Noruega ha vivido este viernes su día más negro. Dos horas después de que una gran explosión sacudiese el distrito gubernamental de Oslo -destrozando las oficinas del primer ministro noruego, Jens Stoltenberg, y otros edificios gubernamentales-, ha sufrido un segundo ataque. Un hombre -que ya ha sido detenido- ha abierto fuego en un campamento del gobernante Partido Laborista a las afueras de Oslo, donde el primer ministro debía dar una conferencia este sábado. La Policía ha confirmado que ambos sucesos -que han dejado numerosos heridos y al menos 87 muertos– están relacionados.
El número de víctimas mortales que han dejado estos «ataques sangrientos y cobardes» todavía es confuso y la propia Policía ha dicho que puede elevarse, -según ha dicho en rueda de prensa el propio Stoltenberg, quien ha calificado lo ocurrido de «tragedia nacional». En el corazón de la capital, se han confirmado por ahora siete muertos. Fuentes hospitalarias hablan ya de más de un centenar de heridos y el Banco Noruego de Sangre se ha apresurado a pedir a la población que haga donaciones sanguíneas. Ningún miembro del gobierno resultó herido.
El Por su parte, la policia ha informado de que, al menos 84 personas han muerto en la idílica isla de Utoya, en un campamento de las juventudes socialdemócratas, como resultado del tiroteo, por lo que el ataque ha tomado «dimensiones catastróficas», según sus palabras.
De acuerdo con la Policía, en Oslo se han producido «una o varias explosiones potentes en el distrito gubernamental. Hasta ahora, la Policía no puede decir nada sobre el alcance de los daños». «Puede haber sido un coche bomba», dijo un alto mando policial, Thor Langli. Ante el complejo de edificios gubernamentales atacados había un vehículo completamente destrozado.
Dos horas después de esta explosión (registrada a las 15:26), un hombre armado ha atacado un campamento del gobernante Partido Laborista en la isla de Utoya (a 40 km de Oslo), donde unos 560 adolescentes se reunían con políticos.
Al parecer, el asaltante llegó al recinto y se identificó como policía, alegando que había llegado como refuerzo tras las explosiones en la capital y, poco después, empezó a disparar indiscriminadamente. Medios noruegos informan de que, tras irrumpir el agresor y abrir fuego se desató el pánico y decenas de jóvenes concentrados, algunos de elos heridos, trataron de huir nadando. Según relataban testigos presenciales, algunos de ellos lograron ponerse a salvo en botes que navegaban por el fiordo.
La Policía asegura que el agresor -un noruego de 32 años llamado Anders Behring Breivik, que ya ha sido detenido- está vinculado con el ataque de Oslo y, de hecho, fue visto en el lugar de la explosión antes de que ésta se produjese. El ministro de Justicia, Knut Storberget, ha dicho que, en estos momentos de la investigación, no saben si actuó solo o contó con algún cómplice.
Medios noruegos identifican a Anders Behring Breivik como afín a los ambientes ultraderechistas y, según el diario «VG», había colgado mensajes en internet declarándose nacionalista y enemigo de la sociedad multicultural.
Incertidumbre en Utoya
«Es demasiado pronto para decir quién está detrás. Encontraremos a los culpables y les pediremos cuentas«, dijo en esa misma comparecencia el primer ministro. «No van a destruir nuestra democracia. Somos una nación orgullosa. Nadie nos disparará para callarnos (…) Nuestra respuesta es más democracia. Debemos esto a las víctimas«, prosiguió.
«Varios de nuestros jóvenes han muerto y otros han desaparecido», lamentó el ministro Storberget, sin aventurarse a dar una cifra de víctimas en el campamento de Utoya. El balance de la tragedia en la isla sigue subiendo.
Si las primeras informaciones hablaban de cuatro víctimas, la Policía ha confirmado ya la muerte de 80 personas, aunque numerosos testigos hablan ya de una veintena: «Hay muchos muertos en la orilla…«. La policía sigue buscando personas en el agua.
Algunas fuentes han dicho que el primer ministro se encontraba en la isla cuando comenzaron los disparos. La policía no ha querido revelar su ubicación durante la tarde pero ha indicado que estaba «a salvo». En la isla también estaba prevista la presencia de la ex mandataria Gro Harlem Brundtland.
«Hay una situación crítica en Utoya«, dijo poco después del ataque Stoltenberg. Horas después del tiroteo, la policía noruega ha hallado explosivos sin detonar en la isla.
Ataque al distrito gubernamental
La Policía dice que tiene «buenas razones» para creer que este tiroteo está conectado con la explosión (o explosiones) en el centro de Oslo, donde se han confirmado siete víctimas mortales y 15 heridos, aunque el responsable del hospital principal de la ciudad estima que la cifra de heridos puede alcanzar el centenar.
La «situación es grave», ha dicho el primer ministro Stoltenberg, que ha anunciado una reunión de crisis de su Gobierno. La explosión ha hecho desaparecer por completo la primera y la segunda planta del edificio donde está su sede, de 15 plantas. El vidrio ha volado como misiles en la zona, mientras una nube de humo se elevaba sobre la ciudad. También la sede del periódico VG está completamente destrozada. El lugar arde como el infierno. Las mesas de un café cercano están llenas de sangre.
Según ha declarado el ministro de Presidencia noruego, Hans Kristian Amandsen, a la BBC había gente atrapada en los edificios. «Veo reventadas las ventanas del edificio del VG y las de la sede del Gobierno. Hay gente sangrando tumbada en la calle«, explicaba un reportero de la radio NRK.
Miedo a nuevos ataques
En el distrito gubernamental había muchísima gente en ‘shock’ y con ataques de pánico. En la zona se ha organizado un amplio despliegue de bomberos y policía porque aún había focos con fuego debido a la explosión y mucho humo en la zona.
«Hay cristales por todas partes, es el caos total. Las ventanas de todos los inmuebles circundantes han estallado«, dijo un periodista de la cadena, que dice que ha sido como «un terremoto«.
Poco después de la explosión, la Policía ha acordonado cinco manzanas desde el lugar de la explosión, mientras se evacuaban las dependencias gubernamentales de la zona por miedo a nuevas explosiones.
Durante la tarde, se han registrando las inmediaciones del lugar en busca de otros posibles artefactos. Tras el tiroteo, el Ejército ha tomado posiciones en el centro de Oslo y la Policía ha pedido a la población que abandonase el centro de la capital. «La situación está bajo control, pero ha sido un día terrible«, ha declarado a la CNN el alcalde de Oslo, Fabian Stang.
La Policía ha lanzado un llamamiento a la población, pidiendo que eviten las grandes congregaciones de gente y a no acudir al centro de Oslo. El ministro de Justicia ha instado a la población a que se permanezca en sus casas, alejada de grandes concentraciones de gente y no use ni teléfonos móviles ni conexiones de red.
Este es el primer atentado terrorista en la historia del país escandinavo, conocido por actuaciones en favor de la paz, quien no sufría un ataque tan grave desde la Segunda Guerra Mundial.
Inicialmente se apuntó a que se trataba de un atentado islamista, después de que el grupo terrorista Ansar al-Jihad al-Alami -Colaboradores de la Yihad Global- emitiese un comunicado reivindicando la responsabilidad del ataque. Después, el grupo se retractó.
David Lea, analista de Risks Control, explicó a Reuters que «es muy difícil saber lo que ha sucedido y sin duda no hay grupos terroristas nacionales de Noruega, aunque ha habido algunas detenciones vinculadas a Al Qaeda de vez en cuando«. En cualquier caso, insistió, es muy pronto para sacar conclusiones.