Por P.A. David Nesher
Según lo que revela la Instrucción (Torah) divina, uno de los elementos clave en tu relación con tu Creador es “servirlo con todo tu corazón” (Deuteronomio 11: 13). La palabra servir se dice en hebreo avodah, que esta relacionada al trabajo laborioso. Pero ¿qué clase de trabajo puede hacer el corazón para servir al Eterno? Pues bien, ese trabajo es la tefilah (plegaria u oración de alianza): el trabajo que consiste en despertar el amor oculto dentro del corazón hasta lograr un estado de íntima unión con lo divino.
Orar es un servicio que viene del corazón. Hace humilde al corazón y no permite que deseemos nada más sino solo a la Presencia de YHVH. Cuando oramos abrimos una ventana de oportunidades para unirnos con el reino espiritual y tener comunión con Él, como nuestro Abba.
Entonces, cada vez que compartes con tu Creador lo que tienes en el corazón, tanto sea alabando, bendiciendo, quejándote como pidiendo, estás haciendo tefilah. Puedes hacerlo en cualquier momento, en cualquier lugar, siempre y cuando provenga de las inquietudes genuinas que albergas en el corazón y de la conciencia de una presencia superior que albergas en la mente.
Tradicionalmente, además de hablar con el Creador cada vez que sienten la necesidad, los hebreos hacen tefilah tres veces al día y, siempre que es posible, juntos. Según el Talmud, la tradición de Israel, las diferentes plegarias corresponden a los sacrificios ofrecidos en el Templo, pero la idea de la oración es muy antigua.
La Torah presenta a Avraham como el que se levanta por la mañana para orar, a Yitsjak como el que ora por la tarde (cf. Génesis 24:63), y Yaakov como el que ora por la noche (cf. Génesis 32:24).
- Avraham instituyó Shajarit, la plegaria matutina.
- Yitzjak estableció Minjah, la oración de la tarde y
- Yaacov concibió Arvit, el rezo de la noche.
Desde estas costumbres de nuestros patriarcas (avot), el Eterno estableció tres momentos para los sacrificios en el templo, mañana, tarde y noche. En cada uno de esos sacrificios había oraciones (cf. Lucas 1:10).
Para un hebreo, descendiente de Avraham, la Tefilah (oración de alianza) es el instrumento de la emunah (fe), que nos despierta de la rutina y nos hace ver la manifestación divina en las cosas naturales. La naturaleza es un conjunto de milagros, de manifestaciones de Elohim que suceden periódicamente.
Esto nos enseña que desde sus comienzos, los hebreos creían que la relación entre hombre y Dios se puede producir también a través de la tefilah. En esta cosmovisión la práctica de la oración se manifiesta especialmente en la preocupación patriarcal por su descendencia. Una vez que los patriarcas del mundo trazaron el camino mediante estas plegarias, hubo hombres piadosos y justos que siguieron transitando por esa senda rezando Shajarit, Minjah y Arvit, tal como lo expresó el rey David, y lo practicaban los profetas (Salmo 55:17-18; Daniel 6:10). Por ende hoy, los tres momentos de tefilah que un hebreo debe realizar se ordenan de este modo:
-SHAJARIT
La Tefilah (Oración) matutina, puede orarse desde el amanecer (según el Gaón de Vilna) o desde la salida del Sol (según el «Maguen Abraham»). Su tiempo es durante el primer tercio del día.
La tefilah de la mañana es la más larga. Una tefilah de Shajarit en los días de la semana puede tardar entre cuarenta y noventa minutos, dependiendo del día y de la devoción de los que estén rezando.
La estructura de Shajarit está diseñada para permitirte subir en la ascensión de la tefilah hasta que puedas alcanzar un estado de reverencia y encontrar una plegaria inspirada en el amor, siempre y cuando inviertas en la labor de enfocar la mente, el corazón y el alma en las palabras que estás diciendo y, por sobre todo, en la presencia Superior a quien están dirigidas esas palabras.
– MINJÁ
Tefilá vespertina, desde media hora después del mediodía y hay tiempo hasta trece minutos y medio después de la puesta del sol.
– ARVIT
La Tefilah de la noche, se extiende desde la salida de la estrellas hasta el amanecer. Un punto interesante de esto es que el motivo que Tefilat Arvit no tiene un momento definido de la noche se debe a que durante toda la noche se podían comer los sacrificios que se entregaban y no solamente hasta un momento determinado de la misma.
Los Tres Momentos y el Año Festivo.
Los tres momentos de tefilot (oraciones) durante el día, forman parte del patrón profético establecido por YHWH para dominar el factor tiempo con mente mesiánica. Dicho patrón sigue el Esíritu festivo del año y sus meses. Por ejemplo, de acuerdo con el calendario hebreo, el año comienza en Pesaj (Pascua). Pesaj es el amanecer del día y el amanecer del año. Los días de Sefirot haOmer o cuenta del omer pertenecen al primer fruto o Yom Bikurim del día y del año. Shavuot es la fiesta que revela que la Torah que necesita ser seguida y observada durante el día y el año.
Estas tres festividades de YHVH esta en concordancia con la oración de la mañana o Shajarit. Durante el día nosotros enfrentamos juicios y numerosas pruebas demuestra en donde se necesita emunah (fe) para obtener fuerzas para vencer. Este tiempo de juicio y pruebas concuerdan con la destrucción del Templo en el 9 de Av o Tish b´Av, lapso que queda representado con la oración Minjah.
Al finalizar el día tenemos que prepararnos nosotros mismos para la noche. Es por esta razón que debemos orar por perdón por las cosas malas que hicimos durante la jornada. Este es un tiempo de arrepentimiento y reconciliación con YHVH. Pues bien, esto va acorde con el sentido de las festividades de Yom Teruah, Yom Kippur, y Sukkot, cuando nosotros pedimos perdón y nos preparamos nosotros mismo para el invierno en el calendario anual, (representado en la noche). Sobre esto trata la oración del Arvit.
Como podemos ver, cuando aplicamos esas oraciones al año, haciendo del año como si fuera un día, nosotros veremos el patrón de redención también incluido en ellas.
Metodología y Clave de las Tefilot.
Los varones, en particular, tienen que decir sus tefilot siempre que les sea posible en un quorum de diez, llamado minián. Las mujeres no están obligadas a asistir a las tefilot comunales y, por eso, sus tefilot pueden ser mucho más personales. No obstante, para que la tefilah sea aceptada, lo mejor es hacer tefilah en el lugar y en el momento en que se lleva a cabo la tefilah comunal.
Ahora bien, lo único realmente importante de toda tefilah es la “kavaná” que es la intención con la que haces el rezo y el estado mental en el que entras. Desde esto,es importante resaltar que lo más importante del rezo es que la persona genere cercanía con la divinidad, y por esta razón la persona debe escoger las formas que más le acomoden y le sirvan. Por último, debemos aceptar que la esencia de la tefilah es nuestro modo de profundizar más y más en nuestros pensamientos más recónditos encontrando en ellos la presencia del Eterno. Después de todo, lo que cambia a través de las tefilot no es la “opinión” del Eterno. Lo que cambia a través de las oraciones es “nosotros”. Al reconocer la fuente de todas nuestras bendiciones (nuestro sustento, nuestra salud, nuestro éxito, nuestra mera existencia) nos trasladamos a un nivel espiritual más alto. Nos elevamos al acercarnos más a Yahvéh, nuestro Creador y Abba. Y a través de este acto de elevación, nos hacemos más “apropiados” para recibir aquellas cosas por las que hemos rezado tanto. Habiendo crecido a través de cada tefilah, ahora podemos utilizar nuestros regalos de forma más adecuada para perfeccionarnos a nosotros mismos y al mundo a nuestro alrededor, reparándolo, transformándolo y elevándolo hacia las esferas de la Luz Infinita.
Entonces es tiempo de estar ante la presencia del Melek Malakim (Rey de reyes). Es tiempo de practicar la humildad y aceptar el yugo del cielo sobre nosotros.
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Tefilá = Singular, Oración, Rezo
Tefilót = Plural, Oraciones, Rezos