Por P.A. David Nesher
«Por tanto, dad frutos dignos de arrepentimiento»
El versículo 6, del capítulo 55, del libro del profeta Isaías declara: «Buscad a Dios mientras Él puede ser hallado«. Los sabios de Israel explicaron que el profeta realizaba este llamado se refiriéndose a los diez días entre Yom Teruáh y Yom Kippur.
Es por ello que muchas personas nos ocupamos de no dejar pasar estos días sin rectificar al menos una acción incorrecta. Cada año asumen el compromiso de enmendar otro pecado y construir en el poder de nuestro Sumo Sacerdote, otra valla protectora que jamás volverán a violar.
La esencia del arrepentimiento consiste en darse cuenta de cuáles son los pecados que lo dominan, para así poder concentrar todos los esfuerzos en superarlos, hasta alcanzar la etapa en que el Eterno Dios testifica que nunca más reincidirá en esa actitud insensata.
Aunque la acción elegida sea insignificante, y aun si rectificarla no demanda demasiado esfuerzo, su arrepentimiento sigue siendo de gran valor pues le permite relacionarse con el auténtico arrepentimiento –teshuvá– que permite con su acción reparadora una nueva dimensionalidad del amor perfecto gobernando el entorno.
Agradecida por esta enseñanza, ya que es concreta y fácil de comprender. Concreta así como lo es el hecho de "retornar, volver" de nuestros pasos torcidos al diseño precioso del Eterno.
Gracias! Shalom!