que toda la Creación marcha al encuentro de ese «instante eterno» en que todo lo creado entrará en el Reposo de YHVH. En cada Shabat establecemos que nuestro Único Dios está en absoluto control de todas las cosas por medio de Su Mesías-Cordero. De ese modo no ha posibilidad alguna de que las tinieblas establezcan el caos en la Tierra, y desde ella, en el cosmos todo. Por el contrario, el señorío entregado por el Padre a nuestro Dueño Yeshúa realiza diariamente un ministerio continuo en intercesión a favor de los hombres y la creación misma. Dicho ejercicio ministerial garantiza una vivencia de Su Paz (Shalom) en todas las áreas del ser humano, y particularmente aquellas que tienen que ver con su economía. Tu acto de ofrendar proclamamos a todo testigo de nuestro alrededor (ángeles y hombres) que aceptamos lo que YHVH está haciendo por nosotros, aunque no lo merezcamos.
Por todo ello, necesito decirte, a ti que lees esta bitácora, que cuando ofrendas en Shabat entras en el ciclo de libertad financiera que nuestro Abba Eterno diseñó para ti. Si ofrendas estás dando testimonio de lo que recibes cada día de tu vida es de parte del Eterno Dios; entonces las bendiciones te alcanzarán (Dt. 28:1-14). Pero si recibes, y no ofrendas, te sales de ese ciclo y las maldiciones de la Torah te alcanzarán (Dt. 28:15-68).
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