MÉXICO, D.F.— América Latina vive un retroceso en la democracia frente al incremento de la violencia en la región, donde los ciudadanos tienen temor a salir en las calles pues en la última década se han cometido alrededor de 1,300,000 homicidio dolosos.

«Ante la falta de seguridad es probable que se dé un fenómeno de desdemocratización y es un tema en el que ha retrocedido, los ciudadanos ya no salen, los muros crecen y en algunas zonas se someten a las leyes paralelas de la delincuencia«, lamentó.

José Miguel Insulza, secretario general de la OEA, encabezó con otros colegas de la Organización de la Naciones Unidas el Foro de la Democracia en el continente, organizado por el Instituto Federal Electoral (IFE). José Antonio Ocampo, ex secretario general adjunto para asuntos económicos y sociales de la ONU, pidió a los gobiernos solucionar los problemas paralelos a la inseguridad, «romper la tentación» de combatir sólo con mano dura y tomar en cuenta la prevención y la integración social.»Se debe garantizar su derecho a la vida y protección de los bienes», dijo.

Para los directivos de la OEA y la ONU los salarios dignos, la fiscalización de recursos y la falta de transparencia son temas que impiden la consolidación de la democracia en América Latina. «¿Porque los más poderosos mejorarían el salario de los más débiles o porqué los más fuertes les importaría la vida del más débil? Corrigiendo esas asimetrías que se hace la ciudadanía y eso lo tiene que hacer el gobierno«, dijo Dante Caputo, asesor de Insulza.

Para Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), coincidió: no hay nada más igualador que el empleo digno y para poder llegar a eso es necesario tener un proyecto político que valore el trabajo.

La contrariedad a esta tarea, dijo, es que los gobiernos de América Latina enfocan la democracia principalmente en los comicios. «Enfocar la democracia sólo en las elecciones conspira contra los programas a largo plazo porque sólo se piensa en la próxima elección «no en la próxima generación».

Otro de los impedimentos para la democracia detectados por la OEA es la fiscalización de los recursos públicos: la recaudación en América Latina se estima en la mitad de los países industrializados.»La fiscalidad está sorprendentemente fuera de los debates centrales en las campañas políticas. En México, los debates en el Congreso han sido importantes y frustrantes», dijo Ocampo.

En este país los partidos políticos, por ejemplo, no son sujetos obligados a rendir cuentas a la ciudadanía, sino a través del IFE, que recibe todas las peticiones y a su vez la somete a la ley de transparencia.

Al final de su intervención en el foro, el secretario general de la OEA solicitó en conferencia de prensa las garantías para que el ex presidente hondureño, Manuel Zelaya regrese a su país «sin el temor de que lo lleven a prisión».