Por P.A. David Nesher
Elul es el mes que da comienzo a un período de intensa introspección, de clarificar los objetivos de la vida, y de acercarse a Yahvéh como fuente de nuestra esencia. Es un tiempo para entender cuál es el propósito de la vida, en vez de avanzar superficialmente a través de ella acumulando dinero y buscando gratificaciones. Es un momento en el que damos un paso atrás y nos miramos a nosotros crítica y honestamente, como lo han hecho los hebreos desde tiempos inmemoriales, con la intención de mejorar. Es un lapso en el cual Yahvéh se acerca a nosotros, en un esfuerzo por crear una atmósfera más espiritual e inspiradora, una atmósfera que estimule la Teshuvá.
Elul nunca fue un proceso fácil. La fuente de la historia y el poder de este mes se remonta hace 3450 años aproximadamente, y cuenta toda la peregrinación espiritual que realizó Moisés, y con él, el pueblo de Israel, para conseguir regresar a Yahvéh como su Fuente.
Moisés sube al Monte Sinaí para recibir la Torah. Después de 40 días Moisés regresa, sólo para encontrar que el pueblo hebreo desafió a Yahvéh al construir el becerro de oro. Moisés rompe las tablillas y regresa al Sinaí para orar para que el Eterno perdone al pueblo por su traición grave. Pasa otros 40 días en el Sinaí y sus esfuerzos no tienen éxito. Pero Moisés no se rinde. Determinado, sube la montaña por tercera vez y suplica otros 40 días. Esta vez Moisés es exitoso. Él obtiene no sólo el perdón divino, sino una profundidad recién descubierta, una dimensión más intensa en la relación entre Yahvéh y el pueblo de Israel.
A la súplica de Moisés, Yahvéh responde con un don sin precedentes: Él revela Sus Trece Atributos de Misericordia, exactamente los trece secretos de la «personalidad» de Yahvéh que llevan los misterios de la vida y el poder para reparar lo que está roto.
Este tercer período de 40 días comenzó el primer día del mes de Elul y concluyó en Yom Kippur. Por eso, los cuarenta días que están entre Rosh Jódesh Elul (el comienzo del mes de Elul) y Yom Kipur (Día del Perdón), son días de complacencia, pues en ellos el Eterno escucha de una manera muy especial las oraciones y ruegos de Su pueblo.
Moisés abrió nuevos caminos. Él aprendió cuál es el tiempo señalado por el Eterno para abrir nuevas vías, abrió nuevas puertas. Conoció que el sexto mes (Elul) es el lapso profético que permite abrir nuevas posibilidades. ¿Todo para quién? Para nosotros, sus hijos primogénitos.
Elul es por lo tanto un mes potente lleno del poder de la esperanza, el amor y la reconciliación. Los sacerdotes, descendientes de Aarón, enseñaron que los Trece Atributos Divinos de la Misericordia irradian durante el mes de Elul, cuando revivimos la experiencia de Moisés.
Elul es algo así como la primera estación en el tiempo, destinado al despertar espiritual, a la purificación del alma humana y a la elevación del individuo.
El mes de Elul, desde su inicio hasta los siguientes 40 días que concluyen con Yom Kippur, nos da el poder para empezar de nuevo, para aprender del pasado. Nos concede la capacidad mental para cavar más profundo y llegar a nuevos depósitos de claridad y fuerza que concede la Luz Infinita, nuestro amado Yeshúa.
Elul es un tiempo especial en el que hacemos una mirada retrospectiva y nos examinamos crítica y honestamente con la intención de perfeccionar nuestra manera de vivir.
Elul despierta nuestra fe interior. Con ella desarrollamos la esperanza en un futuro mejor. Puede que no tengamos una estrategia exacta, pero si asumimos una actitud resignada, perderemos incluso antes de comenzar. Cada desafío, cada guerra debe comenzar con absoluta fortaleza y creencia en la victoria. Elul es el tiempo asignado por Yahvéh para adquirir la certeza de que nuestro destino está asegurado en la alianza que ha hecho con nosotros por medio de su Hijo, nuestro Mesías Yeshúa. Con Él, nuestro futuro se avecina en éxito seguro.
Shalom!