”Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos… como Dios…”
La relación de pareja en un noviazgo es maravillosa, pero no siempre es fácil. No es suficiente, para construirla, con lindos sentimientos. Hacen falta otras cosas: madurez, salud emocional, respeto, solidaridad, generosidad, comunicación, proyectos de vida comunes, acuerdo en los principios básicos, flexibilidad…Los novios, quienes se proponen un proyecto común de vida, generalmente no se detienen a pensar y a intercambiar cuáles son sus creencias. Comienza la relación y se van activando mecanismos donde «se sobreentiende» que el hombre debe hacer algunas cosas y la mujer algunas otras. Cuando se forma una nueva pareja, se entrelazan dos historias diferentes. Cada uno trae consigo su manera de ver la vida, sus proyectos y la educación recibida, repleta de creencias acerca de lo que es el amor, la pareja, la familia… Por ello, el tiempo de noviazgo exige caracterizarse como un época de diálogo reflexivo en el que se pueda descubrir si esas cosmovisiones son compatibles para forjar un destino en común.
Al no tener la posibilidad de reflexionar acerca de estas creencias, generalmente se copia el modelo familiar de origen, se construye uno totalmente opuesto o la relación se convierte en una especie de «collage» entre lo que él y ella creen adecuado para ambos.
Por eso, todo joven debe ser consciente de que no basta amar a una persona para formar una pareja con ella y ser feliz toda la vida. Aunque íntimamente ligados, son dos asuntos diferentes. Podemos amar intensa y profundamente a una persona, y al mismo tiempo darnos cuenta de que no podemos formar una buena pareja con ella. Esta situación se acrecenta al momento de considerar noviazgos marcados por el espíritu de la violencia.
Cuando hay violencia en un noviazgo, sea verbal, emocional o física, aunque parezca leve, esa relación debe terminar de inmediato. Las esposas de hombres golpeadores relatan casi siempre que de novios ya habían experimentado la presencia de gritos e insultos, y hasta golpes. Todas coinciden en asegurar que nunca pensaron que eso empeoraría. La mayoría también coincide en que crearon la falta expectativa que con el tiempo él cambiaría. Por ello, es necesario entender que la violencia nunca construye una relación. Por el contrario, es una profunda falta de respeto.
Según la Organización Mundial de la Salud, 3 de cada 10 adolescentes denuncian que sufren violencia en el noviazgo. Por otro lado muchas de las mujeres que son maltratadas durante el matrimonio vivieron violencia en el noviazgo.
- La edad en que son más vulnerables a la violencia es en la adolescencia.
- Es una situación que se mantiene en silencio porque la gran mayoría considera que son conductas normales, que no aumentarán y no se atreven a denunciar.
- Es más común que la ejerzan los hombre, sin embargo las mujeres también utilizan formas de control como la manipulación y el chantaje.
- Puede darse al poco tiempo de iniciar el noviazgo, después de algunos meses o años y seguramente continuará en caso de que lleguen a casarse.
- Esta situación se da en todos los estratos sociales aunque es mayor en las áreas urbanas.
- Una pareja violenta es muy probable que tenga antecedentes de violencia en su familia y su conducta no cambiará espontáneamente.
- Inicia con la violencia psicológica después se pasa a la física y luego a la sexual.
Siempre tenlo en cuenta: ¡No te insulta o te golpea porque te ama!
Es muy importante que entendamos que la violencia en una relación de pareja se refiere a toda acción u omisión que daña tanto física, emocional como sexualmente, con el fin de dominar y mantener el control sobre la otra persona. Los infectados de este mal demoníaco utilizan distintas estrategias que van desde el ataque a la autoestima del otro miembro de la pareja, utilizando para ello distintos recursos de agresión como los insultos, el chantaje, la manipulación sutil y/o los golpes.
Al principio, todo pasa desapercibido bajo el falso manto del enamoramiento. Algún comentario incómodo, un jaloneo o una bofetada se convierten aparentemente en parte del juego del amor que está naciendo entre los dos (Proverbios 26:19). Luego las dimensiones se hacen tan grandes e incontrolables que incluso se llega a la hospitalización o la muerte.
La pareja no se da cuenta de la situación que esta viviendo porque hay factores a su alrededor que les impiden ver el rumbo que esta tomando la relación; el estar enamorados no les permite pensar objetivamente por lo que no se dan cuenta que están ejerciendo violencia sobre su pareja o son víctimas de esta.
Es así como, especialmente las mujeres, toleran e incluso perdonan «sus arrebatos«, porque después de todo piensan que todo es parte de ese amor que supuestamente está naciendo y algún día madurará más acorde al ideal que imaginan. Sin embargo es ultra necesario tener en cuenta que los novios no deben jamás confundir maltrato y ofensas con amor e interés por la pareja.
Cómo se manifiesta la violencia en el noviazgo.
Lo terrorífico de esto es que ella vivirá acostumbrada a esa forma de vivir ya que lo verá normal. Primero él se va a mostrar enamorador, luego ante una pelea, saldrá su agresividad: insultos y golpes. Para corregir este acto, él se arrepentirá y le pedirá perdón hasta que ella lo acepte y así comenzará este ciclo.
Para saber si tu relación es violenta simplemente debes analizar como te sientes cuando estas a su lado; es decir te sientes libre de comentar o hacer cualquier cosa, o tienes que cuidarte de tus comentarios y comportamientos porque temes que en cualquier momento se enoje y se ponga agresivo(a).
Actitudes violentas
Físicas
- Empujones.
- Arañazos.
- Puntapiés.
- Bofetadas.
- Puñetazos.
- Mordeduras.
- Estrangulamiento.
- Agresiones con armas.
- Violencia emocional
Verbales.
- Gritos
- Amenazas.
- Intimidaciones.
- Castigos.
- Sometimiento.
- Chantajes.
- Violencia sexual
- Insultos
- Controla todo lo que haces y exige explicaciones. Quiere saber con lujo de detalles a dónde vas, dónde estuviste, con quiénes te encontraste o a quiénes vas a ver, los horarios y el tiempo que permaneciste en cada lugar, cuánto tiempo estarás fuera, el horario de regreso, etc. Y para comprobar que dices la verdad te llama constantemente.
- Revisa tus pertenencias, tu diario, celular o correo electrónico para conocer «la verdad».
- Vigila, critica o pretende que cambies tu manera de vestir, de peinarte, de maquillarse (para la mujer), de hablar o de comportarte.
- Presiona para que hagas dietas o ejercicio.
- Te hace sentir menos al compararte con otras personas.
- Te prohíbe, amenaza o manipula con respecto a los estudios, el trabajo, las costumbres, las actividades o las relaciones que desarrollas.
- Limita y trata de acabar la relación que tienes con los parientes, los amigos, los vecinos, los compañeros de estudio o trabajo; ya que no confía en que puedan ser una buena influencia para tí.
- Tu pareja decide cuando verse, a que hora, donde, tipos de salidas, etc.; todo de acuerdo a su conveniencia.
- Si le preguntas o le pides alguna explicación, se exalta, culpa a los demás por estar en contra de su relación, pero jamás responde a su conducta.
- Se niega a conversar o a discutir con franqueza acerca de los conflictos o los desacuerdos de la pareja.
- Coquetea con otras personas delante de tí o en secreto.
- Es una persona agradable, simpática y respetuosa con los demás pero totalmente diferente contigo.
- Tiende a hacer escándalos en público o en privado por cualquier causa.
- Se enoja y te hace la ley del hielo (no te habla) por mucho tiempo.
- Te provoca miedo por sus reacciones.
- Ha habido agresión física: Jalón de pelo, empujones, cachetadas, etc.
- Te ha tocado, besado o acariciado sin consentimiento.
- Te ha presión para tener relaciones sexuales.
Consecuencias
- Depresión que te puede llevar e pensar en el suicidio.
- Aislamiento.
- Fracaso escolar o deficiente rendimiento laboral.
- Trastornos en la alimentación.
- Trastorno en el sueño.
- Adicción.
- Embarazos no deseados.
- Infecciones de transmisión sexual.
- Agresiones físicas que pueden atentar contra tú salud física y emocional.
¿Qué hacer?
Si estas ante un caso de violencia en tu relación de pareja, debes saber que el problema es estrictamente de la persona violenta, tiene que ver con su historia y no con lo que hagas o dejes de hacer.Es imprescindible que reconozcas y puedas detectar las señales que indican que estás viviendo un vínculo de violencia. Que comprendas que en una relación de violencia no eres el/la culpable. Y hagas lo que hagas no servirá para calmar los ataques, ya que el objetivo del integrante agresor es controlar y dominar, razón por la cual siempre tendrá la excusa o el argumento para violentar.
En el noviazgo la violencia es muy sutil y va creciendo poco a poco con el tiempo, de hecho las personas sin darse cuenta y al vivir en un entorno violento, frecuentemente aprenden a relacionarse de esta manera.Siempre estás a tiempo, haz un alto y busca entender lo que está pasando. Toma las decisiones necesarias como alejarte, pedir ayuda a un profesional especializado y denunciar.
Que no se te olvide que las conductas que son violentas para nada enriquecen ni estimulan tu relación, al contrario la enferman. No es válido pensar «sólo estamos jugando», «me cela porque me quiere», «me dice cómo vestirme porque se preocupa por mí», «Me vigila todo el tiempo, porque no quiere que me pase nada» o «Me golpeó porque yo lo provoqué».Quiero animarte diciéndote que siempre estás a tiempo. Realiza un alto en el camino y busca entender lo que está pasando. Atrévete a tomar las decisiones necesarias como alejarte, finalizar, pedir ayuda a tus padres, mentores espirituales, profesionales. Pero, por sobre todo, atrévete a denunciar.
El Eterno Dios te ama, por ello dio a Jesús para que muriera por tu vida. Él no se ofreció en la cruz y luego resucitó para que tú sufras violencias sexuales, por el contrario Él vino para que tengas vida y la tengas en abundancia.
Violencia en el noviazgo from FEIM on Vimeo.