Behring Breivik, el pálido, rubio, 100% noruego de ojos azules, ultra
derechista loco por las armas, fundamentalista cristiano, responsable
por el atentado con el coche bomba en Oslo y los meticulosos asesinatos
selectivos en la isla de Utoya que mataron a 93 personas, hubiera sido un inmigrante musulmán.
Ni
siquiera hay que imaginarlo – ya que los concéntricos círculos
occidentales de la industria de la islamofobia inmediatamente
atribuyeron la masacre en Noruega a “al-Qaida”, hasta que los hechos les
bloquearon el camino.
Esperad un minuto. “¿Asesinatos
selectivos?” Tuvo que cruzar la mente del asesino que si el gobierno de
Barack Obama puede hacerlo – en AfPak, Iraq, Yemen, Somalia, todo en
nombre de la civilización occidental – no hay nada que impida que un
frío escandinavo ejerza los mismos derechos en su propio suelo.
Los hilos superpuestos de la ideología de al-Qaida pueden ser examinados en detalle en volúmenes como Al-Qaeda in Its Own Words
[Al-Qaida en sus propias palabras], editado por Gilles Kepel y
Jean-Pierre Milelli, y publicado en inglés por Harvard University Press.
El solitario Breivik también urdió su propio voluminoso manifiesto de odio de 1.500 páginas, titulado 2083: A European Declaration of Independence
[2083: Una declaración europea de independencia], en el que castiga por
igual al liberalismo, multiculturalismo y “marxismo cultural”, que
supuestamente están destruyendo la civilización cristiana europea.
Tal
como al-Qaida –bajo la guía ideológica de su actual líder Dr Ayman
al-Zawahiri – se embarcó en una yihad defensiva (y ocasionalmente
ofensiva) contra cristianos y judíos, Breivik llama a nada menos que una
yihad cristiana para defender Europa contra otra invasión musulmana.
El retorno de los cruzados cristianos
Lo
que revela que Breivik no es un fenómeno aislado es que la ideología
detrás del manifiesto condena abrumadoramente no solo al Islam per se,
la inmigración musulmana en Europa, y el multiculturalismo, sino también
todas las diatribas neonazis, supremacistas radicales contra esos
“males”.
Breivik, el asesino masivo que ama las horrendas canciones de Eurovision y la serie policial estadounidense The Shield
[El escudo], y posee licencias legítimas para una pistola Glock, un
rifle automático y una escopeta es un converso de la nueva, algo más
sofisticada narrativa de la derecha pan-europea – según la cual la
batalla por el alma de Europa será librada por motivos culturales.
Después de una breve visita a Dinamarca y al sur de Suecia en el otoño de 2010, ya había mencionado esos temas más amplios en Carta de Islamofobistán (Rebelión, 25 de octubre de 2010).
Breivik
va un paso más lejos al transformar en armas el nuevo pensamiento –
según el cual no se trata de que los musulmanes sean biológicamente
inferiores a Occidente Cristiano; el problema es que los dogmas del
Islam son absolutamente incompatibles con Occidente.
Todo tiene
que ver con cultura. “Ellos” no comparten “nuestros valores” y nuestro
modo de vida. En su astuta acción de relaciones públicas, esta
explicación culturalista probablemente atraerá incluso a europeos
moderados.
Breivik y su calaña culpan a la democracia
parlamentaria occidental en su conjunto –incluida la corrección
política– por permitir que los musulmanes en Europa se establezcan como
caballos de Troya. Todo y cada cual es una amenaza – desde al-Qaida a la
burocrática Unión Europea (UE) y las multiculturales Naciones Unidas
(ONU). Breivik y su especie son Huntingtonescos hasta no poder más –
temen un choque de civilizaciones en su propia casa.
No es
ninguna maravilla que el siguiente paso lógico haya sido la
transformación de Breivik en una versión moderna de los Caballeros
Templarios ensalzada en su extravagante manifiesto – para así dar el
ejemplo. El programa del Caballero: “tomar el control político y militar
de los países europeos occidentales e implementar un programa político
cultural conservador”.
“Al-Qaida” – o la nebulosa de
franquicias y copiones comúnmente presentados en un lote como “al-Qaida”
– no tiene los recursos para atacar Europa, y en todo caso no es su
prioridad; la prioridad es AfPak, Asia Central e India, como lo detalla
el comandante militar de al-Qaida Ilyas Kashmiri. Pero la prioridad del
terror cristiano fundamentalista es definitivamente Europa. Y los
ataques tendrán lugar a través de misántropos como Breivik así como de
grupos organizados.
Los progresistas occidentales deben estar
en alerta roja. Habrá que destrozar tabús – especialmente al identificar
las retorcidas, pero casi siempre burdas estrategias, empleadas por el
fundamentalismo cristiano de ultraderecha y los sionistas para fomentar
la islamofobia en Occidente. Por ejemplo, tanto los islamófobos como los
sionistas de la línea dura consideran que la subyugación de Palestina
por los israelíes, es la defensa de Israel en un choque de
civilizaciones. El discípulo modelo, Breivik, aclama a islamófobos
estadounidenses tristemente célebres como Pam Geller y Daniel Pipes de
la misma manera como aborrece el apoyo noruego a un Estado palestino
independiente y soberano.
Breivik escribió: “Es muy hipócrita
tratar a musulmanes, nazis y marxistas de un modo diferente los unos de
los otros. Son todos partidarios de ideologías de odio. No todos los
musulmanes, nazis y marxistas son conservadores: la mayoría son
moderados. ¿Pero importa? No importa: el fascismo es un
seductor que ofrece igualdad de posibilidades. Habrá sangre – mucha más
sangre, mientras Europa enfrenta su propio corazón de las tinieblas«.
Cuidado con el retorno –en masa– del pálido cruzado cristiano de ojos
azules.