Por P.A. David Nesher
Acordaos de la mujer de Lot«
(Lucas 17:32)
«Él dio vuelta [destruyó] aquellas ciudades y toda la planicie, con todos los habitantes de las ciudades y toda la vegetación de la tierra. Pero su mujer miró por detrás de él y se convirtió en un pilar de sal.»
(Bereshit/Génesis 19:25-26)
El Malak (ángel) enviado por el Eterno para aplicar Su rigor (guevurah) en la Pentápolis (complejo de cinco ciudades) encabezada por Sedom (Sodoma), liberó a Lot y su familia poco antes del amanecer.
Enseguida llegaría la destrucción, justo en el momento de la mañana en el que tanto el sol como la luna son visibles de forma simultánea. Dicho de otra forma, la aniquilación sucede mientras la luna y el sol gobiernan en lo alto. Rashí dice que esto era significativo ya que la costumbre religiosa de Sodoma era la adoración al sol y a la luna, por lo que ninguno de los dos cultos podría afirmar posteriormente: «¡Si mi dios hubiera estado ahí, nos habría salvado!«
El Midrash advierte además que la palabra “rabbá” ha sido empleada ya anteriormente a propósito del diluvio, de lo que se entiende que los habitantes de Sedom (Sodoma) y Amorá (Gomorra) eran reincidentes, que cometieron las mismas iniquidades que la generación del diluvio; ésta fue castigada por un diluvio de agua; y aquellas cinco ciudades por un diluvio de fuego. El Eterno destruyó Sedom con rayos solares y azufre hirviente. Todo lo que contenían las ciudades ardió; personas, cosas, así como lo que crecía del suelo.
“¡No mires detrás de ti!”, fueron las palabras de aquel mensajero celestial como advertencia para Lot y su casa (19:17). Lamentablemente su esposa desobedeció la orden.
Es muy evidente la enseñanza de que de aquí se desprende: un pasado malsano debe quedar atrás, para salvación y bendición nuestra, de lo contrario las consecuencias nos alcanzarán. Evidentemente en el peregrinar de la vida, la familia necesita la unanimidad del matrimonio que la ha fundado. Por eso, en cierta oportunidad, el apóstol Pablo exhortó a los creyentes de Corinto acerca del peligro de enyugarse en alianzas con incrédulos:
«No estéis unidos en yugo desigual con los incrédulos, pues ¿qué asociación tienen la justicia y la iniquidad? ¿O qué comunión la luz con las tinieblas?»
(2 Corintios 6: 14)
Pues bien, este consejo es simplemente la síntesis de la verdad surgida de las mismas historias relatadas en la inspiración escritural. Uno de los ejemplos en el que el apóstol está pensando al hablar de yugo desigual es el del justo Lot.
¿Lot estaba en Yugo Desigual?
El texto hebreo nos muestra que los hombres dijeron que Lot había venido sólo a Sedom soltero, puesto que tenía muchos siervos y siervas. Esto lo prueba lo que se tradujo en el capítulo 19 versículo 9 como “… este vino como extranjero” (– en hebreo dice: haejad ba lagur – האחד בא לגור –), en realidad debería decir literalmente: “… este vino a vivir siendo uno”.
Considerado así, esto nos enseña que Lot había tomado una mujer de Sedom (Sodoma), que respondía al nombre de Adit (o Idit), según distintos manuscritos históricos. Ella era descendiente de Kenáan (Canaán) quien recordamos (ver parashá Noaj) había tratado tan perversamente a Noaj su padre cuando este se había emborrachado, y por lo tanto fue maldecido. La depravación de las mentes de los descendientes de Kenáan causó su entrega a toda clase de inmoralidades, especialmente la sexual.
Adit, no convencida del propósito de esta huida, quería ver lo que había sido de sus otras dos hijas que habían quedado en Sodoma junto a sus esposos, entonces se detuvo en el camino para ver si ellas venían, pero al igual que el suelo y los habitantes de Sodoma, fue víctima del fenómeno de petrificación sulfuro salino que se produjo en toda la región, [Midrash, pág 154]. El historiador judío Flavio Josefo narra que, antes de salir, ella quiso echar una última mirada:
«…La mujer de Lot, llena de curiosidad se volteó mirando atrás, a pesar que Dios lo había prohibido. Al momento fue convertida en un pilar de sal. Yo la he visto, todavía está ahí…»
[Antigüedades de los judíos, Tomo I, Pág 33].
Idit estaba muy allegada a su cultura sodomita, por ello su castigo fue ser convertida en una columna de sal en Sodoma, donde estaba su corazón. Mientras el Ángel exterminador no ve el rostro del hombre, no tiene ningún poder sobre él. La mujer de Lot cometió ese error y se convirtió en estatua de sal. Así explicaesto el Zohar:
«…De detrás de Lot, dado que el Ángel destructor lo seguía. Pero su mujer miró hacia atrás de él, volviendo así su rostro al Ángel destructor, y se convirtió en una columna de sal, pues mientras el ángel destructor no ve el rostro de un ser humano no lo daña…».
Rashí sugiere en su comentario que ella fue con los vecinos a pedir un poco de sal, pero que en realidad fue a chismear e inconformarse por las acciones hospitalarias de Lot:
«…Ella había pecado por medio de la sal, y por eso mismo fue también castigada por medio de la sal. Lot le había dicho: “Da un poco de sal a estos huéspedes (los ángeles)”. Pero ella respondió: “También esta mala costumbre de dar de comer a forasteros deseas imponer en este sitio”?…»
[Torah Rashí].
Lo triste de esto es que la esposa de Lot no estaba dispuesta a ser influenciada por su marido. Al leer los Evangelios notamos que Yeshúa la usa como ejemplo cuando dijo:
«En aquel día, el que esté en la azotea y tenga sus cosas dentro de la casa, que no baje a buscarlas. Así mismo el que esté en el campo, que no regrese por lo que haya dejado atrás. ¡Acuérdense de la esposa de Lot!»
(Lucas 17:31-32)
¿Por qué la mujer de Lot miraría hacia atrás?
Hay dos razones que estarían explicando el por qué la esposa de Lot desobedeció la orden celestial:
En primer lugar amaba la vida cómoda de Sedom, y no quería abandonarla (Luc. 17:31, 32). Su cuerpo salió de la ciudad, pero ella sin duda dejó su corazón allí. Todos tenemos cosas y personas en esta tierra que no queremos dejar atrás. Pero cuando el Señor regrese, sabemos que las dejaremos atrás. La Palabra de Dios enseña que:
«El que procure conservar su vida, la perderá; y el que la pierda, la conservará. Les digo que en aquella noche estarán dos personas en una misma cama: una será llevada y la otra será dejada. Dos mujeres estarán moliendo juntas: una será llevada y la otra será dejada.»
(Lucas 17:33-35).
En segundo lugar, ella miró hacia atrás simplemente porque ella no creía que el Eterno había dicho que salieran de la ciudad y no miran hacia atrás. Lot creyó al Señor y no miró hacia atrás, lo mismo que sus hijas solteras, pero la señora de Lot no creyó. Ella no era creyente y no se sintió segura en la Palabra que Yahvéh había dado por medio de sus mensajeros. Ella estaba atrapada y superada por la caída de los materiales fundidos y se convirtió en un pilar de sal (19:26). Esta es una imagen de los que dan la espalda a Dios (Hebreos 10:38-39).
En honor a la verdad, esta es la situación de la mayoría de los creyentes evangélicos que creen en el amor de Dios, en Su compasión, misericordia y consideración, pero que no creen en Su Justicia.
Piensan que el Eterno atenuará el rigor de Su Palabra con respecto a su desobediencia. La mujer de Lot también pensaba así.
Los rebeldes se olvidan de que la desobediencia es una clara demostración de falta de fe en la Palabra.
A causa de eso, son verdaderas estatuas de sal dentro y fuera de las iglesias.
Según los distintos intérpretes, la mujer de Lot permanecerá en ese estado hasta la resurrección de los muertos. Los sabios judíos conocen la zona donde ella quedó petrificada [Midrash, pág 154].
El Zohar indica que las dos malvadas ciudades no tendrán parte al mundo futuro, aunque sí resucitarán para el Juicio Final. Rabí Abba añade: “…Todas las criaturas asistirán a este Juicio, pues el Eterno es clemente. Cuando los pecadores han sufrido su castigo, (la Justicia Divina) deja de perseguirlos con excesivo rigor…”.
¡Cuidado!… ¡El Yugo desigual te lleva a vibrar en la inmoralidad materialista!
A la distancia, Abraham alzaba su vista hacia las regiones de Sedom y Amora (Sodoma y Gomorra), advirtiendo un humo muy denso que se elevaba hacia las nubes. Estas ciudades estaban situadas dentro de la Tierra Prometida. Precisamente por eso, la corrupción y la perversión de sus habitantes acarrearon su destrucción. Al contemplar la región desolada del Mar Muerto y sus aguas de elevada densidad en sal, el observador advertirá la naturaleza volcánica del lugar donde estaban emplazadas aquellas ciudades tan prósperas en su época.
Ahora bien, al meditar el relato, notamos que Abraham era muy cuidadoso en la administración del linaje. Él procuraba que su descendencia no entremezclara su simiente con los descendientes de Kenáan por la baja moral que estos tenían (ver 24:3). Sin embargo, Lot no tenía esa fuerza interior para decir no a los valores del mundo que le rodeaba. Esto le hizo ceder poco a poco ante las presiones de su esposa y los demás conciudadanos de Sedom (Sodoma). Era cierto que su alma justa sufría por causa del pecado de los hijos de Kenáan (Canaán) tal como lo comenta el apóstol Pedro:
“… si rescató al justo Lot, abrumado por la conducta sensual de hombres libertinos (porque ese justo, por lo que veía y oía mientras vivía entre ellos, diariamente sentía su alma justa atormentada por sus hechos inicuos)”
(2 Pedro 2:7-8).
Pero él no tenía fuerza espiritual para dirigir a sus hijos por el camino de la moral alta, como lo tenía Abraham nuestro padre (18:19). Esa era una de las razones por las que Abrahán tenía que apartarse de Lot.
El Eterno tenía misericordia de Lot a causa de la intervención intercesora de su amigo Abraham avinu. Por ello, lo salvó de la destrucción, pero lamentablemente Lot perdió la mayoría de su familia. El relato cuenta que su esposa se convirtió en una estatua de sal por haberse vuelto atrás, posiblemente por su instinto materno, pensando en aquellos hijos que se habían quedado y por su amor al sistema cultural en el que había vivido desde su nacimientos.
Lot perdió también todos sus bienes y todo lo que le quedaba fueron dos hijas solteras, hijas de Sedom, cuya moral no era mejor que el resto de los descendientes de Kenáan.
Avraham rehusó dirigirse por los valores del mundo que le rodeaba, y por eso fue escogido y bendecido. Su fuerza moral sigue bendiciendo al mundo entero hoy. Pero Lot cedió ante la moral baja y perdió prácticamente todo. Sin embargo el Eterno tuvo misericordia de él y le salvó con sus hijas, porque tenía un plan maravilloso para el futuro de ellas dentro de su proyecto mesiánico.
El Yugo Desigual conduce al despropósito.
Al meditar este relato, debemos aceptar que la vida de Lot transcurría tan en despropósito, tanto como la vida de Abraham estaba llena de promesas para el devenir perfecto del propósito eterno de Dios. El capítulo anterior (18) terminó con Abraham intercediendo como profeta por los justos de Sodoma y sus ciudades aliadas, mientras que este capítulo termina con el incesto de un borracho en una cueva, y la manifestación de la simiente de la serpiente en los dos hijos que nacieron de este pecado.
Lamentablemente, debemos aceptar que este contraste lo vemos hoy en la asamblea gozosa de hijos primogénitos. Nos damos cuenta que contamos con dos tipos de creyentes hoy. Por un lado están aquellos que viven una vida fructífera, y por otra parte, encontramos a los que viven una vida de completa sequedad, sin fruto alguno. Creyentes infructuosos son los que realmente han hecho un lío de sus vidas; que han seguido enteramente fuera de la voluntad de Yahvéh, y han visto renacer las iniquidades ancestrales en sus descendientes. Yo no me atrevo a asegurar, ni por un momento que han perdido su salvación, pero sí que no conocen lo que significa disfrutar del gozo que da la misma. Como dijo el apóstol Pablo, son salvos, pero, tal como Lot lo descubriría, serán salvos, pero como quien pasa por el fuego (1 Corintios 3:15).
Por todo esto, los invito a rechazar la conducta de Lot y seguir el ejemplo de Abrahán avinu (nuestro padre). Rehusemos como él, manchar nuestras almas con el pecado del sistema reptiliano que nos rodea. Mandemos y exhortemos todo el tiempo a nuestros hijos y nietos a guardar el camino del Eterno, haciendo justicia y juicio para que ellos puedan seguir dentro de la línea de bendición otorgada en el Mesías desde el cielo. Por esto último, este consejo divino no es solamente para los que son descendientes físicos de Abrahán, sino también para todos aquellos que siguen su fe, porque todos los que son del Mesías son simiente de Abrahán y herederos según la promesa (Romanos 4:9-13; Gálatas 3:29).
Por esto te aconsejo que escuches el mensaje celestial; “¡No mires detrás de ti!” Recuerda que mirar atrás nos estanca. Mirar atrás nos produce pérdidas. Mirar atrás produce dolor en las relaciones familiares. Mirar atrás expresa el anhelo de no abandonar el pasado que desagrada a Yahvéh. Es fundamental avanzar sin temor y sin mirar atrás, pues al otro lado hay un mejor nivel de vida esperándote esperándote.
Anhelo que seas fuerte y bendecido (Jazak uvaruj) con estas palabras.
Como siempre en amor y amistad de servicio: P.A. David Nesher
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