Por P.A. David Nesher
«Moisés le dijo al Señor:
―Tú insistes en que yo debo guiar a este pueblo, pero no me has dicho a quién enviarás conmigo. También me has dicho que soy tu amigo y que cuento con tu favor. Pues si realmente es así, dime qué quieres que haga. Así sabré que en verdad cuento con tu favor. Ten presente que los israelitas son tu pueblo.
―Yo mismo iré contigo y te daré descanso —respondió el Señor.
―O vas con todos nosotros —replicó Moisés—, o mejor no nos hagas salir de aquí. Si no vienes con nosotros, ¿cómo vamos a saber, tu pueblo y yo, que contamos con tu favor? ¿En qué seríamos diferentes de los demás pueblos de la tierra?»
(Éxodo 33:12-16)
Evidentemente, el episodio del becerro de oro había conmovido los fundamentos mismos de la fe de Israel. En aquel episodio hemos visto tanto el castigo implacable como el perdón magnánimo concedido por el Eterno. Era necesario que la Vida volviera a esta gran comunidad de redimidos. ¡Era urgente una avivamiento!
Por eso, en esta porción (parashá) la Torah nos lleva a meditar en la cúspide de la relación de intimidad espiritual y el grado de percepción profética de Moshé. Esta idea está plasmada en las palabras siguientes:
“… y hablaba Yahvéh a Moshé cara a cara «
(ודבר ה´ אל משה פנים אל פנים » – “Vedibber YHVH el Mosheh panim el panim”)
Esto ha sido la consecuencia del amor manifestado por Yahvéh a Moshé desde los inicios, pues así leemos en Shemot:
«Yo me aparecí a Abraham, a Yitzjak y a Yaakov por El-Shaddai, empero por Mi Nombre YHVH no Me he dado a conocer a ellos.«
(Éxodo 6: 3)
En el libro de Badmibar/Números (12:8) pone en claro lo que esto significa. Allí el Eterno contrastó el cómo habló a Moshé en comparación de cómo habló a otros profetas; Moshé escuchó clara y plenamente, y los otros profetas escuchaban en sueños y visiones.
Esto posiblemente también significa que Yahvéh se apareció a Moshé en forma humana, de la forma que Él lo hizo con Abraham (Génesis 18). Pero también la frase “cara a cara” es una forma figurativa que significa tener un compañerismo abierto y sin censura.
Como consecuencia de este grado de cercanía veremos que Moshé pedirá «conocer los caminos de Dios«. Esto no será una mera «curiosidad» u osadía espiritual, sino más bien, el poder conocer los caminos del Eterno para poder conducir al pueblo de Israel en tiempos difíciles como había sido el «mahaseh haheguel» (episodio del becerro de oro).
En estos versículos (33: 12-23) estamos muy limitados. Todos los comentaristas de la Biblia abordan el texto con mucha aprehensión, ya que el mismo nos conduce hasta los límites del conocimiento de Dios. Límites impuestos por los alcances de la razón humana. El texto hace alusión a lo que está más allá de la razón humana y su lógica, posiblemente para indicarnos que existe un dominio trascendente, inaccesible a nuestro entendimiento, por lo cual no resulta fácil conocer su pensamiento exacto al respecto.
En síntesis: el camino que nos queda es reunir todos los elementos que el Tanak (Antiguo Testamento) ofrece al respecto, limitándonos a ellos, por supuesto, y tomando las palabras siempre en su contexto.
El esquema resultante sería el siguiente:
De acuerdo con Éxodo 23:20, Dios le dice a Moshé:
«He aquí que Yo envío a un Emisario delante de ti para custodiarte en el camino y para traerte al lugar que Yo he predispuesto«.
Esta promesa corrió el peligro de ser alterada por causa del «mahaseh haheguel» (episodio del becerro de oro); así leemos:
«Y ahora déjame y que se encienda Mi furor contra ellos y los exterminaré. Mas haré de ti un pueblo grande.»
(Éxodo 32: 10)
Ante la oración de Moshé, Dios desiste de ello. Pero, de acuerdo con Éxodo 33:10, no será Dios quien estará con Su pueblo en lo sucesivo, pareciendo que la Divinidad se «alejaría» del pueblo de Israel.
Pero Moshé, amparado en el perdón prodigado por Yahvéh por el episodio del becerro de oro, encuentra un «het ratson» (tiempo de benevolencia) para tratar de restablecer la cercanía de Yahvéh con Su pueblo Israel. Para Moshé no era suficiente el saber que él e Israel lograrían llegar a la Tierra Prometida. Para su estima, la Tierra Prometida no era nada especial sin la especial presencia del Señor. Esto fue audaz. Moshé tenía la determinación de tener la presencia de Yahvéh lo más cerca posible para con Israel. Este era el siguiente paso hacia el avivamiento y restauración de su relación con el Eterno.
Moisés estaba preocupado en obtener una garantía de esa presencia para su pueblo, y también del gozo de una experiencia más cercana para él mismo. Él conocía que la misericordia del Señor es eterna, mientras que Su ira es efímera y por eso Moshé formulará dos pedidos, a saber: conocer los caminos de Dios y ver la manifestación de Su Gloria.
Como respuesta al primer pedido el Eterno le contesta:
» … Yo haré pasar toda Mi bondad ante ti y proclamaré el Nombre de Yahvéh ante ti, y agraciaré a quien agracie y Me apiadaré de quien Me apiade«
(Éxodo 33: 19)
Esto quiere decir que Yahvéh hará conocer Sus atributos de bondad y misericordia. La Gloria de Dios descansa en Su bien. Cuando Moshé vio la Gloria de Dios, su primer entendimiento era que Yahvéh era bueno. Si no sabemos que Dios es bueno, entonces no sabemos mucho de Él. En la forma de pensar de los antiguos hebreos (y también en otras culturas antiguas), el nombre representaba el carácter y naturaleza de una persona. Dios prometió el revelar Su carácter a Moisés, y no solamente un título.
Lloyd-Jones nos da una idea de lo que el Eterno le dijo a Moisés:
“Yo me bajaré a tu debilidad. Te dejaré ver algo. Pero aún más importante que eso, Yo haré que todo mi bien pase delante de ti. Te daré revelación más profunda y un entendimiento de yo mismo, de mi carácter, de lo que Yo soy. Esto es lo que realmente necesitas saber.”
Al segundo pedido, la respuesta fue: » … No podrás ver Mi presencia, ya que no puede verme el hombre y vivir.» (Éxodo 33:20). Yahvéh asegura que Moshé no podrá ver su rostro, es decir, la plenitud de su perfección y la grandeza de su estructura esencial, y vivir, ya que ningún humano podría soportar, en su estado actual, todo este descubrimiento completo. Pero Él agrega, “y verás mis espaldas”, que quiere decir que lo que Moshé podrá conocer serán los caminos de Dios a través de Sus acciones, en la naturaleza y en la historia. En palabras del Salmista:
» … El hace conocer Sus caminos a Moshé y Sus acciones a los hijos de Israel… «
(Salmos 1 03: 7)
Esta hambre de más de Dios es una marca de una verdadera relación de avivamiento y restauración. Fuera lo que Moshé hubiera experimentado con Yahvéh, ahora él quería más. Cuanto más un hombre conoce acerca de Dios, él tendrá un deseo mayor de conocerlo.
Como consecuencia de este «het ratson» (tiempo de benevolencia) el Eterno le dirá a Moshé que recibirá otra vez:
» … Dos tablas de piedra como las primeras y Yo escribiré sobre las tablas las palabras que estaban sobre las tablas primeras, que quebraste«
(Éxodo 34: 1)
Moshé sabía que nada que lo que Yahvéh pudiera darles los haría verdaderamente diferentes de las otras naciones. Sólo la fuerte Presencia de Yahvéh mismo podría hacer eso.
La relación de Israel con Yahvéh los hacía diferentes de todos los pueblos antiguos. El Eterno entre ellos los hizo diferentes. Era importante que Israel supiera esto por ellos mismos; y también era importante que las otras naciones supieran esto.
Yahvéh honró la intercesión audaz de Moisés, y Él prometió el restaurar Su relación con Israel.
“¿Pues en qué se conocerá que he hallado gracia ante tus ojos, yo y tu pueblo? ¿No es acaso en que tú vayas con nosotros, para que nosotros, yo y tu pueblo, nos distingamos de todos los demás pueblos que están sobre la faz de la tierra?” (33:16)
Vemos que la gracia dada a Moshé es pasada al pueblo. La palabra “gracia” en hebreo jen, significa “gracia”, “belleza”, “favor”, “aprecio”. La raíz de jen es janán, que significa “inclinarse para mostrar benevolencia a un inferior”, “compadecerse”, “conceder un favor”. La palabra “jen” aparece seis veces en este contexto. La primera vez que aparece en las Escrituras es en Génesis donde está escrito:
“Mas Noaj halló gracia (jen) ante los ojos de Yahvéh.”
(Génesis 6:8)
El Midrash dice: “Noaj fue salvado no porque lo merecía, sino porque halló gracia.” Moshé halló gracia en los ojos del Eterno y el pueblo de Israel recibió el perdón por el pecado del becerro por medio de la gracia y el pacto fue renovado a base de esa gracia. Según esta parashá, hallar gracia ante los ojos del Eterno implica cinco cosas:
- Conocer los caminos del Eterno, (v. 13).
- Conocer al Eterno, (v. 13).
- Caminar con el Eterno, (v. 16).
- Distinguirse de todos los pueblos de la tierra, (v. 16-17, cf. 34:9).
- Obtener el perdón del Eterno, (34:9).
Este acto, que denota el perdón prodigado por Dios, devolverá las cosas a su estado anterior, y culminará con la concertación de un pacto entre Yahvéh y el pueblo de Israel. Así leemos:
«Dijo Él: he aquí que Yo voy a concertar un pacto; frente a todo tu pueblo habré de hacer portentos que no han sido obrados en tierra alguna ni en pueblo alguno. Y verá todo el pueblo -el que tú estás en medio de ella obra de Yahvéh, ya que imponente es, lo que Yo voy a hacer contigo.»
(Éxodo 34: 10)
¡Este es el método efectivo para lograr un avivamiento en una comunidad de fe!